-Capítulo 33- "Te Amo"

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E

Steve's PoV

Si despertarse para ir al trabajo era difícil, imagínense con una pequeña de cinco años pidiendo algo de comer.

Eso de ser "padre" era una tarea exhaustiva.

—Stewie, ¿es que no me darás de comer?— repetía la pequeña rubia, saltando en la cama.

—¿No estaba enferma?— pregunté a la mujer que terminaba de ponerse su collar.

—Tengo que ir a trabajar— indicó esta, levantándose del borde de la cama.

—Bueno, yo tengo el día libre...

—¿En serio? No lo sabía— su cara de confusión se me hacia la cosa más bonita del mundo.

—Mami, no quiero que te vayas— la más pequeña hizo un puchero, para luego saltar a los brazos de la pelirroja.

—Cuando esté en la oficina llamaré al colegio y diré que éstas enferma, ¿bien?

La niña asintió, y Natasha dejó un beso en su mejilla, posándola en la cama nuevamente.

—Steve, ¿dónde había dejado mi bolso?

—En el armario— señalé, haciéndole cosquillas a Chloe.

—Rayos...— exclamó la rusa.

Reí ante la expresión.

—¿Qué pasa, Nat?

Ella se volteó con una caja en la mano.

—Tengo que usar esto...— era el pequeño regalo de Pepper el día anterior.

Reí y vi cómo entraba al baño.

—Papi, ¿qué vamos a desayunar? Tengo mucha hambre— replicaba con ganas la niña de ojos cristalinos.

—No lo sé. ¿Qué se te apetece?— me atreví a preguntar.

—Um...— se mordió la lengua—. Quiero una hamburguesa.

—Cariño, las hamburguesas no se comen a esta hora. Te dolerá la pancita luego— ella puso sus manos en su estómago.

—Quiero waffles entonces— cambió de idea.

—Bien, eso tendrás.

Se vio como la puerta se abría, revelando a una disgustada y embarazada Natasha.

—Esto no me parece correcto...— exclamó adentrándose más a la habitación.

—Natasha...— la pequeña de llevó las manos a la boca—. Estás ebarazada— dijo con sorpresa.

—Embarazada, Chloe. Embarazada se dice— explicó—. Y no, cielo. Es una broma de muy mal gusto— puso sus manos en sus caderas.

Estaba impactado por la imagen que tenía en frente.

Era perfecta, a mi parecer. Verla así incluso abrió esa puerta de la esperanza que se había cerrado hace semanas.

—No me gusta— reprochó ella.

—Pero si estás preciosa— sentía que mi mandíbula tocaría el piso en cualquier momento.

—El vestido me queda muy ajustado, apenas puedo respirar.

—Eso es por tus senos— la miré con picardía.

—No es gracioso, Steve— dijo entre dientes.

—Bien, bien. Estás fantástica, Nat. Nunca imaginé que me gustaría tanto como te verías.

—Esto es incómodo.

Boss <Romanogers>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora