Capítulo 7. ¿Qué pasó? Parte 2

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New York City.

-Espera, espera... -dijo Santana interrumpiéndome - Pero que te besase es bueno ¿no? Quiero decir, para mi es asqueroso pero, ¿no es lo que tú querías?

Le había estado contando todo lo pasado ha Santana en Lima. El aeropuerto, lo del pijama, cantar en el coche, el picnic y el beso.

Ya me encontraba algo mas centrada aunque tenía una sensación en el pecho, como de algo retorciéndose. Esto no había acabado allí.

-Yo cuando fui a Lima sólo quería que Finn y yo arreglásemos nuestros problemas, que volviésemos a ser amigos -le respondí a Santana -. Pero en verdad... Creo... Sé que sigo enamorada de él -hice una pausa. Ahora me costaba hablar -. Y no es el beso por lo que estoy así.

-¿Entonces por qué es?

Ese mismo día, Ohio.

Me sentía como en una nube. Es el efecto Finn. O al menos eso me pasaba a mí.

Desde que reconocí que sigo enamorada de él todo parecía más fácil, todo encajaba. Podríamos estar juntos. Ahora sí. Estaba segura.
Finn estaba en la universidad y ahora no se sentiría mal porque le hablase de la mía.

Después de que me besase nos olvidamos un poco del picnic y todo eso. Estuvimos besándonos (la mayoría del tiempo) y hablando, pero no acerca de nosotros o de que significaba esto y qué éramos ahora.

Me llevó a casa a media tarde, como el día anterior, y se fue porque tenía que seguir estudiando. Me gusta que se tomase enserio sus estudios, aunque significase pasar menos tiempo con él.

Por la noche Kurt me escribió:

KURT: ¿Piensas dar señales de vida o es que acaso estas demasiado ocupada jugando con mi hermanastro?

Estúpido. Le dejé en leído, ya hablaría con él de esto cuando volviese a NYC.

Dios. El fin de semana se había pasado volando. Eran no mas de las once de la mañana y en unas horas tendría que coger el avión de vuelta a casa.

Valorando la situación, decidí ir a ver a Finn y, de paso, ver si podía aclarar algo sobre nosotros.

Él me había dicho cuál era su habitación en la residencia así que, después de ducharme y vestirme, me dirigí allí.

La residencia estaba llena de gente de fiesta y bebiendo. Empecé a dudar si Finn realmente se iba a estudiar cuando me dejaba en casa.

Recorrí los pasillos un poco perdida. Una chica me preguntó si necesitaba ayuda. Estuve a punto de decirla que sí pero, la falta de su parte de arriba del bikini me echó para atrás.

Finalmente llegué a la que parecía su habitación. Estaba en un pasillo tranquilo, no pasaba nadie y solamente se oía un débil murmullo de música de fondo.

Finn y Puck tenían la puerta abierta. Iba a llamar cuando de pronto oí que parecían hablar de mí y me quedé en la pared de al lado de la puerta. Podía oír pero ellos no podían verme.

-¿A qué se supone que estás jugando con Rachel? -había preguntado Puck a Finn.

«Yo también querría saberlo» pensé.

-No se a qué te refieres -respondió Finn.

-¿No crees que ya es hora de cambiar? Quiero decir, ¿no estás aburrido ya de ella? Mira esta universidad, ésta llena de tías buenísimas.

-Ya lo sé.

¿Ya lo sé? ¡¿CÓMO QUÉ YA LO SÉ?!
La ira y el enfado subieron a través de mí hasta llegar a mi garganta. Ya hablaríamos después si.

Finalmente FinnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora