Anielka

Lujuria

La vida de Isaäk y Anielka, estarían en peligro desde ese momento, de eso estaba completamente seguro pero, no diría nada para asustarlo, al menos, hasta que estuvieran lo suficientemente lejos. Alemania sería estar en la boca del lobo pero, nadie entraría tan fácil a ese territorio.

— ¿Listo para viajar a Norwich?

—Completamente listo para viajar a Norwich, ¿y tú? —Dijo con entusiasmo, mirándolo de reojo—. Listo para empezar una vida a tu lado.

—Claro —musitó sonriendo. Caminaron con paciencia, pues no había necesidad de correr, hasta la estación de trenes.

La fila era un poco larga, pero con un poco de suerte el tiempo fue el suficiente para alcanzar un tren a Norwich, pidió dos boletos de ida a tal destino. Pagó el costo y tomó un poco fuerte a Anielka de la mano, la gente había comenzado a amontonarse en el área de espera. Tiró un poco del chico para poder salir de ahí y dirigirse al sitio donde el tren llegaría.

— ¿Quieres vivir en el centro de Norwich? O tal vez prefieras una casa en los suburbios o un apartamento cerca del río —tomó al menor entre sus brazos, al menos en ese espacio de la estación no había tantas personas.

Abrazó al mayor de la cintura, acariciando con suavidad aquella parte de su cuerpo, apegándose más a él.
Por unos minutos, escondió su rostro en el pecho del mayor, aferrándose a la camisa de éste.

—No sé...— susurró levemente antes de levantar la mirada—. Un lugar donde tú te sientas bien, realmente me gustaría ir donde tú quieras ir.

Esbozó una amplia sonrisa antes de tomarlo del cuello de la camisa y atraerlo hacia él.
Dejaba suaves besos en las mejillas y fue bajando por el cuello del contrario, dando una leve mordida.

— ¿Cuál de todos esos sitios es el más acogedor?

Soltó una corta risa cuando sintió los suaves labios del chico sobre su rostro y cuello.

—Tal vez una casa o apartamento cerca del río, podríamos ver el agua y la vegetación cuando queramos, además de que está a pocos minutos del centro —comentó acariciando los cabellos del contrario—, aunque podemos ver Norwich antes de tomar una decisión.

El tren ya había llegado, así que tomó a Anielka una vez más de la mano y subieron al transporte. Entró al tren junto al mayor, observando detenidamente cada detalle del tren, entraron en una pequeña habitación y un hombre pasó a marcar el ticket de viaje.

—Hace mucho... No subo a un tren—musitó levemente mientras se acomodaba en el asiento e iba poco a poco acercándose a la ventana—. Viajar acompañado... Es divertido.

Su voz, al igual que su mirada, parecía un poco perdida, lejana, susurraba cada palabra cómo sí temiera pero luego esbozó una amplia sonrisa.

—Espero... Que haya más viajes juntos, sería una linda forma de guardar recuerdos, ¿no lo crees?

Observó con detenimiento cada expresión que el menor tenía, inconscientemente sonrío de forma leve, sentía una gran felicidad acumulada en su interior.

—Sí, sería lindo. Viajaremos juntos a distintos sitios, me encargaré de ello —abrazó al contrario rodeándolo con un brazo y lo atrajo hacia sí mismo—, Alemania, Suiza, Francia... Viajaremos a muchos países y sitios, y cuando pienses que ya ha sido suficiente, iremos hasta a América y viviremos en una cabaña en el hermoso y rústico Canadá.

Soltó una leve risa ante aquello, estaba aspirando a mucho pero se prometió a sí mismo esforzarse para que Anielka se sintiera más tranquilo, más feliz, independientemente de cualquier lugar al que fueran.

— ¡¿Canadá?!—preguntó completamente sorprendido, casi en un grito, ruborizándose levemente—. E-eso es muy lejos pero, sí es junto a ti no importa a dónde vayamos.

Esbozó una amplia sonrisa antes de levantarse y ponerse frente al mayor, sentándose en su regazo.
Rodeó el cuello del mayor, acariciando lentamente su cabello, entrelazando sus dedos con éste.

— ¿Sabes? Sólo soy feliz viendo tu sonrisa—dejó un suave beso en los labios del mayor—. Se hacen unos leves hoyitos en tus mejillas, ¿lo habías notado?

Ladeó levemente la cabeza antes de morder un poco la mejilla del mayor, dirigiéndose lentamente hasta el lóbulo de la oreja del mayor.