— ¿Tanto así? Y aún te falta beber el té de aquí —dijo riéndose un poco.
Después de caminar por la estrecha calle por un rato, llegaron a dicho restaurante. Dejó al menor sobre el suelo y lo tomó de la mano guiándolo al interior, pidió una mesa para dos y amablemente los dirigieron a una que estaba a un lado de un pequeño balcón con hermosa vista. El mesero dejó el menú sobre la mesa y se retiró.—Sí lo dices, debe ser totalmente delicioso, ¡Voy a pedirlo! —dijo con emoción a la vez que tomaba el menú y leía todo con atención.
Movía levemente sus pies, jugando con ellos por la emoción que sentía al estar en aquel lugar junto a la persona que amaba mientras éste disfrutaba de las suaves sonrisas que el mayor le brindaba.
— ¿Qué vas a pedir? Hoy quiero invitarte.—Bla, bla, bla, bla, bla... —Se burló un poco—, hoy invito yo. Es mi deber como tu guía por el bello Norwich. Mejor invítame una sonrisa, Anielka.
Sonrió levemente incitando al menor a hacerlo. Había sido muy amable al querer invitarle pero él era el que había recomendado el lugar, y quería darle el gusto.
—Yo pediré un té negro amargo, hace tiempo que no lo bebo. Aunque uno rojo también estaría bien...—P-pero...— susurró levemente antes de soltar un leve suspiro y esbozó una suave sonrisa—. La próxima... Invitaré yo, sería lo más justo.
Movía un poco nervioso sus pies en un intento de calmarse antes de reír un poco nervioso, nunca antes había probado un té y aunque eso lo llenaba de curiosidad más que todo tenía miedo de cometer algún error o algo que dejara en vergüenza al mayor.
—Isaäk... ¿Cuál te gusta más?—Té negro amargo con leche, sin duda. Ordenaré ese —respondió decidido—, y pediré un Sunday roast... De postre nos ordenaré brownies, ¿te parece bien?
Preguntó, al chico le gustaba el chocolate, o eso tenía entendido, así que pensó que tal vez le agradaría la idea.
— ¡Anielka...! ¿Alguna vez has comido comida inglesa? Es decir, esto. Fuera del refugio. O bebido té. —en ese momento se dio cuenta. No había tomado en cuenta la diferencia de nacionalidades y el hecho de que el chico vivió en un refugio.Se sobresaltó al escuchar al mayor y sus mejillas se ruborizaron a la vez que su vista se nublaba levemente por las lágrimas.
Con la carta del menú, cubrió su rostro a la vez que bajaba levemente la mirada, sintiéndose totalmente avergonzado.
Negó levemente a la vez que, con la manga de su camisa, secaba sus lágrimas disimuladamente.
—Yo sé que lo que pidas, es totalmente delicioso— dijo con una suave sonrisa, viendo al mayor—. Me gustaría comer lo que tu desees, ¿Sí?Miró al contrario un poco preocupado, dejó su asiento y se acercó a él besando sus labios rápidamente.
—Entonces ordenemos ya —sonrío viendo al menor a los ojos y, antes de volver a su asiento, lo besó una vez más—, no tienes qué avergonzarte. Cuando estemos en Alemania serás tú quien tenga que mostrarme la comida alemana.
El mesero se acercó a preguntar por la orden, pidió dos Sunday roast, brownies y té negro amargo con leche.Asintió levemente al escuchar a Isaäk, sonriendo un poco más antes de pasar sus dedos por los labios de Isaäk con suavidad, sonrojándose levemente.
—Cuando estemos en Alemania, probarás todas clases de dulces —soltó una suave carcajada antes de acomodarse en su asiento—. Me gustaba mucho comer el Schwarzwälder Kirschtorte, mamá los preparaba muy ricos... Los hacía cada viernes.—Pues probaré ese tal Schwarz... Ese dulce; y saldremos a pasear a nuestro perro alemán, que ladrará en tal idioma –sonrió seguido de una corta risa.
Miró el reloj, aún era temprano.
—Creo que nuestra segunda-primera cita está yendo bien —confesó formando una sonrisa más amplia que la anterior. Admiró el leve sonrojo de Anielka que aún seguía en sus mejillas y no pudo evitar inclinarse sobre su asiento extendiendo el brazo para acariciar su mejilla.

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Anielka
Teen FictionLa guerra es el diario vivir en un futuro no muy lejano. Existen quienes huyen de todas las maneras posibles, y también hay quienes trabajan a escondidas para buscar la forma de hacer más poderoso a un imperio, Inglaterra. En los suburbios de la ci...