9.¿Otro cómplice?

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Branton. Ese era en donde trabajaba el señor Smith. Y quería proseguir rogando que no cambiara de tema - ¿Por cuánto tiempo aproximadamente?- Casi tres años hasta que me encerraron sin razón alguna en este lugar.Ignoré el hecho de que se estaba poniendo a la defensiva e intenté continuar.- ¿Con quiénes trabajaba?- Solo, completamente solo - complementó mirando hacia un punto fijo y quedándose tildado.- Señor - carraspeé para llamar su atención - Señor - volví a repetir.- ¿Sí? - preguntó volviendo a la realidad.- ¿Familia? ¿Tiene usted familia?- No - afirmó cortante - Y nunca la podré tener.___ no quería seguir más con esto, y para su suerte, el cuestionario que ella misma había hecho, estaba terminado.- Bien, hasta luego - esas fueron sus últimas palabras antes de que pudiera oír la respuesta del sospechoso.---"- ¿Acaso tienes miedo? ¿Es eso no? - le sonríe burlonamente a través de la niebla.Su sonrisa brillaba y llevaba su semblante en alto.- No - sonrió de la misma manera - Me conoces demasiado como para atreverte a decir eso.- Tal vez te conozco pero creo que te equivocas, creo que lo hago de una manera más superficial querida. Como sí yo sólo conociera una de tus mil caras, mil facetas...- ¿De qué hablas?- Para que lo entiendas mejor, una de tus mil máscaras.- Tú también las tienes - suspiró - Ambos las tenemos."Se levantó sudando y fue al baño. Tenía que hacer sus necesidades y limpiarse la cara. ¿Que había sido eso?« ¿Una pesadilla tal vez? » señaló burlonamente su sub.  No era momento para comenzar con sus juegos, nunca conseguía tener sueño ligero. Algo siempre tenía que intervenir. Tomó un poco de agua y volvió a la cama.Cerró los ojos y cayó en otro... profundo... sueño. 

Mierda.Había olvidado la maldita arma.Resoplé devastada. Lo peor es que ya me encontraba lista para salir, pero no, siempre tiene que pasar algo.Aunque me estuviera quejando en ese preciso instanten, no tenía otra opción que ir nuevamente hacia mi habitación. Como ya saben, no quería encontrarme a Azuara ni en sueños, pero también saben que tengo tanta mala suerte que el suceso ocurrió.«Evítalo. Evítalo. Actúa normalmente» me decía a mi misma mentalmente. Ya que Azuara comenzaba a hacer sus estúpidas preguntas y afirmaciones sobre mí y eso me irritaba.«Será irritante, pero te encanta» reía mi subconsciente sonriendo de oreja a oreja. Respira. Respira. 1... 2... 3...- ___ - carajo - ¿Qué haces aquí? Tendrías que ya estar en el coche.Ven, lo dije.- Me olvidé de algo. Ahora voy - le respondí y seguí caminandoGracias a Dios, no me preguntó que era. Cuando por fin llegué agarré el objeto y salí corriendo hacía el automóvil.---- Hasta luego - cerré el cuaderno de notas otra vez.Habíamos entrevistado a la mitad de la manzana que rodeaba el teatro.- Vamos ___, está anocheciendo - insintió Azuara por décima vez.- ¡Qué no! Ve yendo tú - dije frustrada - Tengo que ir a ver algo.- Te acompaño a ver ese "algo" - afirmó sonriente. Como siempre su malditos e irresistibles hoyuelos estaban marcados en su bello rostro. Maldito sobreprotector sin razón alguna.No pensaba gastar energía discutiendo con él al cien.Abrí la puerta del local y la campanilla sonó con un tono de bienvenida.- Disculpe señora, ¿sabe algo usted del Teatro Branton? - pregunté mientras tocaba levemente su hombro.La mujer se volteó observándonos a ambos.

  - Claro, ¿que necesitan saber?¿Escuchan aleluyas? Sí, yo también.- Todo lo que sepa.- Bueno mi esposo trabajaba ahí - me miró con nostalgia - Esperen un momento... ¿Quiénes son?- La policía señora - informó Azuara.No es novedad.- Ignórelo, eso hago yo y déjeme decirle, da buenos resultados - exclamé sonriente.La cara de Azuara fue un poema.La mujer rió negando con la cabeza.- ¡Y yo que pensaba que eran pareja!Impactada. Sí, así la miré. Con esto afirmaba que la gente si estaba loca de remate.- Prosigamos, ¿cómo se llamaba su marido y de qué trabajaba? - pregunté tratando de evitar lo de Azuara a toda costa.- Carrick. Carrick Wilson. Un idiota más. Se lo digo en serio señorita, cuando elija pareja hágalo bien.Ya había cometido ese error. Espero no cometerlo otra vez.- Claro.- Bueno, era el él quien recibía el dinero en la caja, hacía varios años. No puedo decirle exactamente.- ¿Qué sucedió con él?Su rostro se volvió blanco.- Murió, pero igual se lo merecía - se encogió de hombros - Hay gente que tiene su lugar asegurado en el infierno, ¿no es así? Esta mujer me comenzaba a dar escalofríos.Asentí, no por gusto.- ¿Qué edad tenía cuando murió?- 56. Y murió raramente ya que el teatro se incendió.Me sacó la pregunta de la mente. La luna ya comenzaba a aparecer.- Un gusto Señora... - dije mientras le tendía la mano.- Blanca Morrinson. Un gusto. - nos sonrió a ambos mostrando sus dientes. Azuara estaba terminando de saludar cuando se oyó un disparo  

Donde hubo fuego... Cenizas quedan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora