Capítulo 05

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Nuevo capítulo ¡si! Bueno antes pido una gran disculpa por no haber actualizado, las tarea y todas esa cosa escolar quita mucho tiempo XD bueno también en una semana inician mi exámenes finales  :'v, espero que les guste. 


***

La luna brillaba en lo más alto de las grandes montañas, la cabeza le palpitaba y su vista se veía borrosa. ¿Qué demonios había pasado?

Sintió como las piernas cada vez más se dormían, lentamente sus ojos se fundieron en la oscuridad quedando completamente solo. Su respiración pesaba cada vez más, temblaba y gritaba de dolor tratando de mover sus piernas, el esfuerzo era en vano, miraba a los lados tratando de buscar una salida.

No había nada, solo plena oscuridad ¿Dónde estaba? Esa pregunta rodaba una y otra vez por su mente. La voz de alguien llamando, su nombre resonaba vanamente por el vacío de la incidencia, apenas pudo ver la silueta que se posaba delante de él mientras gritaba su nombre.

Y de la nada regreso, el fuego de la fogata iluminaba el delicado rostro de Sakura quien mantenía una distancia bastante tentadora del cuerpo del rubio. Este lentamente fue sonrojándose, para evitar que ella lo viera volteo su cara al lado opuesto donde ella lo miraba.

— ¿Qué... me paso?—pregunto un tanto aturdido y confundido por lo sucedido, no sabía dónde se encontraba en ese momento, sin embargo supuso que por el cielo oscuro y estrellado estaba acampando.

—Te desmayaste —contesto alejando su cara. —Que poco aguantas —murmuro

— ¿disculpa? —pregunto ofendido

—No, no te disculpo ¿Cómo entraste a Akatsuki?

—Eso no es de tu incumbencia— dijo mirando esos ojos verdes y grandes ojos que brillaba a la luz de la luna.

La peli rosa puso los ojos en blanco, se levantó y comenzó a caminar observando todo a su alrededor.

—Podrías ser al menos un poco más amable.

— ¿Contigo?— pregunto crédulo haciendo que Sakura volteara ofendida —Dame una razón para serlo.

—Te salve la vida —respondió molesta, Deidara sabía que se estaba metiendo en terreno peligroso, pero joder eso le encantaba, era como su pasatiempo favorito, nada como hacer cabrear a una Kunoichi y más si era de la gran aldea de la hoja. —dos veces —aclaro ante la mirada del rubio.

—Oh bueno, mi vida no es mucho

Suspiro irritada, ¿Quién demonios se creía ese idiota para decir eso? Dio la vuelta para continuar con su trabajo de vigilancia, era a las 4 de la mañana, faltaban casi tres horas para reanudar en viaje de regreso a Konoha, claro que ya había dormido sin embargo el aire matutino hacía sentirse relajada. Las hojas se movían con el viento causando que esta se alertara, sus ojos verdes se movían con velocidad tratando de ver en la oscuridad, segundos después el ruido de otras hojas moverse violentamente capto toda su atención descuidando al rubio quien lentamente se acercaba a ella.

Sintió un golpe detrás de la sien, haciéndola abrir los ojos como platos.

— ¿Por qué? — fue lo último que salió de sus labios y lentamente fue cayendo en la inconciencia.

***

La luz del día le lastimaba la vista, abrió los ojos ajena al lugar donde se encontraba. El techo era de madera y una gran ventana dejaba entrar la luz, se levantó inspeccionando cada lugar, seguía sin saber lo que había pasado o donde estaba, camino descalza hacia la misma ventana para encontrarse con un bosque y varios niños jugando.

—Veo que ya despertarse — dijo una voz, curiosamente conocida para ella.

— ¿Dónde estoy? —pregunto mirando al rubio que ahora cargaba un par de pantalones y una playera.

—En una posada —contesto sin más, camino hacia una mesita agarro una capa negra y se la puso tapando completamente su cuerpo.

—Y ¿Qué hago aquí? ¿Dónde está mi equipo? ¿Tú me trajiste?

—Tranquila rosa, no crees que son demasiadas preguntas—antes que pudiera continuar Sakura lo fulmino con la mirada, entonces recordó nuevamente la historia que el rubio parlanchín le había contado, trago nervioso y suspiro. — Te voy a llevar con mi organización, tu equipo está en alguna parte del bosque buscándote y sí, yo te traje... cargando —dijo sonriéndole de forma seductora, a lo que ella respondió con un golpe en el estómago dejándolo tirado medio muerto.

—Idiota— murmuro, deslizo la puerta, miro a los lados buscando la salida, sin embargo los pasillos doblaban y solamente habían puertas a los lados. Volteo a ver a Deidara quien seguía sobándose el estómago.

— A la derecha —susurro, la peli rosa no se dignó ni en darle las gracias para tomar el camino que este le había indicado, perdiéndose en la oscuridad. 

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