Capítulo 18

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Apenas salió de la habitación de Sakura, tres pares de ojos lo miraban fijamente, Sasori quien lo veía como si pudiera leer su siguiente movimiento, Itachi que extrañamente se mostraba curioso y Sakura que lo veía tal serenidad que asustaba.

Sonrió mientras se posaba a su lado.

—Entra, es necesario que revise tu estado. —dijo ella, abrió la puerta y Deidara dudo un segundo en no hacerlo, estaba cansado pese a había descansado como jamás en su vida, y entro sin siquiera ser consciente de ello. Sonrió una vez tranquilizando a Sasori con una cálida mirada.

Cerró la puerta, indico que tomara haciendo donde más le gustara y que se relajara, él obedeció cada orden si replicar.

— ¿Cuánto estuve inconsciente? —Puede que pasara más tiempo del que él suponía, o tal vez no. Y a cada segundo la idea de que solo fue una noche crecía más, pero no lo sabría hasta que ella lo confirmara. — ¿Solo fue un día o solo la noche? Hm.

Sakura lo volteo a ver, dudosa de si responder con la verdad o solo hacerle creer lo contrario.

—Cuatro días en realidad —La cara, literalmente, de Deidara se tornó más pálida y sus ojos se agrandaron.

— ¡Joder!

Por más que trato no pudo evitar que una carcajada saliera tan libremente, no quería reírse pero no podía hacer lo contrario, solo pocas personas lograban hacerla reír y para una persona con un carácter como el de ella era un gran avance.

— ¡¿No te rías?! —la pelirosa se relajó, y otra vez le regalo esa mirada que solo sus ojos podían crear, la calidez y la belleza que aquellos ojos verdes le regalaban y él evitaba.

—Como gustes —su voz había cambiado extrañamente, ahora sonaba más dulce y poco convencional. — ¿Listo?

Asintió, Sakura comenzó a tomar las debidas notas sobre su estado de salud, resaltando sobre su pierna herida, ya había cicatrizado y parecía ir por buen camino, reviso sus pulmones y si no tenía algún problema, se había asegurado de cuidar día y noche de él, que lo más prudente seria verificar que ella estuviese bien, la falta de sueño y alimento ya se hacían notar, trato de verse lo más colorida que fue posible, pero fallo porque incluso Deidara había notado su cambio de voz.

—Puedes ir a tu habitación, iré a revisarte más tarde y cambiar el vendaje —el rubio agradeció por todo, dio la vuelta y salió del alcance de Sakura. —No es nada —susurro a la vez que su voz se quedaba suspendida en él aire.

Exhalo gran cantidad de aire, y con las pocas fuerzas que le restaban llego a su cama y se dejó caer, su cuerpo delgado impacto con delicadeza sobre las mantas y aquel aroma tan masculino que le llego a sus fosas, respiro mientras se deleitaba con su olor.

—Maldición Deidara ¿Qué estás haciendo conmigo?

Antes de poder dar una respuesta sus ojos se cerraron, creando un espacio tan pacífico y sereno.

***

Las voces de miles de gritos pidiendo ayuda, gritos y voces desconocidas llenaban el espacio que una vez fue tan pacifico, rompían cosas, destruían, masacraban. Se vio a si misma mientras era cargada, el grito de una mujer revelo lo que su instinto ya estaba formulando.

Sus ojos se abrieron, viendo como una gran masa de arena cubría el cuerpo de Sasori, y como aquella persona que una vez fue capaz de sonreír y regalarle un buen consejo era aplastado por la arena del el Kazekage.

— ¡No! — Su voz salió en un agudo grito tan dañino que le dolió escucharlo. —Espera. No, no, no —quería correr y ayudarlo pero no podía, su cuerpo estaba tan relajado que apenas y le respondían sus piernas. —Déjame, necesito ir, tengo que salvarlo, tengo que ir.

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