Capítulo 19

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Existían día en los que parte de mi quería regocijarse en toda su miseria, es patético el verse así, se suponía que ella era Sakura Haruno, la Kunoichi más fuerte de su aldea, después de su maestra claro estaba. ¿Cómo de un momento a otro se sentía incoherente? Desbaratada, borrada y rechazada.

¿Cómo demonios era posible que eso le pasara a ella?

¿Cómo...?

Su cabeza comenzó a doler siguiendo de sus piernas, la gran Sakura Haruno estaba cayendo en pedazos sin que alguien pudiese hacer algo. Sintió tanta pena por sí misma.

Mientras las personas la diagnosticaban con estrés postraumático, ella estaba completamente segura que no era eso, el daño no podía ser definido, ardía, quemaba tanto. Las semanas rondaban sin compasión por el alma desolada de la pelirosa.

Lejos de la aldea se encontraban en una nueva base, con nuevas reglas, nuevas discusiones, la tensión entre los miembros de Akatsuki crecía, discusiones entre bandos en contra y a favor nacían cada vez que alguien mencionaba los sucesos o recordaban las charlas. No estuvo por mucho tiempo, pero había ganado por completo un lugar en la organización.

Todo había salido bien, Sasori reclamaba una y otra vez a Deidara del por qué había creado tal engaño. Entre las pelear el objetivo de Akatsuki iba decayendo, preguntando tantas veces si realmente valía la pena continuar juntos. No querían aceptarlo, al final todo se remontaba a una simple palabra.

Dos meses desde que ella no partencia más a aquella banda de gente peculiar con secretos escondidos, docenas de secretos.

Ya en la Aldea de la Hoja, la Hokage sentada como de costumbre frente la mesa de madera marrón oscuro, convocó a una reunión repartiendo información poco cierta a los ninjas que escuchaban con atención, a excepción de una, pelirosa, ojos verdes, piel blanca y mirada perdida, más delgada y reflexiva que tiempo atrás; callada sin temor a hablar pero con ganas de no hacerlo.

—Siento que es algo que debemos mantener controlado. — Su expresión tan ordinaria, las reacciones de siempre, Sakura tembló ante tanta incomodidad, en el fondo pese no admitirlo estaba celosa: De ellos, de su mentora, de Naruto y de todo el jodido mundo que mantenía una constancia sin declinar.

Fuese en ese momento en el que su odio por la rutina comenzó. No le interesaba si Sasuke continuaba desaparecido, mucho menos si regresaría. Quería sentir libertad, lo ansiaba, y no lo encontraría cumpliendo estúpidas misiones. Al menos no por ahora.

—Siguen moviéndose — Continuo la maestra ignorando la irritación de su alumna. —Vigilen cada perímetro, quiero un informe cada 12 horas si es posible, ningún Akatsuki tocara a la Hoja...

Y silencio. Oh maldita sea.

***

—Perdona a la abuela Tsunade, siempre suele dejarse llevar por sus discursos. — Naruto trataba de convencerse de que no le afectaría tanto.

—Está bien. —Lindas mentiras ¿Qué haríamos sin ellas?

— ¿Tienes hambre? Tal vez podamos pasar por un ramen, sé que te gustan tanto como a mí. —Su paladar sintió el cosquilleo de la sopa y sus acompañantes, maldijo a la vez que su estómago rujió.

—No, solo quiero dormir un rato — Su sonrisa fue dulce mientras sus ojos mostraban totalmente lo contrario, ojerosos y desesperados. —Últimamente no he dormido bien.

Naruto asintió, no quería molestar más lo cual Sakura agradecía mucho pues regularmente insistía a tal punto de poner de malas a la joven. Retomo su rumbo hacia su casa, paro frente a la vieja puerta verde de metal, giro el pórtico y como de costumbre el olor a humedad inundo las fosas nasales; oscuro y solitario. Saco sus botas, desprendió su bolsa de armas dejando caerlas sobre la mesa junto a la puerta, subió las escaleras andando con pesadez. Odiaba aquel silencio, aterrados, incómodo y pobre de luz.

—Dulce realidad —dijo sarcástica mirando la foto de sus padres cuando ella tenía 15 —Lamento no haberlos protegido. Debía estar ahí... — la culpa ya era algo con lo que estaba lidiando cada día, en eso se basaba su rutina.

Su habitación estaba tan desordenada que no podía reconocerla, fotografías tiradas, ropa sucia en el suelo, cajones y puertas abiertas, basura, ventanas cerradas; un completo desastre, pero aquella imagen era la representación de su mente y vida.

No creo que debas continuar de esa forma. —dijo una vocecita desde la silla que acompañaba su escritorio.

—No sabes lo que debo o no hacer, linda, solo quiero dormir. —Respondió dejando caer su cuerpo en la cómoda. Había mentido tanto que ya no sabía que era verdad, dormía más de lo usual, no comía y solo se levantaba para asistir al baño o tomar agua, patética, se dijo mentalmente.

***

— ¿No crees que almeno deberías ir a visitarla?

— ¿Para qué? —limpio las gotas de sangre que mantenían su espeso en su mejilla. —Seguramente le agradará el ver al hombre que le rompió el corazón.

— ¿Quién te asegura de que le rompiste el corazón? —sonrió victorioso ante aquella pregunta, era consciente de las dudas que generaría al preguntar algo como eso.

—Solo no iré.

Sasori no respondió, pero de lo que estaba seguro era de que aquel rubio iría, tal vez hoy, mañana en días o incluso semanas, la ansiedad que Sakura causaba en él le parecía admirable y un poco tenebroso.

Deidara, su complejo de hombre dominante, orgulloso y arrogante lo destrozo en segundos una mujer con un gran carácter y un tanto difícil de manejar, el reto perfecto para alguien como él. 

Era irónico pensar que ambos se extrañaban pero ninguno hacia lo mínimo por buscarse o tal siquiera admitir que se habían cambiado. 

Oh jodido olvido, siempre acompañado del orgullo. 


**************

Weno con esto marco mi retorno!

Si así es después de meses, años, siglos he regresado. Las vacaciones* me estarán sentando bastante bien y espero poder culminar la historia antes de que estas terminen.  

¿Solo los de México tenemos vacaciones en estas fechas o es medio continente? Por que honestamente no tengo idea. 

En fin, espero que disfruten este capitulo, corto pero importante. Quedan a lo mucho otros 5 o 4  capítulos, no lo sé, o tal vez se me vote la canica y decida agregar más, haber que sucede primero.  

Gracias por esperar

Las y los (si hay unos cuantos hombre que amen el shipp) amos.


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