Chapter 32: Theatrical Blue Black

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¿MiA se habrá encontrado con él?, ¿estará en casa de Ryoga?...

¿Por qué se fue?

¿Estará aguardando por mí...

... o ya me habrá dejado atrás?

No sé qué hacer, ya no sé qué pensar.

Estoy tan molesto que lo único que quiero en este momento es romper cosas, llorar, descargarme. Pero no es lo correcto...

Debo arreglar esto bien de una vez por todas. Quiero hacerlo bien, no por él, no por ellos, por mí.

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Ryoga:- No puedo creerlo...- limpió el rastro de sangre que dejó el golpe con el dorso de su mano- No puedo creer que sean ustedes los que vengan a buscarlo- sonrió divertido- ¿Y dónde está Tsuzuku?, ¿así de fácil lo dejó ir?-

MiA:- Eso no importa... Ryoga, por el amor de Dios, ¿eres consciente de lo que haces?-

Ryoga:- ¿Me estás tomando por loco?- internamente me dieron ganas de ser sarcástico. Como si sus comportamientos no fuesen dignos de un loco.

MiA:- No los entiendo- mascullé apretando ambos puños- Ustedes dos se jactan de querer a Koichi, de que lo adoran y quieren verlo feliz, ¿no se dan cuenta que lo único que hacen es herirlo?-

Ryoga:- Si no hubiesen venido a molestar él no estaría donde está ahora, y simplemente estaría acostumbrándose a su nueva vida-

MiA:- ¿¡Y qué te hace creer que eso es lo que él quiere!?- chistó la lengua.

Ryoga:- Basta, esta mierda no es asunto tuyo MiA, deja de meterte en los asuntos de los demás-

¿Ya cuántas veces había escuchado eso?...

Meto amagó con volver a golpearlo pero lo detuve sujetándolo del brazo:

MiA:- Tranquilo- lo miré de soslayo- Con golpearlo no vas a conseguir nada-

Entonces sentí una presión en mi brazo que me hizo a un costado bruscamente:

Tsuzuku:- Quédense tranquilos, nos iremos de aquí sin necesidad de salir lastimados-

Pasó el umbral de la entrada con total seriedad sin sacarle los ojos de encima a Ryoga, el cual al verlo sonrió mostrándose sorprendido:

Ryoga:- Mm... ya me estaba preguntando por ti. Creía que ibas a dejarle tus problemas a tus amigos- soltó una risilla pasando la punta de su lengua por la herida en el labio.

Tsuzuku:- En verdad me duele mucho toda esta situación Ryoga...- su tono de voz sonaba afligido- Pensar que hasta hace pocos días eras la persona a la que le podía confiar mi vida. No puedo creer que hayas arruinado nuestra amistad de esta forma-

Ryoga:- ¿Yo?, deberías estar feliz de que fui yo quien se fijó en él. Y deberías entender que lo mejor para Koichi es quedarse conmigo-

Tsuzuku:- ¿Qué te hace creer que si está contigo va a estar mejor?-

Ryoga:- Al menos yo puedo mantenerme estable. No entiendo cómo funciona tu cabeza Tsuzuku, ¿cómo es que pretendes mantener una relación estable con él si siquiera puedes mantenerte en paz tú mismo?-

Dios, si Ryoga seguía hablando ya podía ver su cara embarrada por el piso en pocos segundos. Que se calle Jesús:

MiA:- Ryo-...- Tsuzuku me detuvo en seco colocando su mano frente a mi rostro.

Tsuzuku:- Déjalo que hable, no me interesa-

Meto miró con preocupación a Tsu y tomó su muñeca suavemente, haciendo que este lo mirara, y sorpresivamente, le dedicase una sutil sonrisa:

Tsuzuku:- Tranquilo... todo estará bien-

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La duda me carcomía la cabeza, quería saber qué estaba pasando, de repente todo se había sumido en un silencio horroroso. ¿Les habrá pasado algo?, temía por cualquier cosa.

Entonces a mis oídos llegó el ruido de la cerradura, y la puerta se abrió...:

Koichi:- Ah...-

No podía creerlo:

Koichi:- ¿Por qué estás aquí?- mascullé mirándolo sumido en asombro y desconfianza.

Tsuzuku me miraba tan seriamente, tan fijamente que creí podía ver a través de mí:

Koichi:- ¿Dónde está Ryoga?, ¿cómo conseguiste la llave?-

Pero no contestó, en cambio, se quedó en el umbral de la puerta, con la mano firme sobre el picaporte de la misma:

Tsuzuku:- Jamás se me habría cruzado por la mente que fueses capaz de hacerme esto Koichi-

¿Eh?...:

Tsuzuku:- Ya podemos irnos-

Se dio la vuelta sin más y salió de la habitación.

¿Qué estaba pasando?

Sentí como sus ojos se clavaban en mi persona de forma fría, distante. Dolía. Más que cualquier golpe que me hubiese dado.

No estaba enojado, estaba dolido.

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Tsuzuku bajó del primer piso con total seriedad, y antes de retirarse del lugar, se dirigió a Ryoga por última vez:

Tsuzuku:- Realmente me gustaría poder decirte "arreglemos esto algún día de buena forma"... pero no creo poder perdonarte todo lo que hiciste. Lo lamento... más por mí que por ti, porque yo si te apreciaba-

Las palabras salían de su boca con pesadumbre, como si no quisiese decir aquello.

Koichi se asomó por las escaleras dubitativo, mirando la escena con temor e intriga:

Meto:- ¡Ah!- sonrió felizmente cuando lo vio allí, corriendo hacia su amigo con los brazos extendidos para recibirlo.

Era extraño que en medio de todo lo que había ocurrido, todo terminase con un Tsuzuku afligido por perder a su mejor amigo, un Ryoga inmerso en sus pensamientos, y un Koichi perdido en la vida.

No estoy seguro de si es mejor esta situación o que todos hubiesen terminado sacándose las cabezas con los dientes:

Ryoga:- Puedes irte... no, debes irte. Vete y espero no verte nunca más-

Koichi lo miró intrigado y con evidente confusión. El pobre chico seguramente tenía una laguna en su mente. De pronto un día era secuestrado por un loco que estaba obsesionado con él, y al otro instante todo el mundo lo dejaba de lado:

Ryoga:- ¡Dije que te vayas!- se volteó en su dirección mirándolo colérico. Incluso amagué acercarme a detenerlo porque creí se tiraría encima suyo a destrozarlo a golpes.

Pero no ocurrió.

Chistó la lengua bajando la cabeza y se hizo a un costado, extendiendo su mano en dirección a la puerta de entrada, pidiéndole casi en una súplica silenciosa que se fuera:

MiA:- Koichi, Meto, vámonos- musité sin sacarle la vista de encima a él.

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Entré al estudio sin encender la luz y trabé la puerta desde adentro, para luego apoyar mi espalda en ella y dejarme resbalar quedando sentado en el suelo.

No quería volver a casa, no quería ver a Koichi, no quería... volver a esa vida.

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Para entonces la casa quedó inmersa en un silencio sepulcral. Todo había acabado, o al menos eso parecía.

Bien Ryoga, te quedaste completamente solo. Y por débil.

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AnemoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora