Chapter 29: Black Baccarat

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 Luego de que se le bajaran los humos por toda la situación, Tsuzuku llamó a MiA y le dijo que ya por hoy estaba bien, mañana seguirían con el ensayo:

Tsuzuku:- Ya está- asentí con la cabeza sentándome junto a él en el sillón- ¿Qué pasó con Ryoga?, ¿te dijo algo?-

Koichi:- Para nada- mentí dibujando una leve sonrisa- Solo vino a traer la llave, decirme unas cuantas estupideces, me robó un beso y se fue- frunció el entrecejo.

Tsuzuku:- En verdad me sorprende que sea tan sanguijuela- reí sutilmente.

Koichi:- Dejemos de hablar de él- le di un beso sonoro en la mejilla dejándole una marca de pintalabios- Preparé algo para ti-

Tsuzuku:- ¿Para mí?- se sorprendió- ¿Qué es?- reí dirigiéndome a la cocina.

Koichi:- ¡Ya verás!- canturreé.

Fui hasta la cocina a buscar el pastel y corté una porción considerable:

Koichi:- Ya que te quejas de que nunca hago cosas para ti...-

Tsuzuku:- ¡Ey, eso no es verdad!- chisté para que hiciese silencio.

Koichi:- Y de que siempre tienes que gastar dinero en ello. Aproveché y...- salí de la cocina- Te hice un pastel-

Coloqué el plato en la mesita frente a él:

Tsuzuku:- ¡Oh!- miró con sorpresa el pastel y luego a mí.

Koichi:- ¿Crema batida y frutillas verdad?- sonreí victorioso al ver la emoción al probarlo. Asintió con una sonrisa y me indicó que me sentara junto a él.

Tomó un pedacito y me invitó a probarlo dándome de comer, lo cual me hizo gracia. No recuerdo la última vez que hizo eso:

Koichi:- Mm... debo decir... que quedó bien- siguió comiendo con una sonrisa.

Mis pensamientos se estancaron en él sonriendo de esa forma, por un pequeño pastel que no me llevó más de una hora hacerlo.

Es tan complicado... a veces no hacen falta más que pequeñas cosas para hacerlo feliz, y otras, no importa lo que haga, parece que hubiese nacido solo para sufrir:

Tsuzuku:- ¿Koi, pasa algo?- volvió a mí sus ojos sin desdibujar la felicidad en su rostro.

Negué sutilmente con la cabeza.

Me pregunto quién más tendrá la dicha o la desgracia de ver estas etapas suyas.

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Ryoga:- ¿Diga?- incluso al teléfono se le notaba la felicidad en el tono de voz.

MiA:- Dime por qué carajo siempre tienes que joderla cuando todo va bien- carcajeó- ¡Deja de reírte, que no hace gracia!-

Ryoga:- Oye, oye, tranquilo que no te he hecho nada-

MiA:- Si lo has hecho, pero no llamo por mí solamente, dime... ¿qué mierda le hiciste a Koichi?-

Ryoga:- Oh... que astuto-

MiA:- ¡Habla Ryoga!-

Ryoga:- No le he hecho nada malo- rió divertido- Bueno, aún no-

MiA:- Ryoga... por favor- suspiré hastiado.

Ryoga:- No te diré nada MiA-chan- canturreó- Me alegra que me hayas llamado, espero verte pronto-

MiA:- Ryoga-

Ryoga:- ¡Bye!-

MiA:- ¡Ryoga, pendejo espera!- grité con enfado, pero ya había cortado.

AnemoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora