Los gritos de ambos resonaban por toda la casa. No se sabía quién sufría más, pero desde lejos se podía adivinar que algo terrible estaba pasando.
Bellatrix Lestrage había cogido a su marido por sorpresa y lo había sacado a rastras de la cama.
-Como te atreves a ocultarme algo! Maldito traidor!
-¿De qué hablas?
-¡Cruxio! -Volvió a gritar con ganas.
Pensaba hacerselo pagar, o mejor dicho ni siquiera pensaba. Tan solo disfrutaba con el dulce sonido de los gritos desesperados de su marido. Estos rebotaban por las paredes. Ella reía, chillaba de alegría.
Hizo un hechizo no verbal y de su varita salieron unas serpientes que empezaron a morder y arrancar la piel al hombre. En ese momento escucho un ruido tras de sí...
-Sectumsepra
Rabastan, estaba ya en el suelo, sangrando, con cortes por todo el cuerpo. pese a todo se levantó, esa loca estaba torturando a su hermano y no pensaba dejarle.
-Petrificus totalus
-protego- Grito el.
Rabastan, sin darse cuenta recibió una oleada de pequeños cristales que se clavaron en su cuerpo uno por uno. Entonces un dolor agudo le sacudió el cuerpo. Maldijo no haberse dado cuenta, era una distracción.
***
Cuando Lucius llegó, los gritos de Rodolphus y Rabastan resonaban por toda la casa. Bellatrix los había encontrado durmiendo y se había aprovechado. Con la esperanza de que esos dos tuvieran las varitas cerca. Entro el la habitación, donde provenían los gritos.
***
Media hora más tarde unas figuras se aparecieron en la mansión Goyle. Alto, rígido y sin ninguna expresión en el rostro. Avanzó lentamente en medio de la noche. Desde su última visita no habían pasado muchas semanas sin embargo no se esperaba una cálida bienvenida.
-Siéntate Severus, junto a Goyle.
-Sí, mi señor.
El salón era enorme, en el centro había una larga mesa y los muebles que solían decorar esa estancia se encontraban apilados en las paredes. De las ventanas se colaban los primeros rayos de luz dando un aspecto más sombrío a las caras de los allí presentes.
Los minutos fueron pasando y el señor tenebroso no había hablado ni una sola vez. Algunos empezaron a mirarlo extrañados, pensando que quizás podría haberse dormido. Pero no, lejos de dormirse, este estaba cada vez más inquieto, mirando a los tres asientos que estaban vacíos.
-Bueno, salta a la vista que nuestros "amigos" han preferido quedarse durmiendo. Más tarde iré a visitarlos y les pondré al día de las buenas nuevas. Avery, ¿tú estás al día del nuevo nacimiento, cierto? Has averiguado algo?
-Sí, mi señor, por desgracia son malas noticias. Dumbledor a escondido a los Potter, se rumorea que es el guardián secreto.
-¿Sabes algo más?
-No, mi señor, lo siento.
-En ese caso averigua más. Probablemente, no todos los miembros de la orden sapan donde se encuentran. ¿Qué hay del hombre lobo?
No había duda de a quién se dirigía. A su alrededor se inspiraba temor y sus compañeros se sentaban lo más alejados que podían. Fenrir era la ultima adquisición del señor tenebroso y temían que les mordiera.
-Nada, mi señor. Al perecer Dumbledore lo ha tratado "bien" jajaja- A su alrededor todos se habían asustado, nadie sabía, si esa última palabra, había sido un gruñido.
Y sin hacer caso a las caras de los presentes pregunto:
-Y el ministerio...
El muchacho sentado a su izquierda lo miró con gran alegría, aun así su rostro alargado desprendía algo de tristeza. No eran buenas las noticias.
-Los aurores se resisten mi señor, pero poco a poco van cayendo. Hay uno que se esta resistiendo más, lo llaman ojoloco..
-Me da igual como lo llamen llevas un mes con eso, demasiado tiempo.
***
Se escuchó un chasquido en la entrada, minuto se después unos pasos subían a toda prisa por las escaleras. Bellatrix Lestrange había llegado. En su rostro se podía ver el miedo. No tenía excusas ni perdón, le había fallado. Sin pensarlo dos veces abrió la puerta y se tiró a sus pies suplicando piedad, pero no sirvió de nada.
De todas las veces que le habían torturado, esa fue la peor. Parecía que iba a romperse, fue interminable, desesperante. Tan brutal que en esos momentos se arrepintió de todo. Por muy extraño que pareciese se preguntó porque lo amaba tanto, porque él, era el hombre de su devoción, el hombre de su perdición. Poco a poco todo se fue volviendo más oscuro, más doloroso.
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Bellamort:La historia de mi nacimiento
Fanfiction-Todos los personajes son obra de J.K. Rowling- En medio de la primera guerra mágica, uno de los mortifagos comete un error que, para él, será letal. Sin embargo, nadie lo sabe, ni el mismo Sr. Tenebroso, el cual anda más pendiente de castigar a u...