Capitulo 21: Adiós

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Habían pasado varios días desde que Rodulphus se había enterado y ya lo sabían todos.  ¿Cómo? Bellatrix se lo preguntaba continuamente. El señor tenebroso no había dado señales, lo cual resultaba muy confuso. La había llamado para explicárselo. Prefería decírselo ella misma. Pero no había venido. Últimamente viajaba mucho.

-Haz caso cuando te hablan.-

Salió de sus pensamientos mientras su marido la defendía.

-El embarazo le esta afectando demasiado.- se quejaba.

Bellatrix lo miró con asco. ¿Cómo es posible que disgustándole tanto se lo dijera a todos en tan poco tiempo? Era un misterio.

-¿Qué? Estoy comiendo.- Aclaró Bellatrix. Para ser sinceros, ella aún iba por el primer plato cuando los demás estaban terminando.

-El señor tenebroso me ha dicho que esta tarde vendrá a verte.-

Otro que era totalmente impredecible. Nunca avisaba. Pensó que era una broma, pero al indagar en su mente, vio que no lo era. Se lo había dicho. ¡Después de una reunión! ¡A la que ella no había asistido!

Entonces lo entendió. ¡El trol de su marido lo habría anunciado en medio de una reunión!

Ahora solo podía rogar por su vida. Seguramente ya lo sabría. ¿Sospechaba quien era el padre? Por eso venía, deseaba matarla. Se lo merecía, por idiota, por incauta. Sabía que él no quería nada de esto y aún así dejo que pasara. Él no tenía tiempo para nada. Tenía que centrarse en cosas más importantes, cosas más importantes que ella y este estúpido que ha decidido venir al mundo.

Había sido un honor poder servirle, sentirlo dentro de ella... Cada centímetro de su piel se erizó recordando sus manos, firmes y seguras. Él sabía lo que quería de ella y ella le complacía. Si tenía que dar su vida por él, si tenía que sufrir por él, ella lo haría, ambos lo sabían. Del mismo modo, sabía que le había fallado y de una manera horrorosa. Sabía que lo que vendría a continuación sería dolor y solo dolor.

Podía tratar de evitarlo, podía tratar de sobrevivir, pero sería injusto. Él se había esforzado mucho por llevarla a lo más alto, se lo decía cada vez que ella le fallaba y él tenía que castigarla. Lo único que podía hacer es aceptar su destino. Sabía que lo amaba y lo haría por mucho que la torturase o que su hermana intentará hacerle entrar en razón. Ella no lo entendía, pero no la culpaba. Hace años ella también pensaba igual. Ahora sabía que si la torturaba o la maltrataba, era por su bien. Por que a su modo él la apreciaba y deseaba que fuera su más leal sirviente. 
Le esperó tranquila y dispuesta a morir, siéndole leal.

****** MÁS TARDE******

 Voldemort, el mago más temido de todos los tiempos, era experto en torturar y asesinar. Estaba decidido a desquiciar a esa perra. Hace apenas un año, podía decir que era una de las servidoras más leales. Pero parecía que todo eso eso, se le había subido a la cabeza. Si creía que le iba a permitir aquel despropósito, estaba equivocada.

Ya tenia planeado que hacer con ella, ya sabía como torturarla. Abrió la puerta nada más llegar con un movimiento de varita y ahí estaba. Bellatrix Lestrange llevaba un vestido negro y sencillo, con el pelo suelto. Voldemort la miró de arriba a bajo. Se podía distinguir, entre los pliegues del vestido su barriga y el pelo suelto le daba un aspecto muy infantil.

Buceo en su mente. No había había dudas de que sabía lo que le iba a pasar, de lo que era capaz de hacerle. Sin embargo no halló miedo, ni desesperación, ni siquiera una súplica por salvar la vida de su bebé. ¿No era que las madres luchaban por su hijos?

No, era algo diferente. Bellatrix Lestrange era lista, lo conocía. Sabía que se lo merecía, e iba a aceptar su final, fuera cual fuese. Sería difícil castigarla así. Ya estaba acostumbrada al dolor...

No era la primera vez que la torturaba y aún así, continuaba haciendo lo que más deseaba, servirle hasta el final. Ya sabía que hacer con ella. Se acerco, dejó la varita a un lado y le beso. Iba a divertirse un rato.

-Desnúdate- Le ordenó

Toda su ropa cayó al suelo. Él empezó a besarle el cuello y a arañar su espalda, mientras iba bajando sus manos. 

-¿No vas a hacer nada...?

Ella captó la indirecta y le empezó a quitar la túnica. Él le araño más la espalda. Ella gritó. La lanzó sobre la cama y la puso boca abajo. Le cogió del pelo y empezó a moverse dentro de ella. Hacía tiempo que no disfrutaba de esa manera. No podía decirse lo mismo de ella. Él estaba ávido de sangre. Necesitado de dolor. Ella no podía entenderlo. ¿Esa era su forma de castigarla? ¿Estaba enfadado? 

Lord Voldemort, tenía mil formas de matar a aquella estúpida mujer en la cabeza. Había osado quedarse embarazada. Y mezclar su sangre con la del mismísimo Lord Voldemort. ¿Acaso no sabía lo que les iba a hacer a los Potter? ¿Les tendría pena o envidia? Es muy posible que hubiera llorado y suplicara, que pidiera por la vida de su hijo. Seguramente caería tan bajo como un muggle o incluso más. O eso creía.

-Mi señor- balbuceo, al terminar, incapaz de entender lo que estaba pasando. ¿Acaso no sabía lo del bebé? ¿O es que deseaba tenerlo? Quizás, tras toda una vida dedicada a él, haya logrado ser digna de sus ojos.

-No me llames más así. - Ella lo miró, sin entender.- Mirate, estas gorda, débil y ningún hechizo podrá hacer desaparecer al bicho. ¿Por qué iba a tener a mi servicio a alguien como tú?-

-¿Mi señor...?- Se estaba empezando a asustar.

Lord Voldemort, la miró desde arriba, con asco y arrogancia del mismo modo al que miraba a una sangre sucia cuando se postraba a sus pies. 

Comprendió, entonces, lo que le estaba diciendo y se tiró a sus pies, llorando.

-Mi señor, se que le he defraudado, pero puedo asegurarle que sigo siendo leal a usted. Debo servirle. He nacido para esto. Castígame, tortúreme, máteme, pero permítame seguir sirviéndole. - Él se agacho y le alzó la cabeza para que le mirase a los ojos.

De su boca salió un susurro casi melodioso. -No, Bella. Tú papel ahora es el de una madre. Que tiene que mimar a su bebé -Sus ojos le brillaban con malicia.- Mirate, no me sirves para nada. ¿Por qué voy a tenerte, llamarte a las misiones, tenerte en  las reuniones si no vas a hacer nada?-

No se podía creer lo que estaba sucediendo. Normalmente los mataba o los torturaba, no los dejaba libres, sin más.

-No puedes hacer eso. Soy tu servidora más fiel. Nunca te he defraudado.- Sus palabras salieron sin que se diera cuenta.- Yo le quiero, le admiro...-

-Que bonito...- Se burló- Por eso mismo. Te mereces un descanso. Ya has hecho mucho. Incluso le has encasquetado el niño a tu marido. Si vieras como sonreía, el idiota.- Ella intentaba decir algo, pero no podía. Lloraba- No te preocupes por si se entera, en cuanto nazca, yo mismo me encargaré.

Mientras ella lo miraba sin poder decir nada, Lord Voldemort se levantaba y rompía su varita. 

-No vas a necesitar esto más si solo la utilizas para llamarme. Ah, y... - Rió - ¿De cuanto estas ya? ¿De cinco meses? Jamás habría imaginado que pudieras parecerte tanto a esas madres muggles.

Bellamort:La historia de mi nacimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora