Destiny (EDITANDO.)

Capitulo 37

-- Hola. Estoy buscando a su mejor jugadora de pocker. Se hace llamar "El Halcon Dorado"--

Le dije a un guardia de seguridad. El solo me miró y volvió la mirada hacia enfrente.

-- Ajam... Tengo dinero que ofrecer--

Derrepente la cara del señor cambio a una sonrisa malévola. Se hizo a un lado dejándome pasar a unas escaleras que conducían a la parte de arriba del bar.

-- Gracias... Joven.--

Comencé a subir la escaleras con rapidez. Mientras mas rápido salga de aquí mejor.

Llegue a una habitación llena de todo tipo de personas. Literal.

Decidí buscar con la mirada a Leah. Arthur me había mandado una imagen de ella para poder identificarla.

Caminé un poco para aclarar mi vista. Por mientras que caminaba me encontraba de todo tipo de personas.

Con la vista logre localizar una pareja de novios y una pareja de novias y ¡Ashh, que asco!

Seguí caminando hasta que me encontré con una mesa de pocker al final de la habitación.

-- Ahí esta.-- Me dije a mi misma.

Se veía de lejos a Leah. Llevaba un aspecto diferente de cuando éramos pequeñas.

Ahora se notaba algo mas madura y segura de si misma.

-- Apuesto 500-- Dije uniéndome al juego.

Leah levantó la mirada y en su mirada se reflejaba miedo y confusión.

-- Anita... ¿Que estas haciendo aquí?-- Dijo algo nerviosa la morena.

-- Leah, ¿Con que ella es la famosa Anita no? Nombre completo; Anna Macllister.-- Dijo un señor que estaba jugando al lado de Leah.

-- Escuche un rumor de que Abby esta ofreciendo una recompensa por su cabeza-- Dijo otro levantándose de su lugar.

-- Chicos... N..No vengo a pelear--

Mire a Leah. Estaban claras las intenciones de estos hombres. Estaba confundida, no conocía este lugar y lo mas probable sería que me atraparan y me llevaran con Abby.

Derrepente un jalón de manos me despertó.

-- ¡Corre! --

Me decía Leah por mientras que corríamos por todo el bar en busca de una salida.

Yo solo obedecía a mis piernas y seguía corriendo junto con Leah. Incline un poco mi cabeza para mirar hacia atrás y vi como cientos de hombres corrían hacia nosotras. 

-- ¡Leah! ¡Por ahí!--

Giramos en una vuelta y entramos a la cocina del bar. Localizamos al final del pasillo una puerta que llevaría hacia la salida.

Nos miramos las dos y ya sabíamos que hacer. Corrimos hasta allá y salimos al exterior.

Una vez afuera, Leah fue hasta el estacionamiento y de ahí saco una pequeña moto negra.

-- Sube..--

Coloqué en mi cabeza un casco de color tinto. Leah arrancó y notaba como los hombres iban quedando cada vez mas lejos.

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Paso mas de una hora para que nos detuviéramos.