3.6-Hacia el caos

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La oscuridad, una vez más, era su amiga. Se movía lentamente, de rodillas, mientras preparaba su ataque. Un disparo certero era lo que necesitaba. Sólo una oportunidad le era ofrecida. Cazar, o ser cazado. Esa era la premisa que se tenía que cumplir. Era obvio cuál de los dos quería ser él. Acercó la cabeza por encima del cajón que estaba pegado a la pared, mientras una leve brisa de aire, proveniente de una ventana trasera recorría su cuerpo. No parecía haber nadie. Aun así, sabía que su objetivo estaba ahí. Sabía que no se mantenía quieto. Sabía que lo estaba buscando también. Sabía que estaba armado. Sabía que era peligroso mantenerse quieto. Sabía que si no apunaba bien, que si su enemigo era más astuto, perdería el reto que se le proponía.

Tomó una piedra que tenía a sus pies y la lanzó contra la pared al que se encontraba a unos cuantos metros de donde se escondía. Casi impactaba contra la destrozada cuerda que estaba colgada de la ventana de la misma. Por suerte no fue así. La idea era que su contrario diera un indicio de locación, al costo de dar la suya. Para su fortuna y maldición, sabía que no se revelaría la ubicación de su contrario. Lo que sí sabía era que-

—Y, en efecto.

Comenzó a hablar mientras se ponía de pie, lentamente.

—Aquí estás.

Levantó las manos. Sintió el frío del arma rozando su cuello. El amenazado sólo alcanzó a alejar la cabeza de la pistola.

—¿Por qué ahí? Sabes que se siente horrible.

—No importa eso ya. Ha perdido, Boisseau.

Articuló firmemente, a lo que se preguntaba cuánto había que entrenarle para que no la cagara en grande, como acababa de hacer.

—¿Está usted seguro de eso?

El hombre que sostenía el arma frunció el ceño, un tanto confundido.

—¿Acaso está usted jugando conmigo?

Se dibujó una sonrisita de triunfo en la cara de Boisseau.

—¿Acaso no se da cuenta por sí mismo?

El hombre se preguntó que estaría haciendo Boisseau. Procedió, de una manera lenta, a quitar el seguro de la pistola.

—¿Aun no se da cuenta?

Preguntó nuevamente con un aire de batalla ganada que su contrario aun no entendía.

—Déjese de-

Notó que algo estaba mal. Era obvio que su contrincante tenía un arma de fuego. Una pistola, también. La pregunta era, ¿qué había sido de ella? No se encontraba en ninguna de sus manos. En sus rodillas no podía estar, puesto que sería muy obvio. El saco no se permitía un espacio tan grande. En definitiva, se había deshecho del arma.

—¿A qué está jugando? Ha tirado el arma. Es usted muy estúpido.

Se dio vuelta, aun manteniendo las manos en alto, sin borrar la sonrisa en ningún momento. El hombre comenzó a hacer presión en el gatillo. Se detuvo casi de inmediato al haberse visto interrumpido por un pequeño brillo cerca de su cara. Al mirar detenidamente notó que era un hilo. El mismo conectaba con el dedo pulgar de Boisseau.

—Dígame, Leonard...

—¿Sí, Nicholas?

Respondió de una forma un poco más burlona, sabiendo que ya su rival se había percatado del tenso y fuerte hilo.

—Este pequeño de aquí.

Tanteó con el dedo índice el hilo.

—No es para cortarme, no es así?

El Espejismo #PremiosEmpireWhere stories live. Discover now