2.6-Mundo de secretos

150 6 0
                                    




—¡Ay!

Gritó mientras se golpeaba el brazo, en un fallido intento de matar al mosquito. Rob rió.

—¿Primera vez en un bosque?

Preguntó con una sonrisita traviesa.

—Ja...ja

Rió sarcásticamente mientras ponía los ojos en blanco.

—Estamos mejorando.

—Te gusta confundirme, ¿no?

—Bueno, es interesante ver tus reacciones.

—¿A qué se debió eso?

—Es que ahora me tratas más a tu igual, no te diriges a mí como "señor Dickens".

—Cierto, cierto. Supongo que ya eres más ordinario para mí.

Puso cara de confundida.

—Bah, ni yo sé lo que digo.

—Bueno, ya casi estamos.

Anunció el doctor mientras señalaba la entrada a una cueva sobre una montaña.

(Otra más), pensó Susan, a lo que preguntó:

—¿Me podrías explicar cómo fue que llegamos a un bosque cuando hace menos de veinte minutos estábamos sobre plena vía con pasto alrededor?

—Bueno...digamos que, el mundo-

Se impulsó para subir.

Se volteó por un momento.

—Es un tanto grande.

Ayudó a Susan a subirse.

—Eso ya lo sabía, no soy una niña.

—En el exterior...

Susurró

—¿Qué?

Dijo un tanto enojada. Rob no le dio mucha importancia. Se aproximaban a la cueva. Ya casi llegaban.

—Bueno, como ya sabes, es grande, pero lo que probablemente no sabías es que tiene un par de...

Tocó suavemente una roca, a lo que luego de una ondeada sobre el aire se reveló una maciza puerta de hierro con relieves extraños. La joven quedó sorprendida, mirando lo que parecía ser magia, a excepción de que estaba sucediendo. Rob, con la mirada inquieta, observando hacia todos lados, concretó:

—...secretos.

Comenzó a abrir la puerta y a pasar. La chica se quedó parada, observando, ilusionada, con una expresión de felicidad. Allí atrás se había enojado un poco, pero, era una niña, y eso resaltaba de ella.

—¿Vamos?

Intentó sonar un poco más profesional, a lo que intentaba borrar su previa infantil actitud:

—Sí, digo, yo solo estaba, viendo que...todo fuera seguro.

Rob rió sutilmente, luego, atravesaron el portal. Al cerrarse, las puertas desaparecieron. Como si estuviera en su casa, el hombre siguió caminando. Susan lo alcanzó aumentando la velocidad, a lo que preguntaba:

—Y, ¿me dirás algo de esto?

—Seguro.

—Genial.

El Espejismo #PremiosEmpireWhere stories live. Discover now