4.1-Llamarada confusa

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Acercó sus fosas nasales sobre la olla que ocupaba prácticamente la mitad de la habitación, para luego suspirar de tal forma que pareciese que hubiera olido el manjar más exquisito que vería en toda su vida. Por su parte, el hombre que compartía la sala difería mucho en sus gustos.

—¿Y a quién piensas matar con eso?

—Oh, a nadie, ¡a nadie!—replicó de forma inmediata al hombre, sin perder la concentración en la olla—Se supone que la comida no mata, ¿no?

El hombre que se encontraba al otro lado admirando las pinturas se giró bruscamente, dándole la completa espalda a las obras.

—Estás de broma si crees que voy a comer la más mínima cantidad de esa cosa.

—Aunque quisieras no podrías, ya casi está listo el último material que requieres para tu viaje.

El cocinero miró al hombre por el rabillo del ojo, sin manifestar expresión alguna.

—Hablando de eso, viejo. ¿Sabes a dónde me llevas?

—Desde luego. ¡Qué preguntas más estúpidas haces!

—¿Y yo?

—¿Y tú qué?

—¿Acaso el pasajero no tiene derecho a saber su destino?

—No. No sería divertido sino. Además—se giró sobre sí mismo, sin descuidar lo que estaba haciendo.—Ni siquiera me has pagado.

—Ya encontraré cómo pagarte esto si me dices a dónde me dirijo.

—Bah, entonces olvídate de la paga, chico.

—Ya te he dicho que no me digas chico.

—Lo sé, lo sé, pero tampoco me pagas por eso.

—¿Te he dicho alguna vez lo irritable que eres?

—¿Te he dicho alguna vez todo lo que me debes? Es más, ¡si ni siquiera te molestarías en conseguir cualquier cosa material!

—¿Dolor y sangre no cuestan?

—Sí, sí lo hacen pero no me importa.—el viejo se incorporó de un salto para luego dirigirse a la no muy discreta puerta que se encontraba atrás suya, mientras hundía su dedo índice en su ombligo, zarandeándolo de un lado hacia otro.—Lo que importa es que en un par de minutos esta cosa estará lista y no me molestarás hasta nuevo aviso.

—Oh, es todo un amor...—dijo entre dientes mientras imitaba al viejo, que ya se encontraba cruzando la siguiente sala.—Así que a un nuevo mundo, en un nuevo Universo.

—Espero que vuelvas con menos cháchara.

—No creo sea posible.

Y entonces, dejaron de caminar. Delante de sus narices, una roca con forma de arco de unos tres metros de altura que incluso atravesaba el techo brillaba en su interior, en el carbonizado interior que todavía le quedaba.

—Asegúrate de comer lo que te dí apenas llegues, ¿de acuerdo?

—¿Alguna última advertencia antes de irme, brujo?

—Báñate. ¡Apestas!

Al terminar de enunciar esto se dirigió sin gracia alguna a su cocina nuevamente, para seguir con su comida. Sin inmutarse, el al parecer maloliente hombre se dirigió hacia el portal, cruzando lentamente, mientras suspiraba de forma profunda y detenida, a lo que el aire se sentía más pesado, mucho más fresco, por no decir que helaba ya. Lo que parecía ser un suelo desértico se cernía a lo largo del lugar, abarcando cientos de metros como poco.

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⏰ Last updated: Jan 10, 2017 ⏰

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