IV. La mansión Taisho

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[Actualidad]

Ambas chicas entraron al colegio porque vieron a la directora que salió para vigilar a los estudiantes, ellas entraron a sus respectivas aulas disimulando que no han visto nada, Rin sabía el pasado de aquellos dos pero no quería contárselo a su amiga, porque también le hizo una promesa a Kagome.

—Sesshomaru —susurro Kagome al verlo.

—E-Esa mujer...Siempre me la cruzo. —murmuro al darle la espalda.

Ella no dudo ningún segundo en hablarle y fue directamente para agarrarle del brazo, sabe las consecuencias que podría pasar si se le acercaba pero tenía la necesidad de decírselo. — ¿Podemos hablar? —pregunto nerviosa, tenía miedo que su respuesta sea un no pero cada vez lo jalaba más de su traje, sus ojos amarillentos parecía mirarla con tristeza o desprecio, no podía definir bien esa mirada tan intimidante, lo suelta y retrocede. —Perdón, no quise agarrarlo de esa manera. —se disculpó inclinando la cabeza.

—Hablemos, seguramente será sobre esa niña ¿estoy en lo cierto? —hablo en seco.

—Sí, hay un bar por aquí cerca. —insinuó al señalarlo con su dedo.

El no dijo nada siguió la dirección donde marcaba su secretaria, al encontrar el bar; ambos se sentaron en una mesa que se encontraba al fondo del lugar, lo eligieron para alejarse de las personas que estaban allí hablando sobre otros temas personales. Ellos pidieron café al mozo quien asintió con la cabeza al anotarlo en su libreta cuando esa persona se alejó de su mesa, la secretaria saco algunos papeles que tenía guardado adentro de su cartera, se los ofreció tranquilamente a su jefe: quien leía una y otra vez aquellos papeles importantes.

—Entonces...

—...—Sesshomaru no dijo nada al respecto, el mozo había llegado con los cafés sirviéndoles a ambas personas y luego se retiró. Respiro profundo y exhalo un tanto incómodo. —Veo que dio positivo.

—Así es, Saori es tu hija. —decía la joven al darle un sorbo a su café.

—Y ¿Qué quieres que haga? —hablo frunciendo el ceño.

—Con estos papeles no te estoy obligando a que me des una gran parte de tu fortuna, solo quiero que sepas que tienes una hija de tu misma sangre—insinuó un poco molesta en sus palabras.

—Creí que...No olvídalo—no termino de hablar. —Ya veré que podre hacer para ayudarte.

—No pido que me ayudes, solo quiero que pases tiempo con ella. —dijo estando de brazos cruzados. —Creíste que Naraku es su padre ¿no es cierto?

—...Si, porque él y tu...—decía su jefe algo serio, desvió su mirada hacia la ventana era un mal entendido, ahora su odio hacia su viejo amigo de la infancia volvió a aumentar, porque también se había enterado por parte de sus sirvientes que el tenia una cierta relación con su difunta esposa Kagura.

—L-Lo sé, Sesshomaru. Como Naraku era de recursos humanos él podía hacer lo que se le cante con las secretarias, incluso intentar de violar a alguien. —hablo ella llevándose sus manos hacia la frente.

—...L-Lo siento Higurashi. —dijo al inclinar un poco la cabeza. —Inuyasha, esta vez tenía razón.

—No importa, Sesshomaru... Cuando quieras puedes ir a visitar a tu hija. —decía al sonreír de lado.

Su jefe se levanta del asiento dejando dinero sobre la mesa, le ofreció su mano a la secretaria, quien lo tomo alegremente. Fue un momento tierno para ambos, es decir, sus miradas se chocaban, parecía existir un lazo entre aquellos dos; un hilo del destino que solo ellos podían verlo con sus propios ojos. Al salir del bar, se distanciaron uno yéndose por diferentes caminos, en el fondo Sesshomaru había notado que el divorcio de verdad afectaba mucho a Kagome, pero ellos se habían casado hace dos o tres años atrás, más o menos; como hubo ciertos conflictos en el medio, ni él quería volver al pasado... Y actualmente, tras enterarse cosas por la voz de Inuyasha, pudo entender los hechos que sufrió aquella mujer, él se detuvo para voltear hacia atrás para ver si ella iba hacer lo mismo pero no paso nada, continuo con su caminata para dirigirse a su vehículo.

¿Quien es mi padre?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora