Alexa
Lo primero que me llamo la atención al volver a casa fue que todo estaba callado y oscuro. Parecía una escena sacada de una película de terror. Pero fue el cansancio que hizo que no prestara atención a nada más si era o no una escena de terror los fantasmas y monstros podían esperar hasta la noche siguiente había sido un viaje de regreso bastante largo y molesto.
Deje al pie de las escaleras mi maleta, no tenía fuerzas y mucho menos ánimos para querer subir los tal vez treinta y dos escalones, tal vez exageraba pero no me importaba no quería hacerlo y como era de esperarse de mí no lo haría, así que subí las escaleras. Los pasos resonaban por todo el lugar, me estremecí un poco, lo único que quería era llegar a mi habitación y para asegurarme cerraría con pasador no quería extraños o que algún fantasma me llegara a tocar.
Me reí de la última idea que había pasado por mi cabeza, me hizo reír por lo bajo mientras caminaba por el pasillo. No podía creer que realmente pensé en fantasmas atacándome a mitad de la noche, eso no lo pensaba desde...
Ver la puerta de la habitación que estaba asignada a Nathan había interrumpido mi línea de pensamientos, en primer lugar porque no había nadie y en segundo porque estaba entre abierta y eso no era normal. Un escalofrió recorrió mi espalda al igual que mil ideas pasaron por mi cabeza y ninguna de ellas fue buena, al contrario, todos los presentimientos de Carter escondiéndome algo habían cobrado sentido cuando me di cuenta que nadie ocupaba esta habitación. Algo estaba mal, lo supe cuando hable con Carter, lo supe cuándo entre a la casa y no había nadie y lo supe cuando nadie respondía el teléfono.
Con manos temblorosas había marcado a Carter, River, Jordan, Lisanne por dios había llamado hasta a Chase pero nadie atendía.
Suspire y trate de calmarme y cerré los ojos. En primer lugar si algo malo hubiera pasado River de algún modo no me hubiera dejado volver, por supuesto que no, de eso se aseguraría antes que nada.
Busque alguna posibilidad de algo más, pero nada. Así que mi gran idea fue revisar la casa, de pies a cabeza.
Me escabullí a mi habitación lo más silenciosa que pude y busque con la mirada algo que me pudiera servir como ayuda o herramienta en caso de necesitarla. Pero mi habitación parecía hecha anti accidentes porque no pude encontrar nada. Lo último que localice fue un jarrón. Era algo tonto y lo sabía cuándo lo tome en mis manos pero era lo único que tenía al alcance y que podría servir.
Justo en este momento odie no manejar un arma tan bien como Lisanne.
Salí al pasillo en puntillas como si fuera muy útil o silencioso hacerlo, pero al menos para mí en ese momento parecía lo correcto. Atravesé el pasillo con gran éxito y baje las escaleras corriendo. En mi caso, siendo una chica que no tiene coordinación esto sería lo más peligroso del mundo. Pero nunca has sentido que te siguen o que alguien te mira. Bueno yo tenía esa sensación justo en ese momento, literalmente las piernas me temblaban como gelatina y no sabía cómo es que había bajado sin accidente alguno. Entre al despacho de mi hermano y lo cerré detrás de mí. Podía sentir la respiración agitada y eso hizo que tardara en recomponerme unos segundos.
—¿Un jarrón?—Escuche su voz totalmente conocida para mí, el jarrón se cayó de mis manos y mi respiración se volvió a acelerar mucho peor que hace unos segundos—Esperaba al menos una secadora—Un nudo se instaló en mi garganta y cerré los ojos. Tenía que ser parte de mi imaginación, si eso tenía que ser. El hace una semana que estaba inconsciente. Antes de que yo me fuera él no había demostrado avance alguno, lo vi semana tras semana igual, jamás lo vi hacer algo que me dijera que seguía con vida. Si no fuera por ese pequeño pitido de la maquina pausado podría decir que él había muerto.
Pero no era así, tal vez el terror de la noche me estaba haciendo ver cosas que no era.
—Tu estas con un ataque de nervios—Me dijo el, de nuevo pensé que era en mi cabeza pero cuando sentí sus manos sobre mi cuerpo supe que era verdad, supe que no estaba alucinando. Que él me estaba tocando, que él estaba despierto. Que Nathan había regresado.
No pude resistirme a abrazarlo. Joder, había vivido un infierno mientras él estaba inconsciente, lo amaba demasiado y no quería perderlo.
—Te extrañe tanto—Dije mientras enterraba mi cabeza en su cuello y comenzaba a llorar como un bebe.
—Yo también te extrañe parlanchina—Dijo el mientras besaba mi hombro.
—No me vuelvas a dejar así—Digo en un sollozo cuando todo cobro sentido.
—Te amo Alexa, no me atrevo a dejarte de nuevo.
—Yo también te amo Nathan.
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Destino. Serie Arcuri #1
Novela JuvenilNo puedes detener el tiempo, tampoco puedes cambiar el pasado. Pero puedes cambiar el futuro. O eso es lo que Alexa Arcuri pensó. Realmente no sabemos que es lo que nos lleva a tomar las decisiones, pero ninguna de ellas nos lleva a un camino incorr...