Rock your heart CDM #2

Capítulo 9

Había pasado el resto del fin de semana en la casa de Roshermi. Cuando estábamos en el hospital poniéndole puntos a mis cortadas, al yo no ser mayor teníamos que llamar a un adulto y el único que podía presentarse era la madre de Kentin. Al cruzar la puerta el castaño comenzó a hacer un escándalo caminando directamente hacia Castiel derrumbándole y cayéndole a golpes el cual no insistió en defenderse ya que tenía bien en claro que se lo merecía. Los médicos tuvieron que llamar a los guardias además de tener que atender la cara magullada del pelirrojo. María, la madre de Kentin, sabía exactamente qué no me podría quedar con ellos por más que quisiera por lo que le pidió a su hermana Lucía, la madre de Roshermi y Tommy, que me dejara quedarme en su casa por un tiempo.

La última vez que vi a Castiel ese día, se subía en su moto mientras veía como me alejaba.

Ya en el carro de María les di el mensaje y ambos no pudieron evitar reír y soltar una pequeña lagrima. Nunca había llegado a pasar mucho tiempo con la madre de Kentin pero con todo lo que me decía su esposo sobre ella me llegaba a agradar. Me contó que se conocieron cuando ella estaba de visita en Lexington y el la vio pasar. Me dijo que fue amor a primera vista, que desde cuando vio la chica algo pérdida no desaprovechó la oportunidad de acercarse a ella. Él se ofreció a ser su guía y mientras le mostraba cada lugar María comenzó a desarrollar sentimientos por el. En poco tiempo ya se leían como un libro abierto, se casaron y tuvieron a Ken.

En unos cuantos minutos ya estábamos frente a la casa.

—No es a lo que estás acostumbrada, pero estarás bien cómoda aquí cariño— dijo María mirándome a los ojos.

—No, es perfecto. Aunque en realidad quería quedarme con Castiel— veo como a Kentin le recorre un escalofrío, en realidad debería ser rabia.

—Solo es por un par de días mientras se calma y le informó a Giles. Anda vamos Roshermi te recibirá— me anima a salir.

—Nos veremos luego— se despide Ken. Me despido y bajó del vehículo.

No llegué a tocar la puerta cuando de repente esta se abre y salta la chica a mis brazos.

—Lo siento, lo siento, todo es mi culpa. Sabía que Castiel podía a llegar a ser en un punto peligroso y te deje en la peor parte.

—Tranquila, solo son unos rasguños. Ahora vamos a dormir, estoy algo cansada— bostezo.

—Si si claro— responde y me jala escaleras arriba.

Sus padres ya se encontraban durmiendo al igual que su hermano y no tenía otra opción que compartir cuarto con ella. Tras entrar lo único que se podía apreciar eran las columnas de CDs y las consolas de videojuegos regadas por todas partes sin olvidarnos de los múltiples pósters de personajes algo raro en japonés.

—¿Qué es esto?— le pregunté y ella se queda estupefacta ante ello.

—¿No conoces los animes?— grita en voz baja para no despertar a nadie. Me encojo de hombros—. No tienes idea de lo que te has perdido.

Organizamos un poco a la habitación para acomodarnos y descubrí que si había una cama en ella. Roshermi me prestó unas de sus pijamas de superhéroes y los únicos problemas en ella eran que la chica es más alta por lo que la franela me quedaba algo grande y que yo tenía más caderas por lo que me sentía algo apretada.

Habíamos decidido compartir la cama pero yo no podía dormir. No podía dejar de pensar en Castiel. ¿Por qué no podía? Sentía un apego extraño hacia ese chico y no me había dado cuenta hasta ese momento en el que no lo tenía cerca. Y lo último que me imaginaba era que me alejarían de el.