Epílogo

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12 años más tarde
2 semanas después, los enfrentamientos habían cesado en su totalidad dejando fuera a la realeza del poder. El pueblo de Lexington había decidido ejercer un gobierno democrático mediante votación. El palacio fue tomado para ser un orfanato y también una escuela. Nos permitieron tomar cosas personales y suficiente dinero para iniciar una nueva vida como civiles y las otras riquezas sobrantes se repartieron dependiendo el nivel económico de cada persona: mientras más pobre, más dinero para que saliera adelante. Al haber vivido unos cuantos meses en la casa de Castiel ya estaba acostumbrada a esa vida en cambio mis padres y hermanas no.

Lessie terminó viviendo con Kentin, esos dos eran tal para cual no dejaban de pensar en el otro. Poco a poco se fue acostumbrado a una vida normal en la que debe trabajar y tener responsabilidad en todo lo que corresponde a ella. Un par de años más tarde se casaron teniendo un varón al que llamaron Kevin: un niño tan fuerte y decidido como su padre y tan amable y dulce como su madre, tiene 7 años y los mismos lentes y cabello tazón que llevaba Kentin de pequeño.

Letizia se quedó con el chico de sus sueños y la tensión que había entre nosotras disminuyó. Al parecer ella creía que desde nuestro nacimiento mi papel era quitarle todo, como por mencionar que yo me quedaba con el puesto de reina— que ya no existe—, me casaba con la persona que ella ama— quiero aclarar que él nunca me gustó— y entre otras cosas más por las que me culpaba. Se quedó viviendo en Lexington y tuvo una hermosa hija de ojos azules y pelo rubio como su padre que ahora mismo debería de tener unos 10 años. No nos veíamos mucho, pero para Navidad siempre quedábamos para que los niños jugasen en la nieve.

Con respecto a mis padres, terminaron viviendo en una cómoda cabaña por los valles de flores en mi país natal. No sé mucho sobre ellos tras la boda forzada y mi intento de asesinato, somos distantes aunque de a chin han tratado de recuperarme. Aún se me hace difícil tener que mirarles ya que cuando llega el momento apartan sus miradas avergonzados. Sé que se lamentan de las cosas malas que me pasaron pero no hay nada que hacer por ellas, ya se encuentran en el pasado y no volverán.

Armin y Roshermi— como era de esperarse— se casaron y tienen una familia algo peculiar de gemelos de 6 años y se encuentran esperando trillizos. No sé qué haría yo con tantos hijos y de vez en cuando ella paraba para dejarlos en casa mientras se iba a trabajar.

Ah ¿recuerdan a Boris, Dake y Debrah? Estaba más que obvio que se irían a la carcel por intento de asesinado deportando a cada uno a su país y ni siquiera recuerdo cuantos años le dieron, pero ninguno se puede acercar a nosotros razón por la que siempre hay guardias alrededor de mi familia.

Y como olvidarnos de Lysandro, en uno de nuestros viajes en la gira conoció una chica en Francia de la que se enamoró profundamente al ver que era sensible, honesta y tímida cuando se había disfrazado para no ser reconocido por sus fans. De los integrantes de la banda el más misterioso es Lysandro, y solo por ello su grupo de fans es aún más grande que cualquiera. Mi grupo —y más si se tratan de chicos— deben ser algo más reservados porque el pelirrojo se pone de celoso, en cambio el acapara casi la misma cantidad de chicas que Lysandro y yo no le digo nada aunque aveces me siento celosa pero él lo hace de maldad. Xander no se decide en ninguna chica y cada tres meses lo vez con una nueva, sin embargo tengo la confianza de que algún día encontrará la ideal.

Salvaje nota de la autora:
Yo no tengo ni idea de cómo terminar la historia ó darle un verdadero final. Han pasado tantas cosas en ella que no sé qué hacer...

Lysandro, Xander, Castiel y yo seguimos con la banda llegando a hacer giras alrededor del mundo con nuestro estilo pop rock con un toque de punk. Ya había viajado a varios países pero estar con ese trío de chicos, me ayudó a disfrutar cada uno al que íbamos. En el tercer año después del show de año nuevo, nos encontrábamos tomando una pausa al enterarnos que estaba embarazada. Castiel no se lo podía creer y en ese tiempo todavía ni siquiera me había pedido matrimonio. Tenía la certeza de que algún día por fin me pediría ser su esposa sin embargo estaba durando bastante. Yo le iba a seguir esperando sin importar que pero Roshermi ya se estaba desesperando con "ese idiota" sin corazón.

Nos casamos cuando tenía 5 meses de embarazo. Seguimos tocando hasta esa fecha y nuestra ceremonia fue justo en el escenario enorme en Inglaterra frente a miles de fans que esperaban que Castiel tuviera las agallas suficiente para declararme amor eterno. Él vestía unos jeans rasgados con una chaqueta negra y yo un vestido corto blanco ajustado en el pecho y luego cayendo libre sobre mi creciente barriguita. Castiel deslizó el pequeño anillo con diseños de enredaderas plateadas y flores de diamantes en mis finos dedos y ni siquiera esperó a que el padre dijera:—''Y yo los declaro marido y mujer''— para besarme.

Nuestra luna de miel fue en punta cana y decidimos caminar las extensiones de playas del lugar mirando el atardecer al lado opuesto del mar dejando ver franjas naranjas sobre el agua. Después de medio kilómetro me había cansado pero aún quería seguir viendo el paisaje. Castiel me susurró unos de sus cariñosos tonta y me levantó en sus brazos como si cargara un niño pasando un brazo por debajo de mis piernas y dejando la otra en mi espalda. Me subió hasta dejar mi vientre justo a la altura de su cara para susurrar: ''Espero que no seas tan delicado como tú madre'' y yo le devolví mi amor dándole una collejada.

Regresamos a nuestra cálida casa: no era una mansión pero era nuestra casa. Teníamos suficiente espacio para tener un estudio, nuestra habitación y otra dos que la teníamos repletas de discos e instrumentos, un baño de invitado y dos más para las habitaciones, el comedor, la cocina, la sala principal y otra que comunicaba todas las habitaciones del segundo piso. Preparamos una de las habitaciones para la llegada de nuestro primer bebé, no podía estar más feliz.

Llegó el tan esperado niño ya que era el primero de nuestro extraordinario grupo. Era un hermoso varón de ojos azules y pelo tan negro como el carbón al que llamamos Eliot, físicamente era muy parecido a Castiel y mientras fue creciendo era algo más como mami: honesto, sencillo y muy amigable. Me burlaba de Castiel al creer que su hijo sería un delincuente al igual que el. Años más tarde quede embarazada nuevamente teniendo una niña para cerrar la fábrica. La llamamos Luna, su cabello era castaño ondulado al igual que el mío y también tenía ojos azules, era un rasgo muy fuerte heredado de mi familia.

Hoy en día tengo 29, un niño de 8 años, una pequeña de 4 y un maravilloso esposo que está junto a mí todos los días. Aunque cada año fuéramos más viejos, su amor no parecía ceder por nada mientras era cada vez más fuerte. Después de casi quedar separados por siempre, cada día se la pasa diciéndome cuánto me ama, recordándome cuánto le amo.

Él no parece para nada alguien que se preocupa por los demás pero un día nuestra pequeña Luna sin que no diéramos cuenta se subió a una de las repisas y empezó a bailar tropezando, Castiel se lanzó con la intención de agarrarla y terminó rasgando su cara con el suelo y la niña sana y salva en sus manos. Esa noche se la pasó diciendo que todo era mi culpa por no estar atenta aunque él en realidad se sentía feliz porque después de todo, Luna le dedicó pequeños besos en cada rasguño y en la otra mano Eliot se disculpó por no haber ayudado a su hermana, al final terminamos durmiendo todos en la misma cama acurrucados en el pecho del otro.

No necesito pedir nada más, Castiel me ha dado todo lo que siempre quise desde un principio: un hogar.

No necesito pedir nada más, Castiel me ha dado todo lo que siempre quise desde un principio: un hogar

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