Kentin
~Pre-adolescenciaHabía ido a Lexington de vacaciones como de costumbre cada año. Mi querida prima Roshermi insistió en que me quedase diciendo que solo vivía pensando en personas que ni siquiera viven en el mismo país que nosotros, lo que contradecí recordándole que pasamos la mayor parte del día juntos. Ja pero eso no se quedó ahí, luego salto con que tenía una enfermedad llamada "primocariñis aguda" que podría llegar a ser mortal si una persona era alejada de su primo-hermano; pero eso solo eran cosas de ella para que ó la llevase conmigo ó me quedase con ella. Al final la dejé haciéndose la muertita en el suelo del aeropuerto mientras era esperado por mi padre en las puertas para abordar.
Estaba súper feliz porque iba a volver a ver a Lessie, la hermana menor de mi mejor amiga. Por alguna razón su ternura e inocencia hacía que no la pudiera sacar de mi cabeza, y además había comprado algunos lindos peluches para ella, cosas como prendas para ella no estaban a mi altura. Ella era una princesa, yo un plebeyo ¿cómo podía regalarle joyas si ella ya las tenía todas?
Tras llegar al palacio empecé a correr escaleras arriba hasta la habitación de Leonor, mejor pasaba primero por la de ella para que después no fuese a durar horas hipnotizado por la melodiosa voz de Lessie y para que no dijera que la olvidé. Parado frente a su puerta toqué tres veces para luego tocar una vez más parar, dos veces parar y tocar por último tres veces seguidas como habíamos acordado años atrás para identificar al otro pero al parecer no se encontraba en ella así que di media vuelta para ir a la esquina contraria del pasillo. Iba a tocar cuando la puerta se abrió de golpe y saltaba una Less a asfixiarme —digo abrazarme—.
—¡Kenny!— gritó de emoción mientras me seguía estrujando entre sus brazos.
—También me da mucho gusto verte Lessy— dije separándome un poco de ella para ver sus hermosos ojos azules—. Te tengo un regalo.
—No tenías por qué traerme algo— admitió revolviéndome el cabello con cariño—, pero eso no significa que no lo quiera— y ahí estaba la notable honestidad de Lessie, la chica que no sabe ni engañar a un bebé.
Le entregué los ositos de peluche rosados con un corazón en el pecho con las palabras: "I love you" y ella los abrazó antes de correr a una vitrina en su habitación para dejar en medio los más reciente de su colección de peluches iniciada desde el día en que le di el primero. Luego se plantó frente a mí para tomarme de la mano y jalarme a la cocina. Los sirvientes se hicieron a un lado mientras ella iba dando saltitos moviendo su corto vestido rosado dejando expuesta sus piernas blanquecinas. Me dejó sentar en un banqueta y fue a buscar un jarrón llenos de galletas que ella insistió en haberlas hecho ''sola'' con ayuda de una nana para mi llegada.
Empezamos a comer galletas como cosa loca, y hasta que el recipiente no quedase sin ninguna migaja no paramos. Luego de tan deliciosa bienvenida me contó de algunas cosas que había aprendido a hacer como coser ropas para sus peluches —con ayuda— ya que no quería tener que depender siempre de los demás y tuvo un progreso con respecto a sus responsabilidades, podía bañarse por sí sola. Eso era un gran avance, yo estaba consciente de que era una princesa pero eso no significaba que fuese ''inútil'' y que todo el tiempo necesitase de alguien.
Después me jaló hasta un salón donde le pidió a unos sirvientes que tocasen un vals para nosotros. Yo era todo un desastre con los pies pero por ella, todo lo era. Lessie dejó su pequeña mano sobre mi hombro mientras yo trataba de tomar con delicadeza la otra. Ella empezó a moverse al ritmo del vals y yo con torpeza trataba de seguirla, ella era la que me guiaba por todo el salón. Cada dos por tres miraba a mis pies para asegurarme de que no la iba a pisar y cuando volvía a levantar la mirada me encontraba con una sonrisa juguetona de su parte para luego hacer que girase.
Ese era uno de los momentos que más disfrutaba al ir todas las vacaciones a visitarla. Aunque en realidad era para pasar tiempo con mi padre, no pude evitar encariñarme con las trillizas Van Slyvert, cada una tan distinta a la otra con respecto a sus personalidades cuando lo único que podía diferenciarlas a simple vista era sus sonrisas.
Lessie se abalanzó sobre mí para abrazarme, no necesitábamos palabras para comprendernos. Con tan solo pestañear, ella podía leerme como a un libro abierto entre sus manos.
—Eres el mejor amigo que podría pedir. Gracias— susurró apretándome con sus frágiles brazos.
—Es un placer mi princesa— respondí y recibí a cambio un dulce beso en la mejilla, lo que hizo que me sonrojase al instante que sentí sus labios.
Antes de que pudiera agregar palabra alguna, Giles —mi padre— entró al salón y me hizo señas para que fuese con él. Lessie un poco triste se alejó de mí dejando un pequeño vacío en mi interior, cosa que no entendía en aquel entonces. Caminé hacia él; un poco desanimado y posando su mano en mi hombro me dijo:
—Necesito que hables con Sammy. Está pasando por un mal momento ahora y eres el único que puede llegar a ella sin que se sienta presionada— me dijo casi en suplica. Yo inmediatamente acepté, no porque me lo pidiese; sino porque Sam me necesitaba. No necesitaba preguntarle nada para saber que sus padres la habían vuelto a hundir más.
Asentí antes de ir a paso rápido hacia el salón de música, el mundo donde Samantha Leonor era simplemente Sam. Empujé las gigantescas puertas ya que los guardias ni se inmutaron en ayudarme y me planté en el centro del lugar tratando de ubicarla. Busqué bajo el piano pero no estaba ahí, revisé detrás de las vitrinas de partituras pero tampoco había rastro de ella.
—¿Sam?— la llamé dudoso—, sé que estás por aquí. Te conozco lo bastante para saber que te quieres refugiar en la música— declaré mirando a todas partes.
—Vete Kentin, yo no deseo estar acompañada en este momento— mentía, siempre lo hacía cuando tenía que ver con cosas que odiaba, y entre esas cosas odiaba verse débil. No iba a dejarla sola, no ahora ni nunca.
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Rock your heart CDM #2
FanfictionMe escapé de casa para ser libre al fin y rockear. Tengo todo lo que necesito: talento, pasión, un país nuevo donde empezar y un sueño que alcanzar. Nada ni nadie me detendrá. Creí que todo iba acuerdo al plan hasta que el destino me hizo caer por...