Capítulo 12

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Lo empuje hacia la cama haciendo que se sentará en ella. Me quite la camiseta y me senté en su regazo.

Queria que me tocara, con sus manos tibias, quería que las pasará por todo mi cuerpo.

Le quite el saco mientras que el me ayudaba con la corbata. Cuando lo hizo, lo volví a besar con lujuria.

- Que quede claro - dijo entre besos - solo quería disculparme. - y pasó su boca a mi cuello.

- No te preocupes, con esto basta - dije entre jadeos.

Intentaba pegar todo lo que se puediera mi cuerpo al de él, mientras que el quitaba con desesperación mi sujetador, yo con manos temblorosas, le quitaba la camisa.

Y sin avisar, me rocosto el cama.

- Eres tan hermosa. - dijo mientras se quitaba los pantalones junto con los boxers. - Y estás, también. - dijo quitándome las bragas, la última prenda que me quedaba.

Entre el sudor y jadeos, por fin entro, haciéndome sentir de nuevo ese placer, haciéndome gritar su nombre en susurro cada vez que entraba.

Al parecer mis jadeos es lo que lo ponía más potente entonces decidí besarle y hablarle al oído.

- Robert... - dije entre gemidos.

El intentaba callarlos succionando mi cuello, pero no funcionaba. Me levanto la manos colocándolas  encima de mi cabeza, dándome un mejor acceso al placer.

- ¿Esto es lo que quieres?  Tenerme así, entre tus piernas. - dijo hablándome al oído. - ¿Crees que otros te dan lo que te doy yo?

Estaba furioso, se le notaba, pero eso a la ves me encantaba. Estaba a punto de venirme.

- Creo que viene de familia - dije pasando saliva - Marcus lo hace perfectamente.

Al parecer, le di a entender lo que ya había hecho con Marcus en las mismas sábanas, lo que hizo que me penetrara más fuerte, quería que dejara rastro de lo que estábamos haciendo y borrar lo que Marcus y yo habíamos hecho.

No paraba de gemir, de arañar su espalda y el la mía. No dejaba de atar con sus manos mi cintura para acercarme más a él, hasta que cada uno de los dos llegó al clímax.

Después de haber recuperado el aliento, reaccioné.

- Vete... - dije tratando de recuperar algo de aire.

- ¿Qué...? - apenas haciendo asimilar lo que le dije.

- Aún sigo molesta. - dije tratando de coger la sábana.

- No hablas enserio...

- Hablo muy enserio.

Y sin previo aviso, se puso encima de mí, sujetando mis manos por encima de mi cabeza.

- Quieres que te deje claro, de nuevo. Porque créeme, - dijo haciendo una breve pausa - no me iré de aquí hasta dejarte en claro mis disculpas.

Trataba de sacarme de su agarre pero me resultaba imposible.

- Por mi vete a la mierda.

- ¿Segura? - dijo acercando más su cuerpo, provocando que su pene se juntara con mi entrada, haciendome sacar un gemido.

- Segura - dije cerrando los ojos por la excitación.

- Bueno, como dije, no me iré de aquí hasta dejarte en claro mis disculpas.

Y comenzó con la mayor tortura. Empezo a pasar una de sus manos por mis costilllas, bajando lentamente por cintura, mientras que iba dejando rastros de besos húmedos en mi hombro, y llegando con ayuda de sus dedos a mi clítoris, introduciendo así, un dedo, haciéndome elevar mi cadera hacia él.

- Aún quieres que me valla a la mierda.

- Pudrete Robert...

Entonces movió su dedo, dando severos círculos.

- ¿Qué dijiste?

Ahora eran dos.

- Dios...

- Es lo que aveces me dicen.

Sus dedos eran maravillosos, hacian que perdiera la cordura.

- Ah...

Y supe que Robert Downey Jr era la perdición.

El Peligro De La Atracción.  (Robert Downey Jr y Leighton Meester) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora