Capítulo 13

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El tono de mi celular empezó a sonar, dándome a entender que era el despertador; era de día.

No quería levantarme, estaba adolorida y agotada. Después de que Robert termino de meterme los dedos, quedé profundamente dormida, pero como era de esperarse, amanecí sin él.

Me senté en la cama con dificultad cuando de repente suena mi teléfono.

- ¿Marcus?

- Despierta ya dormilona.

- ¿Qué pasa?

- Te quería informar que esta noche la empresa hará una fiesta de gala, y como no tengo acompañante pensé en tí.

- No sé si tenga ánimos. Además, tengo trabajo, no tengo ninguna fotografía del proyecto de mi padre y sino lo hago ya, me matará.

- ¿Entonces te paso a recoger a las ocho?

- Marcus... - dije entre dientes.

- Anda, quiero que vayas conmigo como mi pareja.

- La última vez que salimos juntos terminamos en mi cama.

- Te prometo que solo me acompañaras y te regreso a tu departamento.

- Está bien.

- Eres la mejor. Te agradecere después. Adiós.

Y colgó, dejándome con las palabras en la boca.

- Adiós...

...

Marcus como siempre era puntual.

Para ser sincera, lo que más me agradaba de esta noche, era él, que se presentaba en mi departamento con su esmoquin perfectamente arreglando.

- ¡Dios! - exclamó al verme.

Mi vestuario consistía en un vestido por derriba de las rodillas y de color blanco y negro.

Mi vestuario consistía en un vestido por derriba de las rodillas y de color blanco y negro

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- ¿Qué tal luzco? - dije mientras daba una vuelta.

- ¿Quieres que sea sincero...? - dijo mientras veía mis piernas. - Tal vez deberíamos quedarnos.

- Idiota. - dije entre risas.

- ¿Nos vamos señorita Palmer? - pregunto dandome acceso al pasillo.

- Vámonos.

...

Al entrar al salón donde se desarrollaba la fiesta, note que era demasiada gente, alcanzaba a escuchar a dos hombres que charlaban en francés. Al parecer, no todos provenían de Los Ángeles.

Al bajar las escaleras para llegar a la pista de baile, Marcus me tomo con delicadeza por la cintura. Antes de llegar a nuestra mesa, no pude evitar posar mi mirada en aquel hombre que tan solo unas horas antes lo había tenido en mi cama. Se encontraba charlando con un hombre con aspecto de unos cincuenta y tantos años y con una castaña que no pasaba de los treinta.

Como si mi mirada fuera un imán, atrapé la suya, ignorando a las personas con las que estaba, como siempre, no le gustaba que estuviera con Marcus. Así que decidí evitar su mirada.

Cuando lo volví a ver, el hombre mayor con el que se había encontrado Robert, se había ido, dejando solos a Robert y aquella castaña. La castaña se le insinuaba a Robert  porque no  le hacía el mínimo de caso, pero atrapó su atención en cuanto le susurraba algo al oído.

Cuando Marcus y yo tomamos nuetrso respectivos asientos, no pude evitar ver a Robert reír con la castaña. Entonces el me vio, sin dejar de reírse.

Entonces así va ser esta noche...

Sabía que aunque estuviera coqueteando con aquella mujer, no me estaría quitando el ojo de encima.

Así que decidí provocarlo.

Sabía que mi vestido era lo suficientemente corto, así que crucé la piernas, de forma que mi falda se subiera más, dejando descubrir más mis  piernas.

Él se percató de lo que hice y de inmediato cambio su expresión de alegre a seriedad.

Bien hecho, Amber.

Como acto seguido, fue provocar a Marcus.

Me apegue más a él, poniendo todo mi cabello de un solo lado y sonriendo le algo coqueta, poniendo sus manos en mi pierna cruzada.

- A - Amber... ¿Qué haces? - pregunto algo nervioso.

Rodie su cuello con uno de mis brazos y me acerque a su rostro, lo suficiente para sentir su respiración.

- Lo que ambos queremos.

Y lo bese, lo bese disfrutando cada momento mientras que el me atrapaba mi nuca con una mano y con la otra mi cintura. Su lengua exploraba cada centímetro de mi boca.

- ¿Interrumpo algo? - escuché a Robert por detrás de mí.

Marcus y yo nos separamos algo avergonzados.

- Tío, un gusto verte de nuevo. - lo saluda Marcus desde su asiento.

- El gusto es mío hijo. Amber. - dijo posando su mirada en mí.

- Sr. Downey. - dije sin atreverme a mirarlo.

- Dime Robert. No tengo ningún inconveniente. - dijo sonriendo.

Entonces recordé la vez que se me escapó un gemido con su nombre.

- Si no te molesta Marcus, quisiera hablar con Amber en privado.

- ¿Para qué?

- Negocios. Nos falta por resolver mucho.

- ¿Tiene que ser ahora?

- Sí.

- No tardaré - le dije depositando un beso en sus labios.

- Es urgente - escuché decir a Robert entre dientes.

Me levante de mi asiento mientras le lanzaba una mirada de furia.

Nos dirigimos a los pasillos donde no había casi gente. Me hizo pasar a un despacho.

Lo que había escuchado fue el chasquido del seguro de la puerta.

El Peligro De La Atracción.  (Robert Downey Jr y Leighton Meester) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora