Capítulo 6

2.2K 125 12
                                    

¡El socio de mi padre era Robert Downey Jr!

Esto no me puede estar pasando. ¡Por qué con él!

Sabía que tenía que llamarlo para poder arreglar una cita para la reunión, pero no quería llamarle.

Vi el número de teléfono una última vez y, desesperada, empece a marcar los números. Después del tercer timbre, se escucho aquella voz que eriza mi piel.

-Downey. - contesto con voz dura.

-Señor Downey. ¿Se acuerda de mí? - dije un tanto arrepentida por a verle marcado. - Soy Amber, la amiga de Marcus.

-¡Amber! Querida, cómo olvidarte. - desde el otro lado del teléfono, pude percibir una sonrisa. -¿Cómo conseguiste mi número de teléfono?

-Fue por mi padre, Cristóbal. Ustedes son socios. Me pidió que le marcará para poder agendar una cita para arreglar algunos documentos.

- También, cómo olvidarme de mi viejo, amigo y socio, Cristóbal. Y en cuanto a la cita, esta noche estaré desocupado. Me gustaría otro día pero no puedo. Te espero en mi oficina.

-De acuerdo, ¿Y a qué hora sería? - dije apuntando en una pequeña libreta.

-A las 9 estaría bien.

De inmediato dirigí mi mirada al correo de papá.

-Pero de acuerdo con mi correo que me enviaron, su oficina está abierta hasta las 9.

-Entonces a las 10.

Y colgó. Me había dejado con la boca abierta.

...

Revise en mi maleta lo que tenía para una junta de negocios, por suerte tenía un vestido color vino que había sido regalo de mi amiga Ana. Para Ana la juntas le parecían ya sea para provocar o en verdad no sabe el significado de "negocios".

Entre las ocho y las nueve me empece arreglar no sin antes tener la documentación preparada.

No me podía quejar de los gustos de Ana. El vestido hacia resaltar cada una de mis curvas, y el orificio que tenía al centro de mi pecho, hacia mostrar un poco de mis pechos.

Retoque mi cara un poco con sombras, rímel y de más

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Retoque mi cara un poco con sombras, rímel y de más. Y por último, me puse mis tacones negros.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

...

En cuanto mis pies tocaron la acera, me detuve en frente del edificio de American Downey.

Entré y estaba absolutamente solo, excepto por el guardia que cuidaba la puerta del edificio. Apreté el botón que me llevaría a la última planta. Cuando llegue, no había recepcionista alguna que me recibiera con una sonrisa o con un "El Sr. Downey la recibirá"... No había absolutamente nadie. Así qué pase.

En cuanto crucé la puerta, el ambiente cambio. Entonces lo vi. De pie junto al ventanal, cuya luz de la luna lo iluminaba. Se había quitado el saco y la corbata. Sus mangas estaban remangadas hasta los codos y dejaba ver parte de aquellos brazos marcados.

En seguida, dio media vuelta y me vio. De pies a cabeza. Como sí fuera un León que acaba de ver a su carnada.

-Te ves más hermosa de lo normal. - dijo acercándose y depositando un beso en mi mejilla. Tan suave que hizo que se me erizara la piel.

-Pasa. Toma asiento.

Tome asiento en una de las dos sillas que estaban en frente de su escritorio que también era de vidrio. Lo raro que él, en vez de sentarse en su silla de cuero, se sentó en la silla que sobraba.

-¿Lista? - pregunto, acercando su silla más a la mía, de manera que ambas sillas quedarán pegadas una a la otra.

-Sí. - conteste sin aliento.

Y así se fue el tiempo, el checa los documentos mientras yo hablaba en el momento que me fuera indicado. Rara vez, el posaba su mano en la parte baja de mi espalda y la pasaba de un lado a otro como masaje.

-... Entonces llegamos que, parte de las ganancias le tocaría a usted un 45%... - me detuve por que su mano quitaba el resto de mi cabello de mi cara y lo posaba detrás de mi hombro.

-Y si quiero más - dijo pero más en tono de pregunta.

Se acercó lo suficiente para que mi respiración chocara contra su cara.

Pasa su rostro por mi cuello, sin besarlo, mi respiración ya estaba agitada para ese momento.

Su rostro volvió al mío, y al parecer los dos no nos pudimos contener.

Nos besamos.

Nos besamos tan frenéticamente, así como uno necesitará del otro.

Sin previó aviso, me subí sobre su piernas mientras el pasaba sus manos por las mías.

Su boca pasaba por la mía y por mi cuello.

En cuanto sale por mi boca un gemido , basto para que me pusiera encima del escritorio y me subiera la falda hasta las caderas.

Yo no sabía como reaccionar. Era nueva en esto. Pero como un rayo de luz me de tuve. No podía hacerlo.

-¿Qué pasa? -dice frunciendo el ceño. Dios justamente en ese momento estaba para comérselo.

Me baje del escritorio así como el vestido.

-Es tarde. Pasan de las 12. Lo siento debo irme.

Tome mis cosas y sin decir más, me marche.

El Peligro De La Atracción.  (Robert Downey Jr y Leighton Meester) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora