Capítulo 20

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Marcus... 

Desperté desnuda entre las sábanas a causa de que había soñando con Marcus.

Me sentía mal por el hecho de no contarle a Marcus lo que pasaba entre sus tío y yo.

Respiraba alterada. Al lado de mí se encontraba el hombre quien me da los mejores orgasmos.

Revisé el reloj que tenía Robert en su mesita de noche.

2:49 a.m. 

Era de madrugada y por primera vez me encontraba en un lío de sábanas en su cama. 

Me quedé observando su rostro, perdiéndome en el ritmo de su respiración que iban a acorde con los latidos de ambos.

No sabía como reaccionar con semejante escena.

Ya no parecía confuso, nada, ya no tenía miedo al tenerlo cerca, ya no estaba pálida al escucharlo o ya no temblaba cada vez que me dirigía la mirada.

Se estaba perdiendo el peligro por algo nuevo e irreconocible.

Me estaba sumergiendo en él y me estoy dando cuenta poco a poco hasta que sea tarde y no haya nada que hacer.

- Amber... - escuche decir mi nombre desde el otro extremo de la cama.

- Hola... - nunca en mi vida le había hablado con dulzura y delicadeza, como si fuera algo que se fuera a romper con tanta facilidad. 

- ¿En qué piensas? - dice en voz baja y ronca.

- En lo sexy que te ves durmiendo - digo mientras me posiciono encima de él. A cambio recibí sus labios que tanto me fascinan.

- No temes que algún día te vean por ese gran ventanal y te vean desnudo - digo refiriéndome al enorme ventanal que tenía en su habitación.

- No - respondió tranquilamente.

- ¿No?

- No, porque así pueden ver como te toco, sí es que algún día nos llegaran a ver, claro. 

Prácticamente me había deshecho de las sábanas, ambos estábamos  desnudos, rosando nuestras partes íntimas, una contra la otra, haciéndome gemir del placer.

- Necesito ir al baño.

- No... - dijo quejándose.

- ¿A caso quieres que me orine?

- ...

- Entonces tengo que ir al inodoro, ¡AHORA!

- Okey... Pero antes necesito darte algo.

Nos levantamos ambos de la cama, para luego yo cubrirme con su camisa que apenas me alcanzaba a cubrir mis muslos.

Robert se perdió buscando algo en uno de sus cajones de su tocador.

- Cariño, te importaría esperarme unos segundos...

- ¿Qué tramas?

- Una sorpresa. - dijo para luego volverse de nuevo hacía mí.

Trate de despertar pero no era un sueño, era tan real como todos nosotros; al ver a Robert incado, apoyado solo en una pierna y ver entre sus manos ese diamante que brillaba más que nada me hizo pensar que a lo mejor era un sueño.

- Amber Palmer, ¿ Quieres ser mi mujer, que me acompañe por el resto de mis mañanas, tardes y noches que aún me quedan?

El Peligro De La Atracción.  (Robert Downey Jr y Leighton Meester) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora