(2) De los humanos y los monstruos

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Prólogo

La segunda en caer fue Paciencia.

Paciencia llegó al Monte Ebott por razones desconocidas, lo que sí era seguro es que siguió la misma ruta que Determinación tomó, un camino sin retorno.

Resultaba ser una persona que no estaba acostumbrada a viajar por mucho tiempo, con un lazo rojo que su madre había elegido y con un cuchillo de juguete que le había quitado a su hermano entre juegos, se aventuró a aquel lugar que no parecía tener fin.

Con arrepentimiento, quiso volver a su hogar, pacientemente anduvo por los alrededores del bosque hasta que llegó a la cima del monte Ebott, una vez ahí, buscó con la mirada el regreso a su Villa.

Pero dio un paso en falso y cayó irremediablemente dentro del monte.

Fue paciente al buscar una salida y fue paciente cuando llegó al mundo de los monstruos... pero esa misma Paciencia fue la que le condenó.

Así fue como Paciencia terminó en las crueles manos de los monstruos, esperando para siempre.

SoulTale
Rumex Acetosa

「La historia de la humana a quién el tiempo sobraba」


Capítulo XII
De los humanos y los monstruos

—Entonces... ¿ya casi terminas de cumplir con todos tus castigos? —Monster Kid sonrió emocionado— ¡Eso es genial! ¿Cuál te falta?

Frisk empujó una vez más el columpio dándole impulso a Monster Kid, aprovechando que éste estaba en el aire, movió las manos y esperó a que tradujeran. A su lado, Flowey refunfuñó.

—Ya te dije que no soy tu maldito traductor —dijo mirándole con enojo, Frisk sonrió encogiéndose de hombros y Flowey solamente suspiró—. Solamente le falta el servicio social.

—Ohh... ¿Y ya sabes dónde lo harás? —Preguntó Monster Kid una vez más, pero esta vez Flowey no tuvo necesidad de traducir puesto que Frisk se había quedado en silencio.

Desde su pelea contra Andy todo había empezado a marchar mejor, los roces entre humanos y monstruos habían disminuido y ahora podía andar tranquilamente por los pasillos sin temer que alguien fuese a hacerle zancadilla; extrañamente, desde que Andy se había retirado de la pelea, los demás niños humanos pararon de molestarle, parecía casi como si le evitaran a toda costa, pero eso no era lo que le preocupaba, lo que le preocupaba era que, a pesar de que todo parecía un poco mejor, nada era igual que antes.

Cuando llegó a la escuela de Toriel por primera vez había evidenciado que la relación entre humanos y monstruos era prácticamente perfecta, niños humanos jugando con niños monstruos, hablando con ellos, disfrutando, sin embargo, en la cafetería que una vez estuvo llena de ambas razas alegres compartiendo ahora estaba dividida por una línea invisible donde cada uno tenía su parte y ninguno cruzaba.

El único humano en toda la cafetería que estaba en el lado de los monstruos era Frisk y eso no era algo bueno.

Cuando se le asignó como último castigo un servicio social de tres meses (gracias a que Flowey, de alguna forma, se las había ingeniado para encender la alarma contra incendios) pensó en hacer algo donde pudiese ayudar a toda la comunidad escolar, una forma de pedir perdón... pero incluso los lugares disponibles de servicio social estaban divididos, no sabía cómo pero incluso en la enfermería se sentía la tensión entre humanos y monstruos.

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