(1) Las flores no son mascotas

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Prólogo

Determinación tuvo una razón para caer, más que nadie, Determinación conocía la naturaleza humana.

Determinación cayó miles de veces al subsuelo y todas y cada una de esas veces lo hizo con la misma intención: acabar con todo. Aborrecía a su propia raza.

Sin embargo, la última vez que Determinación cayó, fue diferente, pues en esa ocasión era su propia raza quien le apartó, pero eso no es lo curioso, lo curioso es que ahora siendo ellos quienes le detestaban, Determinación buscaba salvarlos.

Salvarlos a todos.

La primera vez que Determinación cayó estaba lleno de dolor, cuando cayó por segunda vez tenía un rostro serio y decidido. Cuando salió...

Sonreían de felicidad.


SoulTale
Laburnum anagyroides

「La historia de esa persona a la que los humanos despreciaban 」


Capítulo IX
Las flores no son mascotas

—Saludos —dijo una voz que conocía bien, no sabía de dónde venía, ni por qué a pesar de sonar peligrosa le llenaba de tranquilidad— has estado divirtiéndote bastante, ¿no es así? Todos parecen perfectamente felices ahora.

No entendía sus palabras, ni siquiera podía verle entre tanta oscuridad, le buscó con la mirada y anduvo sin rumbo tratando de hallarle, pero lo hizo en vano.

Nadie apareció.

—Salvaste a Asriel —dijo con voz suave, parecía sincera— gracias.

No sabía quién estaba hablando, ¿por qué le agradecía? ¿Conocía a Asriel? ¿A Flowey? Trataba unir las piezas pero no tenía ni idea de quién se trataba.

—Pero ahora debo preguntarte algo importante —su voz dejó esa ternura con la que le agradeció, empezando a distorsionarse— ¿De verdad crees que todo terminó aquí?

El suelo oscuro que le sostenía empezó a sacudirse, trató de mantener el equilibrio pero no había ningún punto de apoyo para ello, terminó cayendo en un profundo pozo sin fin hundiéndose en la oscuridad

—nO lo ol V id e s REFLEJO, aUn t enGo tu ALMA, pR ONto volveré, ¡ Lo vAn A VeR! Y Ni siq uier A eSe estÚpidO COM E DIANTE, A sriel oPodRÁN a deTene rme.

.-

Frisk se levantó de golpe con espanto, sudaba frío y sentía una horrorosa presión en el cuello que le obligó a tragar y tocarse con las manos para confirmar que nada estaba ahí. ¿Qué había sido eso? Temblaba con la simple idea de recordar aquella voz distorsionada, pero lo que más le asustaba era la sensación de familiaridad con la escena.

¿Por qué...?

—¡Demonios, Frisk, deja de ignorarme!

Con confusión miró a todos lados buscando la vocecilla chillona que le había sacado de sus pensamientos, a su derecha, Flowey le gruñía enojado con un rostro espantoso.

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