Capítulo 4: No te voy a decir nada.

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Poco a poco fui abriendo los ojos. No sé de donde saqué las fuerzas, pero lo conseguí. Fui recordando más o menos como había llegado hasta casa, no es que hubiese bebido mucho, pero el poco alcohol que llevaba en el cuerpo me había pasado factura.

Miré el reloj, perfecto, las doce y media del medio día, ni siquiera había podido ir a clase. Me despejé, me cambié la ropa del día anterior que aun llevaba y bajé a la cocina.

—¡Buenos días pequeñaja! —Dougie. Y me vinieron los recuerdos. Él sus besos... su promesa...

—¿Donde están Tom y Gi?

—Se han ido de fin de semana.

—¿Así? ¿sin decir nada?

—Nos lo dijeron hace dos días.

—Cierto... —saque una taza para prepararme un café.

—Estuvo bien lo de anoche ¡eh! —por un momento me ilusioné—, el sitio estaba genial, no había ido nunca.

—Ni yo.

—¿Te pasa algo?

—¿A mí? no, que va...

No le convenció mi respuesta, pero me dio igual, subí a mi cuarto y me tumbé en la cama, el daño ya estaba hecho.

—¡Will! —minutos después, mi teléfono comenzó a sonar.

—Annet ¿dónde te has metido?

—Me he quedado dormida, anoche estuvimos de fiesta y eso...

—Ya decía yo... esta noche vamos a salir a dar una vuelta ¿te vienes?

—¡Si claro! es viernes, no me voy a quedar un viernes encerrada en casa, dime hora y sitio.

La tarde pasó rápido. Dougie había preparado pizza por lo que me la subí a mi cuarto. No tenía ganas de verlo.

—Ey Annet —eran las siete de la tarde y me disponía a ducharme.

—Qué —me volví justo antes de entrar al baño.

—¿Seguro que no te pasa nada?

—¿A ti te pasa algo?

—¿A mí? no, yo estoy bien —contestó extrañado por mi pregunta.

—Pues ya está, todo solucionado —me cogió del brazo antes de que yo entrara al baño.

—No confías en mí, es eso.

—No Dougie, el problema es que SI confío en ti, si no lo hiciera, ahora mismo estaría súper mega contenta en mi mundo de chupi.

—No te entiendo.

—Da igual, déjame —y esta vez sí lo conseguí, me deshice de él y me metí en el baño.

Cuando salí, estaba arreglada. Íbamos a ir a cenar y con suerte luego nos pasaríamos por algún sitio tranquilo, por lo que no me arreglé mucho. Pantalones pitillo negros, tacones altos, camisa vaquera y pañuelo negro liado al cuello.

—¿Quieres que te lleve a algún lado? —Dougie me vio como salía por la puerta.

—No, gracias.

—¿Y que te recoja?

—Te estás tomando demasiado en serio lo de guarda espaldas.

—Es que no quiero que te pase nada.

—Tarde.

Y cerré la puerta detrás de mí. Will me esperaba en su coche cerca de allí. El camino hacía el coche lo pasé pensando, sabía perfectamente que no podía estar enfadada con Dougie porque había sido culpa de los dos, pero necesitaba que al menos se sintiera un poco culpable.

No tienes que decir nada (McFly)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora