Capítulo 46: Una vez más.

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Abrir la puerta de tu casa y encontrar un ramo de flores... que buena forma de empezar una semana.

Un ramo bien grande de rosas rojas. Las cogí y las entré a la casa. No llevaban ninguna nota de quien me las había mandado, pero tenía que ser Dougie... estos detalles solo los tiene Dougie.

Cogí el teléfono y marqué su número rápido.

—Dougie, ¿dónde estás?

—En casa de Tom.

—Como no, espérame que voy para allá.

Tardé lo menos posible, y cuando me abrió la puerta no pude evitar darle un beso en los labios. La relación que Dougie y yo teníamos... era extraña. No éramos novios... Pero él me daba besos cuando quería... no sé, algo raro, cuando caiga en que éramos os lo digo, lo prometo.

—Voy a tener que abrir la puerta más a menudo.

—Son preciosas Dougie.

—¿El qué?

—El ramo de flores —me miró extrañado.

—Yo no te he mandado nada.

—Claro que si, un ramo de rosas rojas. Has tenido que ser tú.

—Que te prometo que no. Yo lo único que iba a darte era esto.

Me cogió la mano y me llevó hasta la cocina. Encima de la mesa había varias flores lilas. Las cogió, le puso papel de plata en los tallos y me las dio.

—Me las he encontrado viniendo hacía acá... no son un ramo de rosas pero...

—Que bonitas —las cogí y acaricié un par de pétalos pequeños.

—Veo que alguien me hace la competencia.

—En realidad no, porque no sé ni quien es —sonreímos y me acarició la mejilla.

—¿Por qué eres tan guapa? —ne mordí el labio.

—¡No sabía que estabas aquí Annet! —Harry habló justo en el momento en el que los labios de Dougie rozaban los míos.

—Si —me di la vuelta y le sonreí.

—¿Dougie, esta tarde vas a hacer algo? —no le contestó, simplemente mi miró a mí y luego volvió a mirarlo.

—Am... entiendo, bueno. Yo me voy ya. Nos vemos otro día. Adiós Annet.

—Adiós —se escuchó la puerta de la calle—. ¿Qué le pasa a Harry?

—Izzy... Izzy otra vez. Últimamente no sé que es lo que les pasa que no hacen nada más que dejarlo y volver.

—Y tú dejas a tu amigo solo.

—A ver... solo no.

—Sí, solo, se acaba de ir.

—Pero es que quiero estar contigo.

—Antes van los amigos Dougie —apartó la mirada cabreado.

—Creo que te estoy leyendo la mente.

—En ese caso la respuesta es un sí.

—¿Quieres ser mi...?

Pero ya había salido corriendo. Y menos mal. Para los que no lo hayáis pillado, la conversación mental fue algo así como:

"Aunque la verdad es que yo soy tu amiga."

"¿Me estás diciendo que ayer se me olvidó hacerte LA pregunta?"

No tienes que decir nada (McFly)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora