Capítulo 33: Empecemos otra vez

73 6 0
                                    

Estábamos de limpieza.

Mi padre salía de la clínica a la semana siguiente y nuestra casa estaba hecha una pocilga. Bueno, ya no, puesto que llevábamos cuatro días de limpieza general. También habíamos llevado todas mis cosas de vuelta a su sitio. Y el piano era lo último que acababa de entrar por la puerta de mi habitación.

Dougie y yo nos tumbamos sobre la cama exhaustos.

—Puedes matarme —me dijo.

—Eres un exagerado.

—Es verdad, solo acabamos de subir un piano por unas escaleras —reí.

Lo abracé y él se dejó.

—Hoy hace dos semanas que tuvimos el accidente —dijo.

—Lo sé...

—Te juro que hubo un momento en el que pensé que te ibas...

—Cuando te vi en el coche... —me acariciaba el pelo— Era como si... ¡aaaah! No sé como explicarlo, te vi así y yo quería morirme —busqué sus labios.

—Creo que no me voy a acostumbrar a despertarme y no tenerte a mi lado.

—Qué manera más bonita de pedirme que me vaya a vivir contigo.

—En realidad no es una indirecta, te lo hubiese pedido si no fuese porque tu padre te va a necesitar más que yo. Pero no mucho más que yo...

Y los días pasaron y Giovanna, Tom y yo estábamos listos para entrar en la clínica.

Muchos nervios por mi parte. Tenía mucho miedo ante la reacción de mi padre al verme, y más después de lo que pasó la última vez que lo vi.

Giovanna me cogió de la mano para entrar. Detrás del mostrador estaba la misma mujer de aquel día. Nos dijo que nos sentáramos en las sillas que el médico y mi padre no tardarían en aparecer.

Y así fue, mi padre junto al doctor se iban acercando, yo me levanté rápidamente de mi asiento y me lancé a sus brazos llorado. Mi padre me abrazó con fuerza. Adiós nervios, adiós miedos, mi padre estaba de vuelta. Escuchaba de fondo a Gi a Tom hablando con el doctor, pero me daba igual, llevaba mucho tiempo sin abrazar a mi padre. Cogió mi cara entre con sus manos.

—Estás muy guapa.

—¿Tú sabes lo que te he echado de menos papá?

Otro abrazo más fuerte aun. Cogí de la mano a mi padre y nos acercamos a los otros dos, que tampoco se quedaron cortos a besos y a abrazos.

—Bueno Mario —comenzó el doctor—, ha sido un placer tenerte aquí, pero que ni se te ocurra aparecer más, a no ser que sea de visita.

—Muchas gracias por todo —dijo Giovanna.

Todos nos subimos al coche. No dejé ni un momento de sonreírle a mi padre y contarle cosas. En la casa nos esperaban los chicos para comer todos juntos. Para mi sorpresa, la comida estaba deliciosa. Dougie y yo nos mirábamos. Habíamos quedado en no decirle a mi padre que estábamos saliendo juntos.

"—Annet, no te lo tomes a mal, pero es que tu padre me da miedo. Cuando se entere de que su niña ya no es tan niña por mi culpa, me va a coger los huevos y me los va a poner de corbata.

Ya he tenido otros novios Doug, y que yo sepa mi padre no ha cometido ningún asesinato.

Nunca es tarde para empezar algo..."

Aunque todo eran tonterías suyas... ya se lo diría yo cuando estuviera con él en casa. Así, cuando se lo contásemos Dougie y yo, me ahorraría un pronto que quizás a Dougie le asustara... Paranoias de él, pero en fin.

Ya prácticamente nos estábamos despidiendo. Dije que se me había olvidado una cosa arriba y Dougie no tardó en pillarlo.

—No me puedo creer que te vayas ya.

—Me vas a ver todos los días si es lo que te preocupa —me rodeó la cintura y yo entrelacé mis brazos detrás de su cuello.

Me besó. De verdad que me daba la sensación de que nos fuéramos a separar para siempre.

Los días iban pasando y mi vida volvía a la normalidad, con un toque de alegría procedente de Dougie. Mi padre había vuelto al trabajo y yo me pasaba los días en general con McFly. Total, no tenía nada que hacer, asique me dedicaba a irme con ellos a la radio... a algún pequeño concierto que dieran o cualquier cosa por el estilo.

Tuve con mi padre la conversación tan temida por Dougie.

"—Papá, Dougie y yo estamos saliendo.

Ya lo sé.

¿Cómo?
Le mandé a él las entradas de la Ópera de París —ese detallito se me había escapado.

¿Y cómo lo sabías?
Ronald, el dueño de la clínica es amigo mío, por eso le dije a Giovanna que me llevaran allí. Y después del día que me vistes... pensé que tu madre te vendría bien en esos momentos. Le pedí a Ronald que se asegurara de que estabas bien, y me contó que habías empezado a salir con Dougie.

Todavía sigo sin entender por qué me ignoraste así ese día me acaba de ir del tema completamente, pero ya que lo había sacado...

Si me daba la vuelta y te abrazaba, no podría separarme de ti. Y necesitaba ese tiempo en la clínica. "

De todas formas, Dougie seguía en su mundo de huevos estrujados y delante de mi padre ni siquiera me cogía la mano. ¿Por qué le tenía tanto miedo? Vale que a veces mi padre pareciera un mafioso... pero eso fue antes de que le hiciera limpia en el armario.

Ahora mismo íbamos camino del festival de Alton Towers, los chicos tenían ganas de un buen concierto. Lo único que a mí no me cuadraba se llamaba "The Saturdays" Pero bueno, se suponía que todo estaba arreglado... yo ya no tenía ganas de broncas, además iba toda la familia de Danny, que no es que tenga que ver mucho aquí, pero yo con Vicky me siento protegida.

Tom estaba haciendo una entrevista, Harry una web chat a la que acabábamos de saludar, Danny se estaba preparando y Dougie estaba perdido.

Amo a la familia Jones. Son tan alegres y efusivos. Cualquier motivo es bueno para ir de fiesta. ¿Qué Danny da un concierto? Vamos de fiesta. ¿Qué Vicky da un concierto? Vamos de fiesta ¿Qué Ralphie y Bruce dan un concierto? Vámonos de fiesta.

Los chicos se fueron uniendo a la web chat, y cuando acabaron Dougie vino a por mí, quería decirme algo.

—He estado hablando con Frankie —póker face total—. No te asustes. Necesitaba hacerlo, hemos hablado y está todo claro. Amigos y punto.

—¿De verdad?

—Si —le sonreí y lo abracé muy fuerte. Los chicos lo llamaron enseguida, les tocaba salir al escenario.

Un show magnífico, como no.

Cuando bajaron del escenario, mientras Dougie hacia mariconadas con Harry, busqué a Danny.

—Tengo que pedirte un favor.

—Tú dirás enana.

—Enana.

—Dougie es el enano, tú eres la enana. Es como el rey y la reina —levanté una ceja.

—¿Entonces Georgia es la pecosa?

—Se podría decir que sí.

—Bueno que me voy del tema. Te necesito para comprarle a Dougie un regalo. Pero no una tontería, algo chulo, aunque sea pequeño. Algo que cuando lo vea se le caigan las bragas.

—¿Dougie lleva bragas? —levanté mis cejas repetidamente.

Y así fue como empezó todo señores, un simple regalo.

No tienes que decir nada (McFly)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora