capítulo 10

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Ayer de regreso de la escuela, pasé a casa de Melliza y nadie abrió, la llamé por teléfono y nada.
Sin embargo hoy en la mañana que pase por ella estaba en su casa tan guapa como siempre.

- hola Harold!
Saludo con una sonrisa de oreja a oreja.
- hola Melliza!
Me alegró verla así de feliz. Mi curiosidad quería que le preguntara sobre su visita a el médico, pero decidí esperar a que ella sacara el tema por si sola. Sin en cambio yo tuve la necesidad de contarle acerca de lo que pasó ayer con Samara.
- ya soy libre.
Dije sin pensar, con un tono de voz apenas audible.
- ¿como?
Me volteo a ver algo desconcertada. Seguramente no tenía idea de lo que le estaba hablando.
- ayer termine con Samara.
- y, ¿como reaccionó?
Ella ya sabía como había reaccionado, pero lo pregunto solo para decir algo.
- como era de esperarse, como una loca.
Le expliqué como estuvo todo, tratando de omitir las cosas que tenian que ver con el sexo. Ella escucho atenta, pero no me miro a la cara, ella estaba muy atenta en el camino, analizba todo lo que yo decía. Cuando terminé de contarle todo lo único que pudo decir fué..
- ohh
Se quedó sin palabras, no se si por emoción, nervios, o que.
Por un momento se me paso la idea más loca, estábamos a punto de llegar a la escuela asi que tenía que decírselo ahora. Me detuve y ella lo hizo también.
- Melliza, ¿y si cometemos una locura?
Se quedo extrañada, no sabía que era lo que quería decir.
- ¿que locura?
- no entremos a clases.
- ¿Pero de que serviría?
- ah es que no te eh dicho todo. Eres nueva aquí, y creo que aun no conoces todos los lugares. ¿que te parece si visitamos todos esos lugares?
Lo pensó un minuto, pero soltó una sonrisa tímida, lo cuál me dijo que ella aceptaría.
- ¿nos vamos?- dijo con la misma amplia sonrisa de hace rato. Imité su gesto y la tome de la mano, y la hice correr. Teniamos que darnos prisa si no queríamos que algun alumno chismoso fuera a delatarnos. No llevaba mucho dinero en los bolsillos, solo tenía 50 pesos, pero sería suficiente.

Corrimos solo una parte del camino, despues fuimos caminando, no hablamos de cosas muy relevantes, y aunque la curiosidad me comía, seguí sin tocar el tema sobre el que quería saber.

Llegamos a el centro de la coyoacán, uno de mis lugares favoritos.
- listo, llegamos
Observó todo, los parques, las casas, y el mercado que había ahí.

- bueno, y que es lo primero que quieres hacer?
- no lo se, tu dime
Pense un momento. Y no tardo en venirme a la mente algo que sabía le encantaría.
- ¡ya se!
- ¿entonces a donde iremos?
- es una sorpresa, tu sigueme.
Caminamos unas calles más, y cuando estabamos a poco de llegar le cubrí los ojos con mis manos.
- ¿tienes idea de donde estamos?
- dame algunas pistas.
- pues primero, es un museo, su fachada es color azul, y su tematica es de pintura, ¿alguna idea?
- mmm no creo que no.
Retiro mis manos de sus ojos, ella los frota un poco para que la vista se le aclare.
Lee el letrero "Museo de Frida Kahlo"
Voltea a verme.
- ¡wow! ¡Es encerio! ¿Como sabias que mi pintora favorita es ella?
- la verdad, es que no lo sabía, simplemente lo deduje, como te gusta dibujar, pintar, pues se me ocurrió; entonces, ¿entramos?
Le tiendo mi mano, y nos acercamos a la taquilla, compramos los boletos.

Conforme vamos avanzando en el recorrido ella se convierte en mi guía, habla acerca de el accidente de frida, su vida, y por supuesto de todas sus obras de arte, pareciera que se sabía el museo al derecho y al revés. Yo simplemente la escuchaba, y observaba, muchos otros jovenes, niños e incluso adultos, se nos unian y la escuchaban hablar, se había convertido en el centro de atención. Incluso en ocaciones le hacían preguntas. Wow esta chica me fascinaba, no solo porque era muy guapa, además de eso muy inteligente.

Cuando terminamos de recorrer el museo fuimos a caminar por el parque, encontramos a un señor que hacía caricaturas.
- Harold! Harold! Vamos, hay que hacernos una caricatura.
Me dijo tirando de mi brazo, rapidamente avanzamos y llegamos. Le dijimos a el señor, nos hizo posar por unos diez minutos, y nos entrego el dibujo.
Estaba ella en el dibujo con una mano en la cintura y la otra en mi hombro, mientras que yo tengo las dos en la cadera.
Le damos diez pesos a el señor y seguimos caminando.
- esta padrísima no crees?
Dice ella muy emocionada.
- si claro que si, un muy buen recuerdo de este día.
Ella abre su mochila y guarda el dibujo cuidadosamente. Después de un rato vamos a sentarnos en una banca en el parque y compramos un helado. Ella de vainilla y yo uno de chocolate.
- gracias
Dijo ella
- ¿gracias, por qué?
- gracias, por traerme aquí, fué tan divertido, y especial, es de verdad, gracias.
- de que, fué un día espectacular. Que bueno que te gustó.
La abraze, y nos quedamos así por unos minutos.
- Melliza
Alzo la cabeza de mi hombro y me volteo a ver.
- desde ayer, que bueno tu sabes, termine con Samara, pues, quería saber si bueno, tu querrias pues ser mi novia, ya no hay nada que lo impida, ni que nos detenga. ¿Qué dices?
No entiendo porque me puse algo nervioso después de lo que pasamos hoy y hace tan solo tres días en el lago.
- si, claro que si Harold
La abraze muy fuerte, queria besarla, pero dejaria que ella tomara la iniciativa. No queria ser yo el que la obligara.

Terminamos nuestro helado en silencio, mientras observabamos las aves, y a las personas pasar.
Saque mi teléfono, mire la hora, solo faltaban cinco minutos para que acabaran las clases, y nosotros seguiamos aquí, tardaríamos almenos quince en regresar.
Me levante tome mi mochila,
- Melliza, ya tenemos que irnos, ya es muy tarde.
Se levanta y también checa la hora en su celular. Toma su mochila, y nos vamos corriendo.

Llegamos bastante agitados.
- nos vemos mañana Melliza.
- hasta mañana Harold.
Me inclino para darle un beso en la mejilla, pero ella me toma de el cuello y me acerca a su boca. Es un beso lento y cargado de muchos sentimientos. Me aparto ligermanete y le susurro a el oido.
- te quiero.
Me acerco y le doy un beso rápido.
- adios
-adios
Ella se aleja, y entra en su casa.
Al entrar a mi casa mis papás ya estan a punto de comer.
- que bueno que llegas hijo.
Dice mi mamá.
- ¿qué tal te fué en la escuela hijo?
- muy bien papá, muy bien.

La niña de mis ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora