Capítulo 25

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La noche es tranquila, solo unos cuantos coches pasan. La música inunda el auto, mientras voy rumbo al aeropuerto. Ayer, estuve toda la noche, tratando de crear una excusa convincente para evitar ir por Melliza y sus padres. pero, eso sería muy cobarde de mi parte, más de lo que ya me considero. Al final, decidí salir media hora antes, para que me diera tiempo de pensar, y saber todo lo que quería.

Llevaba quince minutos sentado en una silla de la sala de espera. Mientras hojeaba una revista la gente empezaba a salir por los pasillos, con maletas enormes, y con una sonrisa del mismo tamaño, seguramente habían pasado unas increíbles vacaciones; lo más probable era que Melliza y sus padres salieran de la misma manera, sin saber lo mal que yo la había pasado.

- ¡Harold!- se escuchó una dulce voz, al alzar la vista ahí estaba ella corriendo hacia mi, se veía preciosa, con un par de jeans altos. una blusa floreada y su cabello atado en una coleta alta. Me levante y también avance con dirección a ella. La tomé entre mis brazos, alzándola ligeramente de el suelo.

- ¿A qué se debe este recibimiento tan emotivo? no han pasado ni tres semanas desde la última vez que nos vimos.- dijo algo sarcástica, pero al mismo tiempo feliz.

- so... solo te extrañé mucho, no tienes una idea- tomé su cara entre mis manos y la bese, de verdad extrañaba mucho rozar mis labios con los suyos, era como un peso menos.

- jmjmj - nos interrumpió el papá de Melliza- se cuanto se extrañaron chicos, pero tu- me señaló- dos metros para acá, tu estoy aquí señorita

- papá... no seas exagerado- dijo Melliza rodando ligeramente los ojos- llevamos meses siendo novios, no te pongas celoso. ¿quieres?

- solo bromeaba hija, Harold- me pasó un brazo por los hombros- de verdad eres muy afortunado por tener a mi hija, pero ahora tenemos que irnos. Fué un viaje cansado.

- papi, ya no quiero que empieces con tus platicas.

- no hija lo digo en serio eres una chica linda, muy inteligente y claro que Harold debe sentirse orgulloso de tenerte a su lado

Traté de no demostrar lo fuerte que me habían pegado esas palabras, claro que era afortunado por tener a Melliza, y eso era lo que más me dolía, el no haberla valorado y fallado de semejante manera.

- claro señor, me siento el hombre más afortunado, no tiene idea de cuanto amo a su hija, y si comprendo que esten cansados, el auto está de este lado.

Entre todos llevamos las cosas al auto para conducir rumbo a casa.

Al llegar, dejamos a sus padres, mientras Melliza y yo fuimos a mi casa a pasar un rato juntos.
Después de que ella saludara a mis padres, subimos a mi recamara, la invité a pasar y a que se sentara en mi cama, la cuál no estaba hecha, pero al parecer no le importo mucho, incluso pareciera que tenía algo de frío, por lo que se cubrió con unonde los edredones.

- ¿y que tal? Cuentame de tus vacaciones.
Dije tratando de fingir un poco de interes.
- pues fué un viaje excelente, paseamosnpor todos lados, fuímos a Disney, comimos de todo, creeme había comida deliciosa.
Se escuchaba muy emocionada, sin duda la había pasado muy bien. Y no sabía si alegrarme o no por ella. No quería quitarle esa sonrisa de sus labios. La extrañé tanto, y ahoranla tengo aquí, sentada justo a mi lado tan feliz de habernos visto después de algun tiempo.
Me continuó hablando, con una emoción increíble, mientras yo la escuchaba sin poder siquiera hablarle.
Como era de esperarse, un cascabel sonó desde atras de la puerta, y al mismo tiempo una pequeña patita jalaba la puerta tratando de abrirla y lo consiguió. Shimi, entró maullando y fué directo a las piernas de Melliza, donde empezó a ronronear, y a exigir cariño.
-¿Me extrañaste pequeña? - a modo de respuesta siguió ronroneando y frotándose en sus manos de ella.
-¿cuidó bien de ti tu papá? - como si Shimi pudiera hablar maullaba.
-claro que cuidé bien de ella, aunque claro está que te quiere más a ti que a mi.

Después de un rato, decidí que podiamos ver una película.
Así que nos recostamos en la cama mientras yo la abrazaba de cucharita, sentía su respiración tan tranquila y pacífica. Mientras la gatita dormía en nuestras piernas. Era como encontrar algo perdido. Me sentía otra vez yo. No necesitaba nada ni a nadie más.
- no tienes idea de la agonía que sentí al estar alejado de ti...
Volteé ligeramente su cabeza, para que quedara frente a mi, y la besé, lento, mientras me abría paso dentro de su boca. Esto se sentía único, y era la mejor sensación del mundo.

La niña de mis ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora