Capítulo 22

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¡último día del año!
Hoy si tengo planes para salir, no como la semana pasada en navidad.
Hace dos días llamó Julio diciendo que iba a tener una fiesta de fin de año en su casa.

Así que después de pedir permiso más de veinte veces mis papás aceptan, creo que aun no se dan cuenta que ya no soy un niño.

Su casa está llena de chicos de toda la escuela. A varios los conozco, a otros no. Muchas chicas con vestidos cortos y brillantes, y chicos detras de todas ellas.
- hola Harold, ¿listo para divertirte?
Me dice Julio entregandome un vaso rojo con cerveza.
-pues si. ¿y quiénes son todos ellos?
Digo señalando a toda la bolita de personas.
-pues la mera verdad no se.- Dice y se ríe, parece que ya esta algo tomado.- pero total entre más gente más bueno se pone el ambiente. Ven, estan jugando bear pong.
Armamos dos equipos, en uno estaba Luis y Esteban. En el otro estábamos Julio y yo.
La partida fué rápida, ganamos tirando en todos sus vasos, ellos únicamente logrando anotar cinco, de los cuáles tomé tres. La verdad es que me sentaron bastante bien. Después de almenos cuatro partidas ganadas, ya no puedo con más. Aún no me siento ebrio, pero creo que si tomo un vaso más estaré perdido.
- me retiro.
- ¿que la novia te regaña?
Escucho a alguien hablar a mis espaldas, al voltear me encuentro a Samara. Lleva un vestido azul platinado, el cual le queda ligeramente abajo de los muslos. Viene abrazada a un chico, el cuál probablemente acaba a de conocer hace menos de una hora. La ignoro, y empiezo a caminar en dirección a la cocina, en busca de algo para comer.
- ¿no piensas contestar? ¿también te pega verdad?
Vuelvo a fingir no haber escuchado. Pero siento un jalón en el homro derecho.
Quedo frente a frente con Samara.
-¿que no me has oído?
- Samara, te lo digo en buena onda, déjame en paz.
Contesto, y me volteo, pero ella me jala nuevamente.
- ¿que tiene ella que no tenga yo?
- no pienso darte explicaciones, ya supéralo, han pasado al menos cuatro meses.
Me tomo por el cuello de la camisa y me atrajo a ella. Y susurro a mi oido.
- ¿De verdad ya no provoco nada en ti?
Al terminar de decir esto rozó el lóbulo de mi oreja con sus dientes. Me aparte casi de inmediato. Por suerte llegó Esteban a salvarme.
- ¿qué está pasando aquí?- sin duda estaba borracho.- vente esto no se ha acabado.
Me tomo por los hombros y me condujo entre la multitud, llegamos a el cuarto de juegos, donde varios jugaban billar.
Al llegar mi turno, no sabía muy bien como tirar las bolas, por lo cual le fué muy facil a mi contrincante ganar. Admitiendo mi derrota, me fuí a sentar a un sillon de ahí cerca, necesitaba algo de beber, los vasos de cerveza al parecer ya se me habían bajado. Como si leyera mi mente apareció una chica rubia con una charola con varios vasos, me guiño un ojo y me entrego un vaso.
Tomé un enorme trago, no tenía idea de lo que era, pero aquello me raspó la garganta, tomo un segundo trago, creo que fué un error pedir una cosa así, entonces voy y arrojo el vaso a un cesto de basura.
Me aproximo con los chicos, se encuentran bailando con unas gemelas pelirrojas. Una de las dos se aparta de Esteban y me jala para que baile con ella, se pega demasiado a mi, aunque trato de darle a entender que se aleje. Al parecer se aburre de mi indiferencia y se va, dejándome salir de lo que se podría decir es una pista de baile.
Voy directo a el baño, en el camino me desoriento un poco, no se si sea a causa de esa cosa que tomé. Al entrar a el baño, me empiezo a sentir mareado, me siento en la tapa de el retrete. La cabeza me duele y no deja de darme vueltas el piso.

No se cuanto tiempo paso ahí sentado, pero me doy cuenta de que hay alguién esperando afuera, empieza a tocar la puerta una y otra vez.
- ¡Esta ocupado!
Grito lo más fuerte que puedo, ya que la música no permite escuchar muy bien.
No hay contestación de el otro lado de la puerta. Probablemente se ha ido quien quiera que estuviera fuera.
Trato de pararme, y después de tres intentos lo logro, aun tambaleándome un poco, llego a el lavabo y me mojo la cara. Mi intento de que lo que sea que fuera eso se me baje no da resultado. Decido salir, seguramente la persona de hace rato sigue esperando. Pero al abrir, no hay nadie. Me dirijo a uno de los cuartos, esperando que este desocupado alguno. Encuentro uno, el cuál por suerte no tiene seguro, cierro la puerta y voy a recostarme en la cama, seguramente una ligera siesta me hara sentir mejor.

Alcanzo a escuchar que alguien abre la puerta, ¿acaso no puse el seguro?. Trato de decirle a la pareja que se vaya a buscar algun otro lugar, para su encuentro "íntimo".
-sflaglandfleagli- es como si mi lengua estuviera anestesiada.
Es ahí cuando me doy cuenta de que solo es una persona, mejor dicho una mujer; sus tacones de aguja suenan en el piso de madera.
No tengo idea de lo que está pasando, intento ponerme de pie, pero parece que mi estado lo único que hace es empeorar.
La chica llega junto a la cama, ahora mi vista también es borrosa, pero me doy cuenta de su larga cabellera, sé haberla visto, en muchas ocaciones, como siempre.
La cabeza me da vueltas, de verdad no entiendo lo que me sucede.
Ella se se pone sobre mi y voltea a verme, haciendo que sus negros cabellos caigan en mi cara haciendome cosquillas.
Me susurra algo, pero mi estado no me permite comprender que dijo.
Empieza a... ¿besarme el cuello? ¿porque lo hace?
Se que la conosco, se me hace tan conocida, pero... simplemente no puedo reconocerla.
Sus movimientos empiezan a subir de intensidad, y yo cada vez me siento más perdido.
Sus manos recorren mi torso por debajo de la playera, ¿es normal que esté disfrutando una cosa así? Por supuesto que no, todos mis intentos han sido completamente en vano, no puedo siquiera abrir los ojos.
Juega con la hebilla de mi cinturón, ¿esta loca? ¿borracha? ¿y yo?
Y en el momento en que la desabrocha, mis parpados se cierran y pierdo totalmente el conocimiento.

La niña de mis ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora