Meñiques y Hermanas

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La mañana de la evaluación frente a los vigilantes estoy nerviosa. Finnick le había enseñado a Susan a hacer nudos, pero no estaba segura de qué tan alto la calificarían por eso. Ella vino tranquila, pero no le quise hacer muchas preguntas.

-El puntaje no importa- me susurra- solo es un indicador. Uno nunca sabe quién va a ganar.

Ya en la noche, nos juntamos todo el equipo a ver los puntajes. Caesar Flickerman, ahora con cabello y labios verde suave, y Claudius Templesmith, con el cabello en tres puntas, aparecen en pantalla. Ellos son los encargados de leer el puntaje de cada tributo. Finnick toma mi mano para tranquilizame. Eso siempre funciona.

-¡Bienvenidos todos a los septuagésimos primeros Juegos del Hambre!- grita Caesar- Esta noche tenemos la lectura de los puntajes que han obtenido los tributos en su examinación pesonal con los vigilantes. Junto a mí está Claudius Templesmith, mi querido amigo y gran coconductor.

-Gracias Caesar por esa introducción. Buenas noches gente de Panem. Esta noche tenemos la misión de dar a conocer los puntajes. Los vigilantes han sido muy minuciosos con las calificaciones de este año...

No me digas eso, Claudius ¿Qué tan estrictos han sido? Finnick aprieta un poco más su mano, pues he comenzado a temblar un poco.

-Tranquila- susurra.

-Estoy tranquila- miento.

-No intentes engañarme. Sabes que no lo puedes hacer.

-Como saben, todos los tributos son medidos en una escala del uno al doce, siendo uno el más bajo y doce el más alto.- explica Caesar- Así que, con eso dicho, vamos a empezar con la lectura.

-Bien, comenzaremos con el distrito 1, Taz- aparece un chico moreno alto y con cara gruesa- tiene un puntaje de... diez.

-Ellos nunca sacan menos de nueve- explica Finnick.

-Igual, del distrito 1, Gema- una chica muy blanca y con grandes cejas negras aparece en pantalla- con un puntaje de... nueve.

Los tributos del distrito 2 también sacaron puntaje alto. El chico diez y la chica once.

-Del distrito 4, Dylan tiene un puntaje de... diez- sonríe Caesar.

Si Dylan me cayese bien, me emocionaría, pero es un idiota. Zea da un gritito de emoción y le dice:

-Es un muy buen puntaje. Deberías estar feliz.

Dylan ni dice nada. Por eso Finnick y yo dejamos de intentar con él.

-Después, Susan del distrito 4 tiene un puntaje de... cinco- lee.

-Se puede trabajar con un cinco- dice Finnick.

-Es una lastima que los vigilantes no evalúen inteligencia. Les ganarías a todos.

-Si fuese así este sería un concurso de preguntas- suelta Dylan- no los Juegos de Hambre.

-Cierra el pico-.dice Finnick- Igual trabajaremos en la entrevista. Eso es muchas veces más importante que los puntajes.

El resto de los puntajes son bastante surtidos. Johanna tiene un puntaje de cinco, así que está igual que Susan. Agarro el collar en forma de tridente que me regaló Finnick el año pasado y me da un poco de tranquilidad. Luberry está trabajando en el vestido de Susan. El Capitolio la va a amar, no hay duda. Solo espero que sea suficiente para ganar.

A la mañana siguiente, el último día antes de los Juegos, Susan y Dylan no tienen entrenamiento, pues es el día libre para planear estrategias. Por más que intentamos ayudar a Dylan, él no nos dejó. Así que, no es realmente nuestro problema más. Le dimos consejos e hizo todo lo contrario.

Annie Cresta: Vida después de VencedoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora