Annie Cresta: Vida después de Vencedora

Finnick y su ropa interior

-Lo veremos juntos- me dice Finnick.

-Gracias- le agarro la mano.

Han pasado poco más de tres horas desde que empezaron los Juegos. He estado diez minutos sentada frente al televisor con el control remoto en la mano y pesando en si debo o no prenderla. Para variar, Finnick vino al rescate.

-Un chocolate caliente y un té, por favor- le dice a un avox.

El avox, inmediatamente, entra a la cocina. Finnick toma el control remoto de mi mano y lo apunta a la televisión.

-¿Lista?- pregunta

-No- respondo- Pero no hay de otra ¿Verdad?

No dice nada más. Prende la televisión. La señal solo transmite los Juegos y el resumen de estos por la noche.

La primera visión de la arena no me sorprende: es un bosque de árboles grandes y tupidos, pero no sé qué más hay. No parece pasar nada interesante. Solo hay un tributo cazando. Una chica alta de cabello rubio tiene un arco y flechas listos. En las varias oportunidades que tiene para atrapar algo, falla. Supongo que el baño de sangre debió haber sido terrible como para permitirse pasar este tipo de cosas. La chica va vestida con mayas plomas pegadas, pero que parecen estirarse bien; botas de combate negras; polo negro de manga tres cuartos y pegado; y una casaca igual negra.

-Al otro lado hay una pradera- dice Finnick.

-¿Solo una pradera?

-Eso parece. No vi tributos que corrieran hacia ese lado, así que no creo que lo muestren.

-Los bosques son mejores para esconderse.

-Lo mismo dijo Susan. Johanna agarró una mochila y nosotros les mandaremos comida al anochecer.

-Bien

-Sabes, no necesitas ver esto, podemos...

-Es mi hermana. Necesito verlo. Solo no sueltes mi mano.

-No pienso hacerlo.

El avox llega con la bandeja y la pone en la mesa frente a nosotros. Finnick le agradece y agarra su taza de té.

-Toma tu chocolate- indica- Te hará sentir mejor.

Escuchamos un grito repentino. Ambos nos sobresaltamos y Finnick bota un poco de su taza. La chica del televisor está en el piso y otra chica está sobre ella. Creo que es la del distrito 1. No la mata, quiere verla sufrir. Le hace un número 1 en la frente con un cuchillo, mientras la chica grita. Cuando termina con la marca, ríe y le clava el cuchillo en el pecho.

Los demás de su grupo aparecen entonces. El otro chico del 1, la chica del 2 y Dylan. Realmente no le importaba lo que le decíamos.

-Buen toque, poner a tu distrito- dice Dylan.

-Lo sé, es una forma de marcar territorio- responde ella.

-Esto es divertido- sonríe la chica del distrito 2- Pero yo reclamo a la siguiente víctima.

-No, no, tú mataste como a tres en el baño de sangre- responde Dylan- Me toca a mí.

-Tranquilos- habla el chico del 2- Todavía hay suficientes presas para todos. Solo han muerto once tributos hoy.

-Supongo que podemos compartir- dice la chica del 2.

-Supongo- responde Dylan con un gruñido.

Tal vez el baño de sangre no fue suficiente para el Capitolio.

-Hola ¿Qué me perdí?- escucho la voz de Amanda.

-¿Cuándo llegaste?- pregunta Finnick tan sorprendido como yo.