Finnick, Amanda y Johanna

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Después de la última dosis es difícil saber qué es verdad y qué no. Ya no sé si lo que ha pasado en los últimos meses es cierto o no. Solo estoy segura de una cosa: Amo a Finnick. Sin él, no hubiese sobrevivido esta última semana. Sin él y con Susan en la arena, no hubiese aguantado. Tal vez habría sido más fácil que yo no ganara los Juegos. Todo es mi culpa. No debí ganar. Andrew debió salir y a mí me debió matar Mauvus. Todo es mi culpa: Andrew, Susan y los que vendrán.

Ahora solo quedan Johanna y Dylan. Resulta que ella es totalmente buena en pelea. Si tiene un hacha, no hay quién le gane y espero que Dylan no lo haga. No lo merece. Además, lo odiarían en el distrito por lo que hizo y no creo que sea muy querido en el Capitolio. Las apuestas por Johanna se han disparado. Ahora solo falta la batalla final. Estoy segura que los vigilantes se encargarán de hacer algo espantoso.

Finnick y yo somos Team Johanna. Ayudó a Susan tanto durante los Juegos, que sería cruel de nosotros no haberla ayudado. Él se encargó de conseguirle patrocinadores durante estos últimos tres días. Me gusta pensar que la podemos ayudar, aunque en verdad esté sola en la arena.

-¿Quieres un chocolate caliente?- me pregunta Finnick apareciendo en la puerta de mi cuarto.

Asiento con la cabeza y el avox se va al instante para traer el pedido.

-Tengo buenas noticias- se sienta junto a mí- Ganó Johanna.

Sonrío por primera vez en tres días. Se lo merecía. Finnick me ha contado paso a paso lo que ha hecho en la arena hasta ahora. Fue la más inteligente. Nos engañó a todos, incluso a Amanda.

Finnick no me contó toda la historia, sino la misma Johanna y varios años después. Resulta que los vigilantes se inspiraron en Titus para hacer los mutos de ese año. Eran una especie de zombies superdotados, no como en las películas antiguas en donde se demoraban dos horas en avanzar una cuadra, sino que eran rápidos. Habían dos de cada tributo y los de Titus eran los más peligrosos. Johanna y Dylan tuvieron una fuerte pelea. Ella le ganó porque el hachazo que le dio en la barriga le hizo dejar de correr y Gema se lo comió. Supongo que cuenta como venganza por abandonarla en la avalancha.

Pero ese día Finnick solo dijo que Johanna ganó. Eso era suficiente. Lo que menos quería en esos momentos era escuchar la historia con todos los detalles.

-Extrañaba esa sonrisa- dice después de un rato- Aunque, debo admitir que eres hermosa con ella o sin ella, pero prefiero verte feliz.

Le hago con la mano para que se eche a mi costado. Finnick mira a la puerta un segundo y luego me hace caso. Él ha intentado no apartarse de mi lado. Obviamente no le he dicho lo que me dijo la doctora Fetch. Estoy segura que se preocuparía y haría un escándalo. Además, no quiero poner en riesgo a más personas por mí.

-Johanna está en el centro de cuidado ahora. Está bastante bien, pero creo que siempre deben tener cierto cuidado.

El chico avox entra y deja la taza de chocolate en la mesa de noche. Finnick le agradece antes de que se vaya. Nos sentamos para que pueda tomar mi chocolate tranquila.

Zea, Luberry y Dell han venido a visitarme. Casi no dicen nada, pero se quedan conmigo y con Finnick. Supongo que lo único que piensan es en los Juegos, pero tienen el tacto suficiente para no decir más de lo necesario.

Finnick me mira con ternura. Hay veces en las que no sé si lo que pasa es real o no, pero de lo único que estoy segura es que Finnick nunca me va a abandonar. Por más recaídas que tenga, por más loca que esté, por más que el Capitolio abuse de nosotros, él siempre va a estar conmigo y lo amo por eso.

-Gracias- le digo a Finnick.

Es la primera palabra que suelto desde que murió Susan. Él me mira medio sorprendido y emocionado. Luego solo me agarra la mano y la besa.

Annie Cresta: Vida después de VencedoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora