8. Café

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 Habíamos llegado a un bar de carretera muy lejos del pueblo en donde habíamos estado, sin embargo ninguno tenía dinero. Nos miramos indecisos tratando de pensar en algo pues el hambre nos podía y no sabíamos cuánto más podríamos continuar así. 
 Llevábamos días sin comer algo medianamente decente y comenzaba a cansarme del sabor a gorrión que se me había quedado en la lengua de tanto comerlo. 
-Esperad aquí,-dijo Logan transformándose-tengo una idea.
 El lagarto atravesó la carretera y se dirigió hacia uno de los camiones aparcados cerca del bar.
-¿Realmente estamos en guerra?-pregunté aprovechando el silencio.
-Sí-respondió Donovan confuso.
-Todo parece tranquilo, sin embargo...-susurré mirando a Donovan.
-Este no es el campo de batalla, aunque es probable que estemos cerca de él...-dijo Ian tratando de captar toda mi atención.
-Entiendo...
Logan volvió rápidamente, se vistió y enseñó lo que traía en sus manos.
-¿De dónde has sacado todo este dinero?-pregunté alarmada.
-¿Vas a quejarte?-preguntó Donovan cogiéndolo.
-No. Claro que no.
-Bien, pues a comer-siguió diciendo Donovan caminando hacia el bar.
 Los cuatros nos dirigimos hacia el bar, cuando llegamos observé que apenas había gente allí. Cuatro hombres en la barra y un par de camareras que nos siguieron con la mirada hasta que nos sentamos en una de las mesas que estaba más cerca de la ventana. Ya había amanecido por completo y ahora el bar adquiría un color blanco casi azulado, todo estaba en silencio menos por una televisión encendida en una pared del fondo muy cerca de donde estaban los aseos y una máquina de tabaco. 
 Una de las camareras se acercó a nosotros recitándonos el menú, Donovan recorrió a la camarera con la mirada, realmente era guapa aunque tendría más edad que nosotros o eso o el trabajo acababa con ella. Se sacó un bolígrafo de detrás de su oreja y un mechón rubio le cayó sobre la frente, la mujer volvió a colocar su mechón y se quedó esperando a que decidiésemos qué íbamos a almorzar.
-Café para todos y tortitas-dijo Logan.
-En seguida-dijo la camarera sin anotarlo en su libreta.
 La camarera se fue hasta detrás de la barra y comenzó a charlar con el hombre que estaba en la cocina.
-Deberíamos coger algo para el camino-dijo Ian.
-No hace falta, pronto saldremos de Arizona, con el dinero cogeremos un tren hasta Montana-dijo Logan pensativo.
-Seguro que ya habrá soldados en las estaciones de tren, no tenemos ni documentos-dije finalmente.
-No había pensado en los documentos...-dijo Logan con un tono inusualmente serio.
-Necesitamos encontrar a alguien del norte que nos ayude...-dijo Donovan-Cuando fui al otro pueblo no había nadie.
-¿Cómo sabes quién es del norte?-pregunté inquieta.
-Todos nuestros aliados del norte llevan una banda blanca atada al brazo, es así de simple-dijo finalmente mirando nostálgico por la ventana.
 La mujer trajo os cafés y las tortitas, a mayores trajo un plato con gofres.
-Regalo de la casa, parecéis famélicos, ¿sois del ejército?-preguntó mirando los uniformes que llevábamos puestos.
-Sí, llevamos días en una misión complicada-respondió Donovan con rapidez.
-¿Es por lo de los chicos eses? Los que se escaparon hace unos días.
-Exacto.
-Espero que les encontréis pronto, a saber cuánto dinero ha perdido el estado por su culpa, además, serían cruciales para ganar la guerra-siguió diciendo la camarera sirviéndonos el café.
 Empecé a ponerme nerviosa por aquel comentario, sin embargo Ian sujetó mi mano por debajo de mi mesa y no dije nada, simplemente sonreí. 
 Uno de los camioneros que allí había empezó a llamar a la camarera a gritos y ésta se excusó con rapidez.
-¿De qué iba esa mujer?-pregunté furiosa removiendo el café.
-¡Qué importa! Tendremos comida para luego si guardamos los gofres-dijo Donovan.
-A nadie le importa que nos tengan en cautividad, ¿verdad? Sólo quieren ganar la guerra a toda costa...-dije manifestando mi descontento.
 Ian puso su mano en mi pierna y ambos nos miramos, sentirle era reconfortante la verdad pero la mirada de Donovan nos interrumpió. Le di un sorbo al café, era la primera vez que bebía algo así y el sabor amargo invadió mis papilas gustativas creando una sensación desconocida.
-¿Es la primera vez que bebes café?-preguntó Logan mirándome con sus ojos oscuros y alegres.
-Sí, creo que no me gusta-dije tomándomelo de golpe.
-No tiene que gustarte, tiene que despejar tu mente-dijo Logan.
-Deberíamos terminar...-dijo Donovan.
-¿Qué ocurre?-preguntó Ian.
 Donovan señaló la televisión, estaban hablando de nuestra huida, los cuatro nos pusimos nerviosos y empezamos a comer con rapidez. Logan envolvió los gofres y los metió en una mochila en donde llevábamos las armas. Donovan se acercó a pagar a la barra, pero las camareras mantenían su vista fija en el televisor.
-Por favor, ¿me cobra?-preguntó Donovan.
-Están hablando de vosotros-dijo la camarera que nos había atendido.
-Eso parece, esperamos coger pronto a esa gente-mintió Donovan mientras sacaba un billete.
-Mirad, van a poner las caras de los más buscados-dijo uno de los camioneros con una voz grave y seria.
 Donovan dejó el dinero sobre la barra y se acercó a nosotros con rapidez.
-Debemos irnos-dijo mientras cogía la mochila.
 Los cuatro nos levantamos y salimos de allí, al cerrar la puerta uno de los camioneros gritó algo y empezamos a correr en dirección al bosque. El hombre que había gritado salió con una escopeta y empezó a dispararnos.
-¡Son ellos!-gritó haciéndole gestos a sus compañeros.
 Uno de ellos empezó a gritar para que avisasen al ejército. Los cuatro seguimos corriendo mientras los disparos sonaban al fondo, no podíamos parar hasta estar seguros de que nadie nos seguía.
-Ian,-le dije corriendo-dime cómo te transformas con la ropa.
-Piensa que es una extensión de tu cuerpo-dijo jadeando.
 Ian se transformó y echó a volar. Logan logró transformarse como Ian lo hacía y se subió a la espalda de Donovan. Él y yo nos miramos e intentamos hacer lo que Ian nos había dicho, cuando me transformé no tenía ropa, ni Donovan, por lo que aquello había funcionado. Ambos empezamos a correr todavía más deprisa, Ian nos guiaba desde el cielo.
-¡Todavía nos siguen!-gritó el halcón.
 Seguimos corriendo, pero Donovan todavía llevaba la mochila y empezaba a cansarse.
-Ian, ¿nos siguen?-preguntó Donovan.
-No, parece que ya no...-dijo mientras aterrizaba y se transformaba.
 Me transformé y estaba completamente vestida, Ian parecía satisfecho. Donovan se transformó e Ian cogió el relevo de la mochila, sin embargo Logan seguía en el hombro de su amigo.
-Ahora sabrán que nos dirigimos al norte...-susurró Donovan.
-¿Cuál es el plan entonces?-pregunté nerviosa mirando a Donovan.
-Necesitamos ir por mar,-dijo Ian-seguro que alguien del norte nos ayudará.
-¿Ir en barco?-preguntó Donovan-No estamos en el siglo XV, nos pedirán papeles.
-En el siglo XV los barcos pirata no tenían papeles-dijo Ian.
-Esto tiene que ser una broma.
-¿Tienes un plan mejor? El país no se atraviesa en dos días, nos matarán antes de que podamos llegar-gritó Ian enfadado.
-Chicos, parad,-dije interponiéndome entre ellos-ambos tenéis parte de razón. Necesitamos encontrar a alguien que nos ayude e ir en "un barco pirata"-dije marcando las comillas con los dedos-no es la solución.
 Los dos chicos se miraron con odio y resoplé, empecé a caminar y Donovan me siguió preguntándome a dónde iba.
-Hago lo que tú dijiste, ir en busca de ayuda, si nos quedamos no haremos nada-dije bastante enfadada.
-Kara, espera,-dijo Ian a mis espaldas-tienes razón, ha sido una idea estúpida.
-Al menos lo admites-dijo Donovan condescendiente.
-No sé qué os pasa a los dos, pero ya podéis ir haciendo las paces o me marcharé yo sola al norte, ¿ha quedado claro?-pregunté severa.
 Ninguno dijo nada y Logan vino hacia mi hombro.
-Críos, eh, parece que somos los únicos adultos aquí...-dijo entre dientes.
-Debemos encontrar a alguien que nos ayude, no podremos huir para siempre...-susurré-¿qué les pasa a esos dos?-le pregunté a Logan en susurros.
-No lo sé, nunca había visto a Donovan tan alterado, creo que no confía en Ian del todo.
-Yo confío en él,-dije recordando que Ian conocía mi secreto-sabe lo de mi sangre.
-¿Donovan lo sabe?
-No.
-¿No piensas decírselo?
-Creo que si lo supiera sólo le pondría más en peligro, es mejor que no sepa nada.

-Supongo que tienes razón...-dijo mirando hacia atrás-Pero creo que esos dos no se van a  llevar bien.

•Moonrise•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora