20. Vida Futura

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Esclava del ritmo que dictaba el tic-tac sentí cómo las horas y los recuerdos se desvanecían de la mano delante de mis ojos y no podía hacer nada.
 Un fuerte golpe se escuchó y una voz tremendamente familiar sonó tras las puertas metálicas, ¿era Donovan? Todavía podía recordarle, seguro que era él, seguro que venía a salvarme por fin y a decirme que me quería, sin embargo no era su voz, el timbre era diferente, menos dulce. 
 Mi corazón latía con prisa, como si quisiera salir de mi pecho y escapar, aunque yo no se lo negaría, por un momento todo quedó en silencio y las puertas se abrieron de golpe tras una humareda, tosí al sentir el polvo en mi garganta y pedí ayuda, al hacerlo alguien se acercó a mí y me miró desconcertado, aquellos ojos claros y aquel pelo rubio, ¿quién era? ¿Le conocía? Su rostro estaba preocupado pero parecía que una sonrisa se le había dibujado al verme, como si se alegrase de tenerme con él.
-Ayúdame...-susurré.
-A eso he venido, Kara.
-¿Cómo es que sabes mi nombre?-pregunté confusa.
-No tengo tiempo para juegos...-dijo soltando mis manos-Deprisa, no tardarán en enviar a más hombres,-dijo el chico cogiéndome en brazos-¡James!-gritó.
-¡Todo despejado!-dijo otra voz tras la puerta.
 El chico apuró el paso y encontrándose con el chico llamado James corrieron hasta unas escaleras. Las puertas estaban abiertas y una estridente alarma había sonado.
-¡Llévatela!-gritó el chico al oír unas voces a nuestras espaldas.
 James me cogió en brazos y me quedé aturdida viendo como dos hombres apuntaban al chico, vi al cuervo negro llamado Príamo entrar por una puerta veloz, como un destello, y transformarse en humano, apuntó con una pequeña pistola a la cabeza del chico rubio que se había arrodillado con resignación, susurró algo y creo que fue mi nombre, sin embargo yo no logré entender nada ni porqué había hecho aquello. Un disparo sonó implacable y vi cómo el cuerpo de la persona que me había rescatado se desplomaba en el suelo inerte acompañado de sangre que llenó la pared y el suelo, un deja vú recorrió mi mente y vi la imagen de otra chica desplomarse, un nombre vino a mi boca inmediatamente.
-Sarah...-susurré y entonces pude comprender que a quien acababan de matar mientras yo huía era a Ian-¡Suéltame!-le grité a James mientras subía unas escaleras conmigo a hombros.
-No hay tiempo, lo siento, pero sigo órdenes.
-¡Ian! ¡No!-grité sintiendo como había llegado al exterior.
 James me metió en el vehículo y miró hacia la puerta de la base, en un acto desesperado le agarré del brazo y le supliqué que le salvase, sin embargo James se dedicó a mirarme apenado. Otro de los chicos salió del vehículo y corrió hacia el interior de la base seguido de James y de otra chica, me quedé expectante, sin poder moverme temblando por la posible muerte de Ian, y es que en el fondo no podía creer lo que había visto. En mi retina las imágenes del disparo se repetían una y otra vez, incansables, como la cinta de una película, pero aquello era demasiado agrio y bizarro.
 Al cabo de unos minutos los chicos salieron con el cuerpo de Ian en brazos, salieron corriendo y unos militares salieron del interior también tratando de apuntarles con sus armas, uno de los disparos alcanzó a James en el hombro y otro a la chica en una pierna que después de un breve grito llego hasta vehículo.
 James encendió el motor con velocidad y agachando nuestras cabezas salimos de allí disparados mientras otros vehículos nos perseguían.
 Miré el cuerpo de Ian que habían dejado en la parte de atrás y me acerqué a él con dificultad, con los ojos vidriosos me recosté a su lado e intenté limpiarle la sangre, pero él ya no respiraba, me quedé sobre su pecho llorando y susurrando su nombre con el fin de no olvidarlo nunca más.
-Lo siento...-susurré fingiendo que me escuchaba-Ian... No me dejes así...-dije cogiendo su mano fría.
-Kara...-susurró una de las chicas.
-¡Dispara, joder, Thomas! Nos siguen de cerca-gritó James.
 Miré el rostro afable de Ian y le besé en la mejilla.
-Si despiertas cuando lleguemos iremos a cenar, como una de esas parejas normales. Intentaré ponerme guapa para ti y haremos el amor por primera vez...-susurré cogiendo su rostro en mis manos-Si despiertas, te prometo que no habrá nadie más en el mundo, seremos únicos en el mundo y cuidaré de ti. Me encantaría ver de nuevo tus alas plateadas, necesito escuchar tu voz, te necesito, Ian... ¡No puedes dejarme así!-grité desesperada.
 Agarré con fuerza su camiseta y visualicé la cara de Príamo jurando que le mataría la próxima vez que le viese.
-Esto no quedará así, Ian... 
 Otro disparo sonó seguido de una explosión en la lejanía.
-Te vengaré-dije finalmente.

··· ···

Me quedé de rodillas al lado de la tumba de Ian, había empezado a llover pero apenas sentía el frío, sólo podía pensar en él, si no hubiese estado tan débil podría haberle ayudado. Las velas se apagaron una a una y miré la pequeña cruz que le habían hecho, como si aquello fuese a asegurarle una vida futura en otro lado del mundo. 
 Poco a poco comenzó a oscurecer y la luz de la luna comenzaba a asomarse tras las nubes grises y los árboles perennes del bosque. Con la mirada perdida y el alma destrozada repetí en bajo el nombre de Ian una y otra vez, al mismo ritmo, necesitaba decirlo para que no se me volviese a olvidar, por mi culpa estaba así, él no tuvo que haber muerto, pero yo sí.
  Me acosté sobre la tierra húmeda que enseguida manchó mi cuerpo y sentí la lluvia caer sobre mi demacrada cara, poco a poco el frío fue calando mis huesos y una tormenta de verano rugió en la lejanía pero aquello fue algo etéreo, como Ian lo era.
 Hundí mis dedos en la tierra, quería sentir a Ian cerca de nuevo y volver a ver sus ojos y su piel clara, volver a acariciar su pelo y besarle, besarle como nunca y querernos de verdad y no solo por miedo a estar solos.
 Vi la figura de Logan aproximándose a mí, sin decir nada se tumbó a mi lado.
-Tenía que haber ido con él...-susurró.
-No hubiese cambiado nada,-dije al fin después de no haber hablado con nadie en horas-pero gracias a esto he comprendido algo, que la guerra es real, no es un cuento lejano, está aquí y convivimos con ella día tras día, da igual cuál sea el campo de batalla, da igual si estamos o no en la zona cero. La guerra se lleva a la gente y se lleva las almas de los más inocentes y justos, pero así es ella, no entiende de raza ni de justicia. Ayúdame a acabar con esto, Logan, que la guerra no vuelva a cobrarse a nadie más nunca.
-Pero sólo podremos combatir la violencia con más violencia.
-Sí, lo sé, tristemente lo sé.
-¿Y qué haremos?
-Pagar justo por pecadores.
-Eso no arreglará nada.
-Si tengo la posibilidad de parar esta guerra, lo haré, me cueste la vida o no, pero no obligaré a nadie a unirse a mí.
-Sabes que te seguirán a donde sea.
-Será decisión suya.
-Yo también te seguiré, Kara.
-No me opondré...
 Logan se levantó y me ofreció su mano, mi cuerpo todavía estaba débil y agarrada a su brazo ambos entramos de nuevo en la cueva dejando atrás la tumba de Ian pensando que tal vez sí tendríamos una vida futura.

•Moonrise•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora