23. Número 9

31 2 3
                                    


Montez cogió la mano de Pandora que permanecía impasiva a la vez que pálida y desorientada y salió corriendo de la base a la más mínima oportunidad, sabía que Alia le seguiría así que había cogido un par de pistolas, sin embargo Alia ya estaba fuera esperándole.
La luz del exterior había cegado los ojos de Montez y de la joven Pandora, Alia caminó hacia ellos al mismo tiempo que varios soldados les rodeaban rápidamente impidiendo su fuga.
Montez vio que no tenía escapatoria y comprendió que aquello era el final de su historia, abrazó con fuerza a Pandora susurrándole el nombre de su madre entre sollozos, pero la chica permanecía quieta, como si no supiese qué pasaba. Montez la cubrió con sus brazos y Alia dijo algo en inglés, al hacerlo los soldados sin dudarlo empezaron a disparar y ambos cuerpos se agitaron en el aire segundos antes de desplomarse como un par de pesos muertos.
El agujereado cuerpo de Montez y de su hija Pandora comenzaron a sangrar con rapidez, sin embargo la sangre de la joven Pandora no era como la de padre, sino azul. Alia ordenó que recogiesen el cuerpo y contempló con satisfacción el cuerpo de su difunto marido y a la vez le miró con asco y pena. Golpeó su cuerpo con su pie y vio su rostro viejo y ensangrentado con los ojos todavía abiertos sin resquicios de esperanza.
Alia entró de nuevo en la base dejando el cuerpo de Montez a la voluntad de los gusanos y de la arena del cálido desierto a comienzos de aquel árido verano.

••• •••

Logan permanecía admirando el dulce rostro de Lexa, había pasado la noche con ella y realmente no podía sentirse más feliz, sin embargo la congoja de Kara no salía de su cabeza, realmente quería ayudarla pero ¿cómo?
Logan salió de la litera de Lexa y comenzó a vestirse con rapidez bajo la atenta mirada de la joven confusa, sin embargo la mano de la chica le detuvo tocando su espalda en una suave caricia vertical.
-¿Qué ocurre?-preguntó ella intentando retener a Logan cinco segundos más.
-No puedo decírtelo-susurró él.
-¿Por qué? ¿Te arrepientes de...?
-Oh, no, no es eso...-dijo besando la frente de Lexa-Pero no debería contártelo, no va conmigo.
-Si es algo que te preocupa creo que debería saberlo, me importas.
 Logan se detuvo al oír aquellas palabras y miró los ojos castaños de Lexa, dudó un instante y se sentó al borde de la cama junto a ella.
-Promete que no dirás nada.
-Lo prometo...
-Es...-dijo Logan dudando-Es Kara, está enferma y no me gusta dejarla sola tanto tiempo, temo que le pase algo.
-¿Enferma?
-Sí, cuando la secuestraron jugaron con su cerebro y sufre pérdidas de memoria, no sé si esto irá a más, puede que haga locuras si se ve confusa y atormentada.
-No sé qué decir pero...
-Debo ayudarla, pase lo que pase...-dijo cogiendo su mano-Al igual que haría por ti.
-Tienes razón, tiene suerte de que seas su amigo...-susurró ella casi con desdén.
-Volveré luego, te lo prometo, ¿de acuerdo?-dijo mientras se levantaba con prisa.
Lexa asintió y miró la hora para prepararse para su siguiente guardia, uno de sus compañeros de habitación entró y se subió de un salto a la litera de arriba haciendo crujir las tablas de madera de la cama.
Se vistió con rapidez y recogió su pelo en una larguísima trenza que se prolongaba hasta su cintura. Lexa pensó en Kara y en lo mal que lo debía estar pasando, sin embargo no podía evitar pensar que Logan y ella tenía una relación demasiado especial.
-¿La mano derecha de la capitana?-dijo su compañero interrumpiendo sus pensamientos-Eso sí que es suerte.
Lexa ignoró el comentario de su compañero y desapareció tras la puerta caminando por los húmedos pasillos de la cueva intentando apearse de la gente.

••• •••

Donovan, amigo.
Regina, enemiga.
Montez, enemigo.
Príamo, enemigo.
Alia, enemiga.
Ian..., muerto...

Repetí aquello como una cantinela en mi cabeza hasta que los recuerdos se volvieron a instaurar en mi mente pieza a pieza, no podía desaprovechar aquel momento de lucidez que se me había presentado, así que decidí volver a salir de mi habitación a comprobar cómo iba todo, sin embargo el sonido de las pastillas en el bote me hizo para y hacer que consumiese otra. Miré el bote y todas las pastillas cayeron sobre mi mano, impasible las miré y pensé en lo fácil que sería terminar con todo aquel sufrimiento de golpe. No tendría que volver a pensar en nada más nunca, no tendría que sentirme mal por la pérdida de Ian pero esa idea se desvaneció y tragué una sola pastilla sin agua y la que descendió amargamente con dificultad por mi garganta al mismo tiempo que un par de recuerdos venían a mi cabeza. Recordé de quién había sido aquel beso, del que le había hablado a Logan y no era de Ian, sino de Donovan. Comprendí que no podía dejar que Donovan siguiese por ahí perdido, no podía permitir que muriese, después de lo de Ian veía todo con una perspectiva diferente y agria.
Suspiré y escuché cómo alguien llamaba a la puerta, sin decir nada Logan entró y sonrió al verme cogiendo mis manos.
-¿Qué ocurre?-pregunté confusa.
-Pareces diferente...-susurró sonriendo.
-He recordado cosas, no permanecen fijas en mi cabeza, pero por lo menos vuelven a su sitio o eso parece.
-Me alegro, ¿cómo va el plan Xego?
-Va yendo, apenas tenemos explosivos aquí así que tardaré tiempo en tenerlo todo organizado. Logan, debo preguntarte algo.
-Dime.
-¿Puedes venir conmigo al este? Esa enfermedad se propaga, necesito que vayan allí todos los médicos disponibles.
-¿Y para qué vas tú?
-Si me quedo aquí no estaré tranquila...-susurré-Ni siquiera sé qué es lo que hace esa enfermedad.
-¿Y si te contagian?-preguntó Logan preocupado.
-Eso no me importa, Logan, en el peor de los casos, nombraría a otra persona al mando.
-¿A quién?
-Bueno, tenía pensado nombrar a Ian...-susurré.
-¿Para qué quieres ir al este? 
-Quiero dar ejemplo, algo que Regina nunca hizo, ella no era parte de ninguna colonia, sólo se encargaba de que todos tuviesen donde dormir pero, no hacían acto de presencia ni de nada. Era como si le fuese independiente las vidas que tenía a su cargo y yo... No quiero ser así, Logan.
-Pero, temo que te pase algo.
-Por eso te pido que vengas conmigo, Logan, para que no me pase nada.
-Si te contagias o me contagio... Será difícil solucionarlo...-susurró mirando al suelo.
-Pero al menos evitarás que me vuelva loca,-le dije con un tono casi sarcástico-¿vendrás?
-Claro, ni lo dudes.
 En ese momento alguien golpeó la puerta y esperó mi respuesta.
-Adelante.
-Capitana,-dijo Thomas desde la puerta-tiene visita.
-¿Qué clase de visita?
-Hemos... Capturado a unos chicos del bando de Regina, los tenemos en las celdas.
-¿Cuándo ha pasado esto?
-Hace unos minutos.
-Está bien,-dije algo confusa-iré enseguida.
 Thomas desapareció con su mirada brillante tras la puerta.
-Creí que mi mensaje había sido claro.
-¿El de Érica y Kalei?
-Sí, creí que no mandaría aquí más tropas. ¿A qué juega?
-Creo que quiere provocarte...-susurró Logan-Vayamos a ver qué ocurre.
-Está bien-dije cruzándome de brazos.
-Estoy aquí...-susurró.
-Ian, ¿dónde está Ian, Logan?-pregunté confusa.
-Kara, será mejor que vayamos a ver a los prisioneros y luego te contaré dónde está Ian...-dijo la voz de Logan extrañamente paciente.
 Asentí y crucé la puerta mientras sentía las miradas de las gentes clavadas en mí, miradas que me parecían diferentes y enemigas, como si no me quisiesen allí en verdad, pero la mano de Logan en mi hombro me ayudaba a seguir caminando a pesar de que mis piernas temblaban y las voces y los susurros se mezclaban en mi cabeza.
-Kara-susurró Logan-es aquí.
 Miré la pequeña sala algo oscura y me fijé en la mirada severa de Thomas. Salió de la habitación y Logan cogió mi mano hasta que llegamos a las celdas.
-No me jodas...-susurró Logan al ver a los prisioneros.
 Cogió la llave corriendo y los soltó a ambos, sin embargo yo me quedé en un segundo plano aturdida y confusa.
-¿Por qué les sueltas, Logan?
-Kara, es Donovan...-susurró.
-Donovan, ¿amigo?-pregunté mirando el rostro confuso del chico.
-Sí, Kara.
-Pero ella, ella es Érica, es enemiga.
 Logan la miró con desprecio y Érica volvió a entrar en la jaula.
-¿Qué está pasando, Logan? ¿Qué le pasa a Kara?-preguntó Donovan inquieto.
-Puedo explicarlo, pero será mejor que salgamos de aquí.
-Logan, no entiendo nada-susurré encogiéndome de hombros.
-Vayamos a tu habitación, Kara, los tres, hablaremos del tema-dijo Logan cogiendo mi mano.

 Caminamos hasta mi habitación completamente en silencio. Intranquila me senté al borde de la cama sin dejar de mirar a Logan, fue él quién rompió el silencio.
-Kara, ¿recuerdas que te secuestraron?-preguntó Logan sentado a mi lado.
-Sí.
-¿Recuerdas qué te hicieron?
-Sí...
-¿Puedes enseñarle a Donovan qué te hicieron?-preguntó Logan.
 Asentí con miedo y me giré dándole la espalda a Donovan quitando mi camiseta, Donovan se quedó mirando las marcas de mi espalda y de mi cuello casi horrorizado, miró a Logan confuso y luego me mandó volver a vestirme.
-¿Qué le han hecho?-preguntó Donovan.
-No lo sé, pero Kara está perdiendo la memoria por momentos, Donovan.
-Logan...-susurré-Ya recuerdo, Donovan... Amigo, Regina... Enemiga, Ian... Muerto.
-¿Qué?-preguntó Donovan.
-Ian murió al rescatarme, ¿no?-pregunté confusa.
-Sí,-respondió Logan-Ian murió hace unos días, Kara.
-Lo sé, aunque lo olvide lo sé. Porque siento ese vacío que no se puede llenar con nada.
-¿Quién mató a Ian?-preguntó Donovan.
-Príamo mató a Ian, Alia... Montez... Yo... Todos le matamos.
-No te culpes, Kara...-dijo Logan cogiendo mis manos.
-Donovan, tú te fuiste... ¿Por qué?
-Porque tuve que elegir.
-¿Y qué elegiste?
-A ti... Por eso he vuelto.
-¿Qué hacías con Érica?-preguntó Logan.
-Nada, sólo...
-Responde, Donovan-le dije mirándole a los ojos.
-En verdad nada, Érica llevaba un mensaje, ¿qué querías decir en él?
-Regina me pidió ayuda pero... Yo no podía, estaba confusa, dolida, te habías ido... No quería que volvieses a hacerme daño-dije mientras dos lágrimas caían sobre mis mejillas, la mano de Logan me apretó más fuerte.
-Siento mucho lo de Ian, de verdad, pero he vuelto por ti, para ayudarte. Te elijo a ti, he renunciado a mi clan por ti.
-Vale, yo... Necesito pensar.
-¿Pensar en qué?
-En si dejar que te quedes.
-Logan, dile algo.
-Lo siento,-dijo el chico pelirrojo-pero Kara tiene derecho a dudar de ti, yo también era tu amigo y me dejaste tirado.
-Y lo siento, por eso he...
-¡Thomas!-grité y al segundo el hombre apareció por la puerta-Llévate a Donovan a su celda.
-¿Vas a encerrarme?-preguntó mientras Thomas le ponía las esposas.
-Necesito un par de horas, Donovan.
-Está bien...
Thomas y Donovan desaparecieron tras la puerta y Logan se quedó en silencio.
-¿Qué piensas hacer?
-Dejar que se quede.
-¿Y por qué has...?
-He recordado muchas cosas al tenerle aquí delante y empezaba a agobiarme. He recordado que debo volver a la base.
-¿Estás loca? ¿Qué dices?
-Todavía había gente allí...
-Se ha extremado la seguridad, volver es una misión suicida y acabas de salir de allí.
-Tiene que haber otra manera... De salvarles a todos.
-Deberías empezar salvándote a ti, ¿no lo ves? No estás bien, Kara.
-¿Crees que no lo sé? ¿Cómo crees que me siento al darme cuenta de que Ian no está?
-¡Supera lo de Ian, joder!-gritó Logan desesperado-¡Está muerto, Kara! ¡No va a volver! Dio la vida por ti, ¿qué tal si te mantienes a salvo y haces que su vida no haya sido dada en vano? ¿Por qué no puedes simplemente relegar todo esto en otra persona y mantenerte con vida. Creo que ya has perdido bastante, no quieras seguir perdiéndote a ti.
-Fuera,-susurré-fuera de mi vista.
-No, Kara, no mandas tú sola. Voy a quedarme a tu lado, a ayudarte y haré que recuerdes cada instante de tu vida, por miserable que te parezca.
-No tienes porqué.
-Sí, porque te quiero y me necesitas para que esto salga bien.
-Tengo miedo, Logan.
-Y yo.
 Corrí hacia Logan y comencé a llorar en su pecho mientras su mano acariciaba mi pelo, sentí cómo su camiseta negra se humedecía y cómo sus brazos me rodeaban con fuerza.
-Tienes razón...-susurré.
 Logan acarició mis mejillas limpiando mis lágrimas y ambos nos quedamos en silencio, nos miramos y ambos nos quedamos sonriendo.
-Le echo de menos...-seguí diciendo.
-Lo sé, pero es hora de pasar página.

··· ···

Alia analizó la sangre de Pandora y sonrió satisfecha.
-¿Cómo no sabíamos esto?-susurró Alia.
-Montez lo tenía bien callado, será mejor que empecemos con el trasplante de médula al sujeto número 9.
-¿Quién decías que era esta chica?-preguntó Alia al ver el cuerpo inerte de la chica.
-La matamos hace unos meses, dio positivo para el trasplante sin embargo no era muy dócil, la capturamos al mismo tiempo que al número 143.
-Ese sujeto sigue perdido, ¿no?
-Me temo que sí.
-Y dime, ¿daba positivo?
-¿El 143? Sí, también.
-Entonces encontradle, a él y a su amiga la número 11, los quiero a los dos, pero a él vivo o muerto.

•Moonrise•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora