Capítulo 17

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Toda la sala parecía contener la respiración.

Sin embargo, incluso ante los milagros, los

guardianes —o Strigoi, para el caso— eran difíciles de

distraer. Las peleas que se habían detenido se reanudaron aún con

mucha más furia. Los guardianes tenían las de ganar, y aquellos de

ellos que no estaban comprometidos con el último superviviente

Strigoi de repente saltaron hacia Lissa, tratando de alejarla de

Dimitri.

Para sorpresa de todos, ella se aferró a él con fuerza e hizo

algunos intentos débiles para combatir las aglomeraciones a su

alrededor. Ella era feroz y protectora, otra vez poniéndome en la

mente a una madre que defiende a su hijo.

Dimitri se aferraba a ella tan atentamente, pero tanto él como

Lissa fueron superados. Los guardianes finalmente los forzaron a

separarse. Hubo gritos confusos cuando los guardianes trataron de

determinar si deberían matar a Dimitri. No habría sido difícil. Él no

podía hacer nada ahora. Apenas podía soportar la barricada que lo

tiró a sus pies.

T

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Eso me despertó. Había estado simplemente mirando,

congelada y estupefacta. Sacudiendo mi aturdimiento, me lancé

hacia delante, aunque no estaba segura hacia quién me dirigía: Lissa

o Dimitri.

—¡No! ¡No! —Grité, ya que algunos guardianes venían con

estacas—. ¡No es lo que piensan! ¡El no es Strigoi! ¡Mírenlo!

Lissa y Christian estaban gritando cosas similares. Alguien me

agarró y tiró de mí hacia atrás, y me dijo que deje que los demás

manejaran esto. Sin pensarlo, me di vuelta y golpeé a mi captor en la

cara, descubriendo demasiado tarde que era Hans. Cayó un poco

hacia atrás, pareciendo más sorprendido que ofendido.

Atacarlo fue suficiente para atraer la atención de los otros, sin

embargo, y de pronto tuve mi propio grupo de guardianes para

combatir. Mis esfuerzos no sirvieron, en parte porque era superada

en número y en parte porque no podía encargarme de ellos de la

misma manera que había atacado a un Strigoi.

Cuando los guardianes me sacaron, me di cuenta entonces que

Lissa y Dimitri ya habían sido retirados de la habitación. Quise

saber dónde estaban, gritándoles que yo tenía que verlos. Nadie me

escuchó. Me arrastraron lejos, fuera del almacén, pasando por una

cantidad preocupante de cuerpos. La mayoría era Strigoi, pero me

di cuenta de algunas de las caras del regimiento de guardianes en la

Corte. Hice una mueca, aunque yo no los conocía bien. La batalla

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