Capítulo 21

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No había mucho que Mikhail y yo pudiéramos decirnos

después de eso. No quería que él se metiera en

problemas por lo que había hecho y dejé que

saliéramos del edificio de los guardianes en silencio. Cuando

estuvimos fuera, pude ver que el cielo se tornaba de color púrpura

en el este. El sol estaba apenas saliendo, señalando el centro de

nuestra noche. Brevemente me deslicé en la mente de Lissa, y me di

cuenta que la Vigilia Mortal finalmente había acabado y ella estaba

de regreso a su habitación, preocupándose por mí y todavía molesta

porque Christian había aparecido con Mia.

Seguí el ejemplo de Lissa, preguntándome si dormir podría

aliviar la agonía que Dimitri había dejado en mi corazón.

Probablemente no lo haría. Sin embargo, le agradecí a Mikhail por

su ayuda y por el riesgo que había tomado. Él se limitó a asentir,

como si no tuviera nada que agradecerle. Era exactamente lo que él

hubiera querido que yo hiciera por él si nuestros papeles se

hubieran invertido y la Sra. Karp hubiera sido la única en la cárcel.

Sentía un pesado sueño en mi cama, pero mis sueños eran

tormentosos. Una y otra vez, seguía pensando en Dimitri

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diciéndome que no podía amarme más. Eso me martillaba,

rompiendo mi corazón en pedacitos. En un momento dado, se

convirtió más que un golpeante sueño. Y oí un golpe real. Alguien

estaba tocando la puerta, y lentamente salí con dificultad de mis

horribles sueños.

Con la mirada cansada, fui a la puerta y encontré a Adrian. La

escena era casi un reflejo de anoche, cuando él había venido para

invitarme a la Vigilia Mortal. Sólo que, esta vez, su cara era mucho

más severa. Por un segundo, pensé que él había escuchado sobre mi

visita a Dimitri. O que tal vez se había metido en muchos más

problemas de los que nos imaginábamos por dejar escabullirse a la

mitad de sus amigos a un funeral secreto.

—Adrian… esto‖ es‖ temprano‖ para‖ ti… —Le di una mirada al

reloj, descubriendo que en realidad me había quedado dormida.

—No es para nada temprano —él confirmó, todavía con su

rostro serio—. Un montón de cosas están ocurriendo. Tuve que

venir para contarte las noticias antes de que las escucharas en

cualquier otro lugar.

—¿Qué noticias?

—El veredicto del Concejo. Finalmente pasaron la gran

resolución que han estado debatiendo. La resolución por la que tú

viniste.

—Espera. ¿Lo han hecho? —Recordé lo que Mikhail había

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