No había mucho que Mikhail y yo pudiéramos decirnos
después de eso. No quería que él se metiera en
problemas por lo que había hecho y dejé que
saliéramos del edificio de los guardianes en silencio. Cuando
estuvimos fuera, pude ver que el cielo se tornaba de color púrpura
en el este. El sol estaba apenas saliendo, señalando el centro de
nuestra noche. Brevemente me deslicé en la mente de Lissa, y me di
cuenta que la Vigilia Mortal finalmente había acabado y ella estaba
de regreso a su habitación, preocupándose por mí y todavía molesta
porque Christian había aparecido con Mia.
Seguí el ejemplo de Lissa, preguntándome si dormir podría
aliviar la agonía que Dimitri había dejado en mi corazón.
Probablemente no lo haría. Sin embargo, le agradecí a Mikhail por
su ayuda y por el riesgo que había tomado. Él se limitó a asentir,
como si no tuviera nada que agradecerle. Era exactamente lo que él
hubiera querido que yo hiciera por él si nuestros papeles se
hubieran invertido y la Sra. Karp hubiera sido la única en la cárcel.
Sentía un pesado sueño en mi cama, pero mis sueños eran
tormentosos. Una y otra vez, seguía pensando en Dimitri
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diciéndome que no podía amarme más. Eso me martillaba,
rompiendo mi corazón en pedacitos. En un momento dado, se
convirtió más que un golpeante sueño. Y oí un golpe real. Alguien
estaba tocando la puerta, y lentamente salí con dificultad de mis
horribles sueños.
Con la mirada cansada, fui a la puerta y encontré a Adrian. La
escena era casi un reflejo de anoche, cuando él había venido para
invitarme a la Vigilia Mortal. Sólo que, esta vez, su cara era mucho
más severa. Por un segundo, pensé que él había escuchado sobre mi
visita a Dimitri. O que tal vez se había metido en muchos más
problemas de los que nos imaginábamos por dejar escabullirse a la
mitad de sus amigos a un funeral secreto.
—Adrian… esto‖ es‖ temprano‖ para‖ ti… —Le di una mirada al
reloj, descubriendo que en realidad me había quedado dormida.
—No es para nada temprano —él confirmó, todavía con su
rostro serio—. Un montón de cosas están ocurriendo. Tuve que
venir para contarte las noticias antes de que las escucharas en
cualquier otro lugar.
—¿Qué noticias?
—El veredicto del Concejo. Finalmente pasaron la gran
resolución que han estado debatiendo. La resolución por la que tú
viniste.
—Espera. ¿Lo han hecho? —Recordé lo que Mikhail había
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