Capítulo 1

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Hay una gran diferencia entre amenazas de muerte y

cartas de amor, incluso si la persona que las escribe

aún reclama que te ama. Aunque, considerando que

una vez traté de matar a una persona que amé, tal vez yo no tenga

derecho a juzgar. La carta de hoy ha llegado perfectamente

sincronizada, no es que hubiera esperado menos, ya la he leído

cuatro veces y, aunque ya se me hacía tarde, no pude evitar leerla

por quinta vez.

Mi querida Rose,

Uno de los pocos inconvenientes de ser despertado es que ya no

necesitamos dormir, por lo tanto ya no soñamos. Es una lástima, porque si

yo pudiera soñar, soñaría contigo. Soñaría con tu olor y cómo se siente tu

negro cabello de seda entre mis dedos. Soñaría con la suavidad de tu piel y

la fiereza de tus labios cuando nos besamos.

Sin sueños, tengo que conformarme con mi propia imaginación, que es

casi igual de buena. Puedo imaginar todas esas cosas a la perfección, al

igual que cómo será cuando tome tu vida de este mundo. Es algo que

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lamento tener que hacer, pero tú has hecho que mi decisión sea inevitable.

Te negativa a unirte a mí en vida y amor eternos no me deja otra elección, y

no puedo permitir que alguien tan peligroso como tú siga viviendo.

Además, incluso si fueras convertida en contra de tu voluntad, ya tienes

tantos enemigos entre los Strigoi que uno de ellos te mataría. Así que, si

debes morir, será por mi mano. Y de nadie más.

Sin embargo, te deseo lo mejor el día de hoy cuando tomarás tus

pruebas, no es que necesites suerte. Si en realidad están haciendo que las

tomes, y no tengo ninguna duda de que lo están haciendo, es una pérdida

de tiempo para todos. Eres la mejor del grupo, y para esta noche ya llevarás

tu marca de La Promesa. Por supuesto, eso significa que serás aún más

desafiante cuando nos reunamos otra vez... y definitivamente voy a

disfrutarlo.

Y nos reuniremos de nuevo. Con la graduación, serás expulsada de la

Academia, y una vez que estés fuera de los guardianes, te encontraré. No

hay lugar en este mundo donde puedas esconderte de mí. Te estoy

vigilando.

Con Amor,

Dimitri.

A pesar de sus ‚buenos deseos‛, realmente no encontré la carta

inspiradora, así que la arrojé sobre la cama y salí de la habitación.

Traté de no permitir que sus palabras me afectaran, aunque era casi

imposible no sentir escalofríos por algo como esto: ‚No hay lugar en

este mundo donde puedas esconderte de mí‛.

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