Capítulo 25

2.1K 66 34
                                    

No quise ver a nadie más después de eso. Volví a mi

cuarto tan rápido como pude, apenas notando los

obstáculos y las personas en mi camino. Una y otra vez

las palabras de Dimitri se repetían en mi cabeza: “el amor se

desvanece. El mío lo hizo”. De alguna manera esa fue la peor cosa que

pudo haber dicho. No me malentiendan: el resto tampoco fue fácil.

El que me dijera que me va a evitar y que va a ignorar la relación

que tuvimos antes también me hizo sentir horrible. Aun así, con

todo eso, sin importar lo mucho que dolía, aún existía la pequeña

esperanza de que hubiera alguna chispa de amor entres nosotros. De

que él aun me amaba.

Pero... el amor se desvanece.

Eso era algo completamente diferente. Significaba que lo que

teníamos morirá, se volverá cada vez más débil hasta que se

derrumbara y quedara a la deriva como hojas secas llevadas por el

viento. El sólo pensarlo causaba dolor en mi pecho y estómago, me

enrosqué en la cama, rodeándome con los brazos como si eso

pudiera aminorar el dolor. No podía aceptar lo que había dicho. No

podía aceptar que de alguna forma, luego de esta odisea, su amor

por mí hubiera desaparecido.

Quería quedarme en mi cuarto por el resto del día, enroscada en

la oscuridad de mis sábanas. Olvidé la conversación de Sydney y mi

N

471

preocupación sobre el padre de Lissa. Incluso solté a la mismísima

Lissa. Ella tenía algunos encargos que hacer hoy, pero cada cierto

tiempo, un mensaje me llegaba a través de nuestra conexión:

¿Vienes?

Cuando no la contacté, empezó a preocuparse. Repentinamente

tuve miedo de que ella —o alguien más— pudiera venir a mi

habitación buscándome. Así que decidí irme. No tenía un verdadero

destino en mente; sólo tenía que seguir moviéndome. Caminé por la

cancha, explorando lugares que nunca antes había visto. Esto tenía

más estatuas y fuentes de lo que me había imaginado. Aunque su

belleza pasaba desapercibida para mí. Cuando volví a mi habitación

horas después, estaba exhausta por tanto caminar. Oh, bueno, al

menos logré evitar tener que hablar con alguien.

¿O no? Ya era tarde, pasaba de la hora en que usualmente me

voy a dormir, cuando alguien tocó mi puerta. Dudé en contestar.

¿Quién vendría tan tarde? ¿Quería la distracción que me

proporcionaría o prefería mantener mi soledad? No tenía idea de

quién pudiera ser, a excepción de que estaba segura que no era

Spirit BoundDonde viven las historias. Descúbrelo ahora