Tú no eres una Moroi! —Continúo él. No
estaba gritando, pero definitivamente
obtuvimos la atención de la gente parada
cerca de nosotros.
—Eres Rose Hathaway, ¿verdad? ¿Cómo se atreven tú y tu
impura sangre a invadir la santidad de nuestro…?
—Eso es suficiente —dijo repentinamente una voz suave—. Yo
me encargo desde aquí.
Incluso con su rostro cubierto, no había confusión con esa voz.
Tatiana apareció desde detrás del tipo, usando una máscara de
flores plateadas y un vestido gris de manga larga. Probablemente la
vi antes en la multitud y ni siquiera me di cuenta. Hasta que habló,
ella se había mezclado con todos los demás.
Todo el salón estaba silencioso ahora. Daniella Ivashkov se
escurrió desde detrás de Tatiana, sus ojos se ampliaron detrás de su
máscara cuando me reconoció.
—Adrian…‖—empezó.
—¡T
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Pero Tatiana estaba apoderándose de la situación. —Ven
conmigo.
No había dudas de que la orden era para mí, y de que yo
obedecería. Ella se dio la vuelta y caminó ligeramente hacia la
entrada del cuarto. Me apresuré detrás de ella, como lo hicieron
Adrian y Daniella.
Tan pronto como estuvimos fuera en el vestíbulo con antorchas,
Daniella se volteó hacia Adrian.
—¿En qué estabas pensando? Sabes que no me importa que
traigas a Rose a ciertos eventos,‖pero‖esto‖fue…‖
—Inapropiado —dijo Tatiana secamente—. Aunque tal vez sea
conveniente que un dhampir vea lo mucho que los sacrificios de su
gente son respetados.
Eso nos sorprendió a todos, y estuvimos un momento en
silencio. Daniella se recuperó primero. —Sí, pero la tradición afirma
que…
Tatiana la interrumpió de nuevo. —Estoy muy al corriente de la
tradición. Es una mala brecha de la etiqueta, pero que Rosemarie
esté aquí ciertamente no arruina nuestras intenciones. Perder a
Priscilla…‖—Tatiana no sollozó, exactamente, pero perdió un poco
de su compostura habitual. No pensé que alguien como ella tuviera
una mejor amiga, pero Priscilla lo había sido. ¿Cómo actuaría yo si
perdiera a Lissa? No tan controlada.
—Perder a Priscilla es algo que sentiré por mucho, mucho
tiempo —dijo finalmente Tatiana. Sus ojos penetrantes estaban en
mí—. Y espero que tú realmente entiendas cuánto te necesitamos y
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