Decidí que sería mejor si Lissa y yo nos quedábamos
despiertas hasta tarde cuando regresamos a su
habitación, estudiando detenidamente los
documentos. Ella tenía una mezcla de sentimientos cuando le hablé
de mi encuentro con Mikhail, algo que yo no le había mencionado a
Mia. La primera reacción de Lissa fue de sorpresa, pero había otras
cosas también. El miedo a los problemas en los que me podría haber
metido. Un poco de tibio romanticismo sobre lo que ambos, Mikhail
y yo, estábamos dispuestos a hacer por las personas que hemos
amado. Se preguntó si ella haría lo mismo si Christian se encontrara
en esa situación. Ella decidió al instante que lo haría; que su amor
por él era todavía fuerte. Entonces se dijo a si misma que a ella
realmente no le importaba más, lo cual me habría molestado si yo
no hubiera estado tan distraída.
—¿Qué está mal? —preguntó.
Suspiré en voz alta por la consternación sin darme cuenta
mientras leía sus pensamientos. No queriendo que ella supiera que
había estado hojeando su mente, le señalé los papeles extendidos
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sobre la cama—. Estoy tratando de darle sentido a esto. —No estaba
del todo tan lejos de la verdad.
El diseño de la prisión era complejo. Las celdas ocupaban dos
pisos y eran pequeñas, con sólo un preso por celda. Los documentos
no explicaban por qué, pero la razón era obvia. Era lo que Abe había
dicho acerca de prevenir que los criminales se conviertan en Strigoi.
Si yo hubiera estado encerrada en la cárcel durante años, podría
entender la tentación de morder y matar a mi compañero de celda
para convertirme en Strigoi y escapar. Las celdas se mantenían
también ubicadas en el centro del edificio, rodeado de guardias,
oficinas, ‚cuartos para ejercitarse‛, cocina y una sala de
alimentadores. Los documentos explicaban la rotación de guardia,
así como los horarios de alimentación de los prisioneros. Ellos eran
escoltados al parecer, para que los alimentaran, fuertemente
custodiados, y sólo se permite tomar muy poco de la sangre. Una
vez más, eso mantenía a los prisioneros más débiles y les impedía
volverse Strigois.
Todo era buena información, pero no tenía ninguna razón para
creer nada de eso, puesto que el archivo tenía cinco años. También
era probable que en la prisión hubiera toda clase de nuevos equipos
de vigilancia. Probablemente lo único con lo que podía contar era la