Incliné la cabeza hacia la derecha y fruncí el ceño, luego a la izquierda, mirando fijamente la pared frente a mí, donde estaba plasmada una parte del mural que había comenzado unas semanas antes. Después de unos segundos suspiré y cerré los ojos, intenté completar mentalmente la imagen que estaba plasmada en el muro. Me di por vencido en cuanto la cabeza comenzó a punzarme. Volví a abrir los ojos, me puse de pie y comencé a caminar, alejándome de mi mural incompleto.
Revisé la hora en mi celular, aún quedaban alrededor de quince minutos antes de que comenzara mi próxima clase. Caminé por detrás de los laboratorios en dirección a mi salón, pero antes de llegar ahí pasé junto a la puerta del gimnasio, un pequeño edificio en donde había varias máquinas para hacer ejercicio, usadas principalmente por los miembros de los equipos deportivos.
Pude escuchar el bullicio causado por quienes lo ocupaban en ese momento. Miré distraídamente hacia adentro cuando pasé junto a la entrada, luego de un segundo dejé de caminar y volví a mirar el interior del gimnasio con más detenimiento.
No había muchas personas dentro, solo alrededor de diez chicos usando las distintas máquinas, pero ellos no eran la razón de que me hubiera detenido a mirar con más atención. Casi al fondo de la sala pude ver a Ian, ejercitándose igual que los demás; mis ojos lo recorrieron de pies a cabeza sin que yo pudiera evitarlo, una capa de sudor cubría todo su cuerpo y tal vez si no me hubiera quedado como un idiota viendo cómo se flexionaban los músculos de sus brazos habría notado que el rubio había sonreído al verme, aunque él tampoco hizo mucho para llamar mi atención.
Después de varios segundos levanté la mirada, sus ojos se encontraron con los míos y su sonrisa pareció crecer. Mi expresión debe haber sido hilarante pues Ian detuvo sus ejercicios para cubrirse la boca con una mano, evitando soltar una carcajada. En ese momento reaccioné, comencé a caminar rápidamente, alejándome del gimnasio.
''Carajo, soy un completo idiota...'' pensé
— ¡Will!— llamó Ian
Apreté los labios y seguí caminando, no tenía intenciones de detenerme, la situación era una locura. Ignoro al chico en la mañana, pero a medio día lo veo hacer ejercicio, nada fuera de lo normal.
Ian me tomó del brazo e hizo que quedáramos frente a frente, miré a todos lados con tal de no mirar al rubio a los ojos, al hacerlo me di cuenta de que en el área donde estábamos no había nadie.
—Will...
—Hola— murmuré
— ¿Solo hola?— preguntó Ian, me encogí de hombros y seguí evitando su mirada— no tienes por qué estar avergonzado, nadie se resiste a mis encantos— puse los ojos en blanco
—No sé a qué ''encantos'' te refieres y ¿quién dice que estoy avergonzado?
—Tu sonrojo lo dice— volví a apretar los labios
—No estoy sonrojado— negué
—Lo que tú digas— Ian se puso serio de repente— no es por eso por lo que vine detrás de ti— se cruzó de brazos— ¿puedo preguntar por qué me ignoraste en la mañana?
—Eso no es lo que hice, solo evité distraerme de la clase...
— ¿Esa es tu mejor excusa? Se honesto, creo que tengo derecho a saber la verdad— suspiré y miré al piso
—Seguía molesto por lo que pasó después de nuestra cita— admití
— ¿Hablas en serio?— asentí— te dije que solo estaba bromeando y dije que lo sentía ¿qué otra cosa quieres que haga?
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Cualquier Estupidez
RomanceWill nunca se preocupo demasiado por encontrar a alguien a quien amar, lo que más le importaba en su vida eran sus amigos y su arte. Sus sueños y metas eran simples, pero luego de un paseo con su mejor amiga se encuentra con alguien que se metera en...