Los días parecían pasar demasiado rápido, antes de que me diera cuenta ya solo faltaba un mes y medio para la graduación, pero ese era un tema en el que no quería pensar demasiado, porque hacerlo significaba recordar que cada vez se acercaba más el día en el que tendría que subirme a un avión para cruzar el océano y probablemente no podría regresar hasta cuatro años después. No quería pensar en ello porque cada vez que lo hacía una mezcla de sentimientos se apoderaban de mí, emoción y miedo, principalmente.
Así que intenté dedicarme a disfrutar mis últimas semanas en la preparatoria, los días eran básicamente iguales a todos los que había vivido antes, solo que se habían añadido algunas cosas, comenzando con Ian. Nos veíamos en la cafetería casi todos los días a la hora del almuerzo, incluso Carter se sentaba con nosotros de vez en cuando. También Joe y Tony comenzaron a hacernos compañía con más frecuencia, dejando de escaparse para tener tiempo a solas. Julie parecía contenta la mayoría del tiempo, al menos cuando estábamos juntos siempre intentaba sonreír o hacerle algún comentario sarcástico a su hermano.
A pesar de que nos veíamos a la hora del almuerzo a veces se sentía como si Ian no hubiera ido a la escuela, casi no nos cruzábamos en los pasillos y en clase era casi imposible hablar, especialmente cuando teníamos exámenes. Probablemente el no cruzarnos en los pasillos era culpa de John, o de quien fuera el responsable de agendar los entrenamientos del equipo de futbol, porque ahora ocupaban el doble de tiempo que antes, ya que el equipo había logrado llegar a la final de la liga estatal.
Al parecer eso era algo histórico, era la primera vez que había pasado desde que se había fundado la escuela, probablemente el hecho habría pasado desapercibido para mí de no haber sido por Ian.
Era sábado y ya pasaban de las ocho de la noche, estaba en mi estudio cuando escuché que alguien tocaba la puerta, sabía que Ian iba a estar ocupado ese día, así que me sorprendió escuchar el timbre.
Dejé lo que tenía en las manos y me dirigí a la puerta, cuando la abrí me encontré con un Ian que estaba sonriendo ampliamente. Antes de que pudiera decir algo, el rubio dejó caer la mochila que llevaba en el hombro y rodeó mi cintura con sus brazos, como si eso no fuera suficiente me cargó, levantándome del piso varios centímetros y comenzó a dar vueltas.
— ¡Ian! ¡¿Qué mierda!?— grité, y me aferré a sus hombros, si intentaba liberarme probablemente terminaríamos en el piso
Luego de unos segundos el rubio se detuvo y me soltó, estaba a punto de preguntarle si se había vuelto loco cuando unió sus labios con los míos, antes de que pudiera siquiera pensar en corresponder el beso se separó de mí y me miró sin dejar de sonreír ampliamente.
— ¿Qué?— pregunté
—Me di cuenta de algo— respondió y volvió a besarme
— ¿Vas a explicarme la razón de tu euforia?
—Acabamos de ganar la semifinal de la liga— dijo alegremente
—Eso explica la mochila— contesté— y el hecho de que apestas— arrugué la nariz— ¿no te duchaste después del partido?
—No, vine para darte la buena noticia
—Pues felicidades
Ian volvió a sonreír y se acercó para abrazarme de nuevo, antes de que lo hiciera le puse una mano en el pecho, deteniéndolo. Ante su mirada confundida señalé la puerta que daba a mi habitación.
—Dúchate y después podemos celebrar
Puso los ojos en blanco, pero recogió su mochila y comenzó a caminar hacia el baño. Cerré la puerta del departamento y me dirigí a la cocina para preparar algo de comer. Pasaron varios minutos antes de que Ian se me uniera, no pasó demasiado antes de que nos sentáramos para cenar.
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Cualquier Estupidez
RomanceWill nunca se preocupo demasiado por encontrar a alguien a quien amar, lo que más le importaba en su vida eran sus amigos y su arte. Sus sueños y metas eran simples, pero luego de un paseo con su mejor amiga se encuentra con alguien que se metera en...