Capítulo 12

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     No podía dejar de pensar en ese tema desde mi conversación con Ian. Era verdad que nunca les había dicho a mis padres que era gay y tenía diversas razones para no hacerlo. Nunca lo había ocultado, pero tampoco lo había mencionado, tal vez era la hora de hacerlo.

     Así que fui a casa de mis padres un par de días después de mi cita con Ian. Llevaba varios minutos parado en la puerta de entrada, intentando reunir el valor para tocar el timbre.

—No puedo creer que voy a hacer esto...— susurré

     Respiré hondo y toqué el timbre, después de unos segundos la puerta se abrió, dejándome ver la figura de mi madre. Era una mujer pequeña, delgada, de cabello negro y ojos grises. Cuando nuestras miradas se encontraron una sonrisa curvó sus labios y rápidamente me rodeó con sus brazos.

—Will— dijo alegremente, después se alejó de mí y me golpeó la cabeza— ¿por qué no has venido a visitarme? Ni siquiera habías llamado, ha pasado casi un mes desde la última vez que escuché de ti ¿no tienes nada que decir?

—Lo siento— me disculpé— he estado ocupado con la escuela y las solicitudes para la universidad...— mi voz se apagó a mitad de la frase

     Oh, mierda, mierda, mierda, mierda.

—No puede ser— murmuré

— ¿Pasa algo, Will?— preguntó mi madre

     Negué con la cabeza y fingí una sonrisa.

—No, no pasa nada

—Bueno, entra, estoy terminando de preparar la cena, nos vas a acompañar ¿cierto?— asentí distraídamente

     Dejé que mi madre me guiara hasta la cocina mientras mis pensamientos se centraban en mis solicitudes para la universidad, las cuales eran otro tema del cual tendría que hablar con mis padres. ¿Qué los haría sentir más decepcionados? ¿Conocer mi orientación sexual o el hecho de que no iba a estudiar medicina tal y como ellos querían?

     Saber que prefería la pintura sobre la medicina definitivamente haría que mi padre me odiara, pero no estaba seguro de si me odiaría más por eso o por ser gay. Era una decisión difícil.

     Mi mente no dejaba de crear los más terribles escenarios de lo que pasaría después de confesarme, lo cual consideraba como una ventaja de ser pesimista, ya que nada puede ir peor de lo que imaginas.

—Will, cariño, ¿estás bien?

     Parpadeé varias veces, saliendo de mis pensamientos y miré a mi madre; tenía una expresión preocupada y una ceja arqueada, esperando mi respuesta.

—Si— dije rápidamente— estoy bien, solo pienso... cosas, no necesitas preocuparte— agregué

     Intenté sonreír, pero por la expresión que hizo mi madre supe que solo había logrado una mueca. Suspiré y negué con la cabeza mientras miraba al piso.

—Es solo que...— tragué saliva— necesito hablar contigo y con papá

      El rostro de mi madre se tornó serio y apretó los labios, formando una delgada línea, parecía estar a punto de decir algo, pero el sonido de la puerta la detuvo.

—Lisa, estoy en casa— anunció la voz de mi padre

     Sentí que el nerviosismo se apoderaba de mí conforme el sonido de pasos se acercaba a la cocina, donde nos encontrábamos mi madre y yo.

—Bueno, esto es una sorpresa— dijo mi padre cuando su mirada se topó conmigo— creí que te habías olvidado de tu familia y que nosotros somos los que te pagan la escuela, comida y el lugar donde vives

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