Capítulo 38

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Me había pasado una semana entera repasando el guion que Brandon me había entregado para el próximo casting, faltaban 10 días pero quería que ningún detalle me pasara inadvertida, creo que al final lo estudié tanto que enfermé. Durante esa semana me la pase postrada en una cama, había cogido un resfriado combinado con un montón de enfermedades que de suceder individuales no me hubiesen causado ningún despojo. Tenía fiebre, dolores de cabeza, de estómago y para colmo me había llegado la regla. Casandra decía que probablemente el estrés me había bajado las defensas, yo lo vi como un aliado que me mantuvo encerrada y sin distracciones, solo éramos el guion, las infusiones, un par de barbitúricos y yo. Durante esa semana no asistí a la empresa, no atendía ninguna reunión, ninguna llamada, ni mucho menos visitas, a veces era alarmante mi obsesión por el control y la planificación de un evento que podía salir bien sin acomodarlo demasiado. Yo consideraba que estaba siendo más bien precavida, si me preparaba con anticipación podía relajarme los días próximos. Una semana completa ensayando el guion para una película que podría darme mi primer protagónico, mi debut hacia la carrera de mis sueños, no había manera que pudiera salir mal, había memorizado cada punto y coma en ese escrito que hablaba sobre la vida de una mujer que tras perderlo todo debía aventurarse hacia un mundo hostil y desconocido, había una especie de drama exquisito y sutil, combinado con drogas,  y muchos escenarios emocionales, Brandon había escogido minuciosamente aquel trato con uno de los mejores equipos de directores, pretendía que mi entrada fuera con todos los honores y algo más... Había colocado un montón de pesadas expectativas que justo en ese momento me estaban succionando hasta el último gramo de energía. 

Una semana pasó, y  mi cuerpo comenzaba a reponerse, a solo tres días del que suponía ser el día más importante de mi vida, pensar en ello me provocaba ligeras nauseas, por la emoción y el pánico. Venía a mi mente todas esas personas que lograron salir ilesas de esa primera vez, y que al día de hoy se habían convertido en grandes estrellas, ¿podía compartir ese sueño? Los siguientes días se me fueron en paseos ausentes hacia la compañía que podía mantenerse perfectamente sin mí, Sam, mi hermano pequeño estaba lo suficientemente preparado para hacerse cargo de ella en mi ausencia, ni siquiera había estado demasiado cerca para visualizar ese proceso, solo sabía y confiaba en que podía hacerlo incluso mejor que yo. Durante los rondines, cargaba el guion y me aseguraba de escudriñar cualquier detalle que involucrara una falla en mi interpretación, con todo eso, nada me aseguraba que mi interpretación fuese perfecta, había cabos que no podía controlar, interferencias emocionales que no entraban en mi ecuación predictiva, después de todo no podía controlarlo todo, y así fue. 

Recuerdo cada detalle desde el comienzo del día hasta el momento que apagué la consciencia y dejé a mi cerebro por fin descansar. Todo sucedió a una velocidad excesivamente alta, y en mi interior parecía que había un tsunami de endorfinas controlando cada uno de mis movimientos, tomando el control absoluto del timón, dejándome inmovilizada e imposibilitada para interferir en la serie de sucesos que se acomodaban sin avisar. El día más importante de mi vida se vio afectado por la presencia de un hombre, que, como una cruel broma de la vida, fungía como miembro del equipo de directores que tenía la última palabra. Leonardo Eithans, la primera figura que se imponía al abrir la pequeña puerta del cuarto en donde se encontraba la escenificación. No puedo decir a ciencia cierta que me esperaba, porque su cara de asombro superó la mía al verme caminar frente a él y acomodarme en el pequeño banquito frente a una cámara y un montón de luces enfocadas. Su mirada se abría conforme parpadeaba, devoraba mi presencia con cada pestañeo, como si aun sabiendo que mi nombre era el siguiente en la lista no pudiese creer que mi anatomía posara firmemente frente a él, como una clase de sueño materializado. No podía pensar en otra cosa, en sus mensajes en mi buzón, en nuestra historia inconclusa, en mi huida y las mil maneras que había elaborado para evitarle y sacarle para siempre de mi vida. Estaba ahí y sentí cada parte de mi integridad encogerse de manera inmediata. Me sentía como un insecto hirviendo a fuego muy lento, y rogaba que los demás no se dieran cuenta de ello, en especial Brandon, que acababa de entrar y se acomodaba en uno de los sillones que estaba justo atrás del jurado. Ese hombre creía en mí aún más de lo que yo o cualquier persona lo hiciese. ¿Cómo explicarle que en ese momento mis emociones eran ingobernables?

Te Encontré(Chris Evans)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora