I N E V I T A B L E CAPITULO: O23.

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-Joseph, ¿estás en casa? - Nick me había llamado por teléfono al notar que los minutos pasaban y yo aun no abría la puerta -
-sí, estaba ocupado, ¿Qué sucede?
-estamos en la puerta, hermano, ¿no escuchaste cuantas veces toque el timbre?
-sí, pero... - suspire - escucha, yo no sé si quiera hacer esto.
-muy tarde para recapacitar, joe. Aquí estamos los tres y hace un poco de frio, será mejor que abras.
-bien, pero quiero que entres solo ¿de acuerdo? Al menos unos minutos, tengo que hablar contigo.
-¿y qué hago con holly y lizzie?
-no sé, que vayan a tomar un helado.
-no conocen california... deja tus fobias aparte, corre viento y pueden enfermarse.
-Nick, no bromeo, no puedo hacerlo... no quiero.
-joe, ya abre, es en serio. - su voz sonaba tan autoritaria que no pude negarme -
-bien, pero entraras solo. - Colgué - [/i]
Tome aire y me levante de la cama, era ahora cuando caía en la cuenta de lo que estaba por suceder, a pocos metros de mi, del otro lado de mi propia puerta se encontraba aquel pequeño ser, aquella persona de la cual me resistí tanto tiempo, aquella que jure no ver jamás en mi vida, a quien intente olvidar cada segundo, cada día. ¿Qué podía hacer para escapar? Las manos comenzaron a temblarme y esa extraña opresión en el pecho se apodero de todo mi raciocinio, cada paso era una carga enorme de sobrellevar, no quería, no quería pero ya era tarde.
Me pare frente al picaporte, podía escuchar las voces al otro lado, una mujer conversaba con mi hermano, mas no podía escuchar la voz de ningún niño.
Coloque la mano sobre esa bola de metal pintada en retoques dorados y respire por última vez antes de abrir la puerta, me escondí tras ella y pedí que solo entrara mi hermano, no estaba listo para verla, no todavía.
-esta esperándote - me recordó Nicholas unos 5 minutos después, estando yo sentado en el sofá de mí sala -
-aun no, es que... me jure nunca hacerlo - escondí mi rostro entre mis manos -
-pero elegiste bien, lo harás bien, créeme, me siento orgulloso de ti en estos momentos.
-esto es un error... - reproche una vez más antes de pararme -
-no es un error, es tu hija.
Hice oídos sordos a su último comentario y me di media vuelta para respirar por última vez antes de afrontarlo... podía sonar absurdo, pero era más difícil de lo que se pensaba, mas aun cuanto intentabas cualquier cosa por postergar el momento y aun así sabias que tarde o temprano llegaría... y si, definitivamente había llegado.
Sentí como la puerta se abría, un frio corrió por mi espalda y ocasiono que se me erizara la piel, voltee casi por instinto y allí la vi. No pude pensar en casi nada cuando la tuve frente a mí, sujetaba con fuerza la mano de quien yo suponía era Elizabeth, traía el abrigo de Nick puesto, le quedaba enorme, su cabello castaño y liso y sus ojos, esos que me miraban fijamente, definitivamente los había visto antes... era la mirada de su madre.
No reaccione, solo me mantuve allí parado, observándola con las manos en los bolsillos, como si esperara una respuesta por parte de alguien, porque claramente yo no iba a ser quien diera el primer paso.
-Holly, ven - le ordenó Nick con dulzura y la pequeña soltó la mano de su protectora y se acerco para tomar la de mi hermano, aun sin pronunciar palabra alguna - el señor que esta allá - me señalo con el dedo, a lo que yo reaccione al instante levantando la mano en forma de saludo, pero aun con la expresión seria a causa de los nervios - se llama joe, ¿sabías? - ella negó con su cabeza - pues, es mi hermano y de ahora en mas vivirás con él, en un lindo cuarto que tú misma elegirás, con tus juguetes y yo vendré a verte siempre, ¿Qué te parece?
-¿y mi tía lizzie? - escuche su ronca y débil voz susurrarle -
-ella debe trabajar allá en Londres, pero te llamara seguido y... podremos ir a verla, o hasta ella puede venir aquí de vez en cuando, será una gran aventura, alguien me dijo por ahí que a ti te encanta recorrer lugares nuevos y aquí en california hay mucho que ver.
-¿será mucho tiempo? - Yo presenciaba silencioso la escena, notando en esa última frase su singular acento ingles, evitaba mirarla, me sentía perdido dentro de mi propia sala -
-será divertido - le aseguro Nick sin responder a su pregunta y seguidamente me miró para que yo dijera algo -
-hola, holly - me limite a decir solamente eso, estaba completamente bloqueado, no sabía que hacer, como actuar -
Ella prácticamente me ignoró y susurro algo en el oído de mi hermano.
-¿Por qué no se lo pides a el? - me señalo nuevamente y esta vez ella dirigió la mirada hacia mí y caminó algo tímida acercándose poco a poco -
-es que... - busco la mirada de aquella mujer para encontrar su aprobación y luego termino su frase - tengo un poco de sed... - murmuro cabizbaja -
-oh... claro, en la cocina hay refresco si quieres.
-¿puedes servirme un poco? - delineo en sus labios una ligera sonrisa -
-sí, yo... ahora te lo traigo...
Al fin una excusa, corrí casi huyendo directo a la cocina y una vez lejos de todos pude respirar con tranquilidad, apoyé mis manos sobre la mesada y al cerrar los ojos retuve en mi memoria cada una de sus facciones, sus ojos, su pequeña nariz, su boca, la blanca piel que se guardaba bajo el tono rojizo que proporcionaba el frio y esa mirada, tan profunda y clara, tan igual a demi, era hermosa, simplemente lo era.
-¿estás bien? - la voz de mi hermano entrando a la cocina me hizo regresar a tierra -

-sí, yo... - voltee a mirarlo mientras buscaba con la mirada la jarra de refresco - solo pensaba un poco, ya sabes, el trabajo me tiene algo estresado.
-¿El trabajo? Joseph, ¿de qué hablas? Acabas de conocerla, ¿Qué te pareció?... - pregunto interesado -
-ah, sí, es... una niña, no lo sé, Nick - serví un poco de jugo en un vaso, como si el tema no fuera de mi interés -
-ajam, una niña... - me contestó con algo de sarcasmo - pues tu y esa niña tendrán que llevarse bien pronto, porque dentro de un rato llevare a lizzie al aeropuerto de regreso a Londres y ella se quedara aquí contigo, realmente no me gustaría que te tenga miedo...
-¿me crees monstruo, o qué?
-solo se delicado, ella es pequeña y no te conoce, no la asustes tan rápido...
-pues sí, definitivamente soy el monstruo...
Regrese donde la pequeña se encontraba, lizzie peinaba su castaño cabello mientras ella acariciaba un pequeño oso color crema que traía consigo un gran corazón rosa, al verme se levanto al instante y caminó hacia mí para sujetar el vaso que tanto esperaba, no pronuncié una sola palabra, solo miré a mi hermano que unos cuantos pasos atrás observaba uno de mis primeros acercamientos con quien ahora era... mi hija.
Pase el resto de la mañana observándola, ella y lizzie parecían llevarse muy bien, Nick iniciaba temas fáciles de seguir, pero la pequeña parecía más interesada en los juguetes que traía en su mochila a cualquier tipo de charla, el almuerzo concluyo con rapidez, Nicholas había decidido pedir pizza y de postre un poco de helado, Holly parecía estar contenta con ello, ahora me daba cuenta de lo rápido que se conformaban los niños...
La noche casi llegaba cuando Elizabeth se despidió de la niña, ella se mantenía llorosa sujetando con fuerza su mano y pidiéndole una y otra vez que se quedara, como de costumbre yo observaba en silencio, no recordaba haberle rogado tanto a mi madre alguna vez, puede que yo haya sido siempre lo que llamaba "un ser independiente".
-cuídala, joe. - Me pidió la acongojada mujer antes de partir -
-cuídala hermano - me ordenó Nick antes de cerrar por última vez la puerta -
Y allí fue donde mis nervios se incrementaron, me vi solo, con el pesado deber de cuidar a una niña de 7 años que lloraba sentada en el sillón mientras hundía su rostro en uno de los cojines, ¿Qué podía hacer? Estaba seguro de que jamás había hablado con un niño, jamás.

-emm... dime, ¿Qué quieres hacer? - me senté en el sillón del frente buscando alguna forma de iniciar al menos un pequeño dialogo -
-quiero irme con la tía lizzie - levanto la mirada acongojada, secando sus lagrimas con su mano -
-¿no prefieres mirar una película? Tengo varias policiales, esas son muy buenas - afirme, pero ella se negó rotundamente - o bueno, podemos dejar tus cosas arriba - mire la maleta que reposaba contra una pared - dormirás en el cuarto de huéspedes, tendrás una gran cama para ti sola... ¿Qué te parece?
-quiero irme a casa, joe... -fue lo último que pronuncio antes de volver a echarse a llorar -
No sabía qué hacer, ella sollozaba sentada sola en aquel rincón y yo no podía hacer nada por detenerlo, apenas conocía su nombre, ¿Qué podía hacer? Tenía ganas de huir, de salir corriendo...

InevitableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora